En el circo político español, el Partido Popular (PP) parece haber encontrado una nueva vocación: la de ilusionista de la post verdad. ¿Pruebas? ¿Para qué, si se pueden llenar titulares con insinuaciones y noticias de dudosa procedencia? Feijoo, siempre tan preocupado por la ética (la suya, claro), ha decidido que el debate público merece un poco más de picante, aunque sea a costa de la reputación de los difuntos.
Feijoo, sufre se “ética selectiva”, se siente “indignado” por los recordatorios sobre su amistad con un narco gallego en los noventa, y ha decidido que la mejor defensa es un buen ataque. Así, sin despeinarse, sugiere que Pedro Sánchez se ha beneficiado de negocios de prostitución vinculados a su suegro fallecido. ¿Pruebas? Ninguna. ¿Remordimientos? Menos aún. Según él, todo lo ha leído en “los periódicos”, esos mismos que hasta hace poco solo eran leídos en ciertos círculos ultras. Pero no importa, porque Feijoo asegura tener “un nivel ético muy superior” al del presidente. La humildad, evidentemente, no es uno de sus puntos fuertes.
Ester Muñoz, la nueva portavoz del PP en el Congreso, ha elevado el listón del periodismo de investigación: “Nosotros tenemos informaciones periodísticas. No hace falta que haya pruebas absolutamente de nada”. Así, con solemnidad y sin rubor, redefine el concepto de rigor informativo. Si lo dice un periódico, aunque sea uno que hasta el horóscopo duda de sí mismo, ya es suficiente para lanzar una acusación en horario de máxima audiencia.
El PP no ha inventado la pólvora, pero sí ha perfeccionado la técnica de la “manguera de falsedades”. Esta estrategia, importada de las mejores campañas de desinformación rusas, consiste en inundar el debate público con afirmaciones sin base, esperando que algo quede. Es la versión política del “calumnia, que algo queda”, pero con la velocidad y saturación propias de la era digital.
Ahora nos toca asistir a como el PP ha decidido que la política es más divertida cuando las pruebas son opcionales y la ética, un accesorio de temporada. Cuando la ética es de quita y pon ¿quién necesita argumentos cuando se puede armar ruido? Han pasado de que el gobierno es socio de ETA, a que Sánchez es proxeneta.
Esperemos que algún día vuelva a llover sensatez.
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