Por fin, Feijoo y el PP llegan como auténticos salvadores con su recetario exprés para curar todos los males de España. La izquierda, huérfana de Sánchez, se enfrentará a un porvenir tan nebuloso que ni la bola de cristal de la Bruja Lola se atreve a predecirlo. Eso sí, Castilla La Mancha será el paraíso terrenal tras el cambio de gobierno; allí, la miel fluirá por los ríos y los problemas serán solo un mal recuerdo.
Ha llegado el instante que España llevaba esperando desde la invención del chorizo: Feijoo y el Partido Popular presentan su decálogo para “resetear” el país. Porque, claro, nada como apagar y encender España para que todo funcione como un móvil tras un pantallazo azul. Mientras tanto, la izquierda, sin Sánchez, se pregunta si logrará sobrevivir al apocalipsis electoral. Haré un spoiler: el drama está servido, salvo en Castilla La Mancha, donde el drama es solo para los que no han probado el queso manchego.
¡Ahora sí que sí! Feijoo promete que no pondrá un pie en la Moncloa sin un paquete de propuestas para regenerar la democracia. Porque, evidentemente, nadie antes había tenido la brillante idea de regenerar nada. El país, que lleva siglos esperando a que alguien descubra la “regeneración”, por fin respira tranquilo. La izquierda, sin Sánchez, se ve obligada a inventar la “regeneración de la regeneración”. España entera será regenerada al cuadrado, menos Castilla La Mancha, que ya venía regenerada de fábrica.
“Se harán”, porque lo dice Feijoo. ¿Faltan viviendas? ¡Tranquilos! Feijoo asegura que, con él, “se harán”. Así, sin despeinarse. El drama de la vivienda se resuelve con la fuerza de la voluntad popular. La izquierda, acostumbrada a debates eternos sobre alquileres y okupas, observa atónita cómo el PP promete que basta con desearlo mucho para que broten pisos como setas después de la lluvia. En Castilla La Mancha, por supuesto, serán cómo setas de cardo, que aquí las cultivan con esmero.
El truco estrella de la casa: tras 97 subidas de impuestos bajo el sanchismo (según el PP), Feijoo promete bajarlos todos. Porque, ¿quién necesita recaudar para mantener servicios públicos? La izquierda, sin Sánchez, tendrá que inventar nuevas formas de financiar el Estado del Bienestar: colectas populares, rifas semanales, o quizá el bingo solidario de Castilla La Mancha, donde el premio gordo es un puesto en la administración.
El subsidio, ese deporte nacional. Feijoo lo tiene claro: el subsidio no puede competir con el empleo. El subsidio es una red para levantarse, no un ancla. La izquierda, que llevaba años defendiendo el Estado social, ahora se enfrenta al reto de explicar por qué la gente no se levanta sola, como los héroes de las películas de sobremesa. En Castilla La Mancha, innovaremos sustituyendo subsidios por suicidios, así el coste baja y las estadísticas se ajustan.
Subir el salario medio (y el SMI, solo si cuadra). El PP promete subir el salario medio. Así, a lo grande, sin despeinarse. El salario mínimo también, pero solo si empresas y sindicatos se ponen de acuerdo y Mercurio no está retrógrado. La izquierda, sin Sánchez, se pregunta si no será más fácil prometer subir los sueldos a todos y dejarlo en manos del destino y la buena voluntad empresarial. En Castilla La Mancha, ni falta hace: aquí ya están bien, gracias por preguntar.
Atención, España: se acabó la era de la ingenuidad. Feijoo, en modo Sensei de la frontera, proclama que “España es un país abierto, pero no ingenuo”. Traducción: aquí entra el que pase el test de la mirada severa y, por supuesto, el que sepa conjugar “contribuir” en todos los tiempos verbales. ¿Empadronado y esperando prestaciones? Eso era antes. El PP elimina la relación entre empadronamiento y acceso a ayudas para inmigrantes irregulares, porque la solidaridad, si no cotiza, no cotiza. Mientras tanto, la izquierda, huérfana de su gurú carismático, busca en Google cómo se dice “solidaridad” en esperanto, por si toca reinventar el discurso inclusivo a última hora. Y en Castilla La Mancha, nada de depender de migrantes: el gobierno regional hará horas extra en los ajos, la vendimia y la aceituna. Aquí, el sudor es autóctono y el relevo generacional, cosa de valientes.
Seguridad y Defensa: ¡Ahora sí, con manual de instrucciones! Más recursos, más autoridad, más todo. Feijoo quiere reforzar la seguridad y clarificar la política de Defensa, porque hasta ahora, según el PP, la defensa nacional era como un grupo de WhatsApp sin administrador: puro caos. La izquierda, sin Sánchez, se pregunta si no sería mejor dejar la defensa en manos de los tertulianos de televisión, que al menos gritan más fuerte y nunca faltan a las tertulias. Aquí en Castilla La Mancha proponemos un ejército con José Mota, Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Raúl Cimas y compañía: todo un ejército de humoristas listos para defender la patria entre chistes y sketches. Porque si hay que gritar, que sea con gracia.
Ley de Lenguas: español para todos (pero con cordialidad)
El PP sacará la Ley de Lenguas: todos los niños, español para desayunar, comer y cenar. La cordialidad, eso sí, va incluida en el pack, no sea que se nos acuse de poco simpáticos. La izquierda, huérfana de Sánchez, teme que la cordialidad lingüística se convierta en el trending topic de las sobremesas familiares, justo entre el postre y la siesta. Pero tranquilos: aquí en Castilla La Mancha la ley ni hace falta, porque ya solo hablamos español y mucho español. A ver si así, por fin, el karaoke nacional deja de ser multilingüe.
El gran fracaso de la izquierda: ¿y ahora qué? Sin Sánchez como candidato, la izquierda se enfrenta a su peor pesadilla: competir con el manual de promesas milagrosas del PP de Feijoo. ¿Quién es capaz de ilusionar a las bases con menos carisma que el? ¿Quién posee el don de Feijoo de prometerlo todo y nada a la vez? El exito amenaza con ser épico, o al menos digno de una serie de Netflix que titulará: “La Casa de las Promesas”.
Bienvenidos a la nueva España: menos ingenuidad, más español y, sobre todo, más horas extra en el campo. Pero que no cunda el pánico en la izquierda, siempre nos quedará la ironía, ese último refugio cuando todo lo demás falla. Porque si algo nos sobra, es sentido del humor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario