Hoy nos ha tocado despertarnos con un ambiente de gran preocupación, indignación y pesimismo ante la escalada bélica entre Estados Unidos, Israel e Irán. Muy criticable tanto Donald Trump como sus aliados europeos, especialmente los gobiernos de derecha y la ultraderecha. No veo por qué debemos implicarnos en un capricho de un megalómano cómo Trump, ni por qué ha de hacerlo Europa en este conflicto. Este posicionamiento, para muchos españoles, nos genera una profunda desconfianza hacia la OTAN, Estados Unidos e Israel, y nos provoca una sensación de impotencia, de miedo a todo pueda acabar en una guerra mundial. Es frustrante la falta de alternativas políticas y la debilidad de los gobiernos europeos.
Trump es un peligro para la humanidad, un psicópata, narcisista y genocida, que actúa por intereses personales y económicos, arrastrando al mundo a una guerra sin sentido. Los responsables primeros son sus votantes, pero también quienes apoyan a la ultraderecha en Europa provocando un auge de las políticas belicistas y autoritarias. Demasiada hipocresía de quienes se autodenominan defensores de la democracia y la libertad mientras apoyan acciones militares y gobiernos autoritarios. Se han empeñado en convencernos de que no es descabellado pensar en exigir la salida de España de la OTAN. Pero podría empezarse por no permitir el uso en esta guerra de las bases estadounidenses, porque no lo hacen cómo una alianza defensiva sino ofensiva y mafiosa.
Lo sucedido apoya la postura del gobierno español de negarse a una subida del gasto en defensa, y el papel de los partidos mayoritarios españoles, si piensan en nuestra seguridad, no puede ser votar a favor del aumento del gasto militar, ni permitir el uso de bases españolas para operaciones estadounidenses, convirtiéndonos en objetivos militares de los países que ataquen. Si España termina involucrada en una guerra por decisiones ajenas, se acabará cuestionando nuestra soberanía nacional.
No hay que ser analista político para darnos cuenta de que EE. UU. e Israel son los principales generadores de inestabilidad y violencia global, actuando por sus intereses económicos (petróleo, industria armamentística) y geoestratégicos. Las organizaciones internacionales tienen una doble vara de medir respecto a los programas nucleares de Irán e Israel y la manipulación mediática para justificar la guerra. Por si no quiere decirlo nadie, con esta forma de actuar debemos prepararnos para un aumento del terrorismo internacional como respuesta a las agresiones occidentales. ¿se nos ha olvidado la historia.
Resulta lamentable la falta de liderazgo y la fragmentación política europea, así como la incapacidad de sus gobiernos para oponerse a las presiones de EE. UU. La UE es sumisa y desunida, incapaz de defender sus propios intereses o de ofrecer una alternativa a la escalada bélica. Se palpa miedo en mucha gente a una guerra mundial, porque el mundo parece resignado ante la falta de alternativas políticas y es frustrante la inutilidad de las protestas. Se está manipulando la opinión pública y eso hace imposible influir en las decisiones que afectan al futuro de la humanidad.
Nada nuevo bajo el sol, una prueba más de que la ultraderecha, en este caso la trumpista, es un peligro para la humanidad. El mundo futuro va a ser peor que cualquier distopía imaginada. La ley internacional ha muerto, el gangsterismo sionista, Israel y EEUU, han dicho que la única ley que vale es la de la fuerza. El verdadero enemigo de la paz mundial es Israel. Estamos en manos de un individuo que está loco y es un peligro para el mundo. Hoy es más plausible que ayer el NO de nuestro gobierno al 5% del PIB para gastos de 'defensa' de la OTAN. Pero no debemos quedarnos ahí, hay que intentar convencer a los socios europeos para no ser aliados de EEUU en una OTAN que este señor ha convertido en un instrumento a su exclusivo servicio. Mejor crear una organización europea de defensa común.
Esto está sirviendo para demostrar que la sociedad española es crítica y está alarmada ante la deriva militarista y autoritaria de la política internacional en 2025, con una fuerte desconfianza hacia Trump, la ultraderecha, EE. UU., Israel y la OTAN. Nos toca exigir mayor soberanía y neutralidad para España y Europa, y es lamentable la impotencia ciudadana ante unos acontecimientos que perciben fuera de su control y con consecuencias potencialmente catastróficas. Nuestro papel se reduce a ir a votar el día que nos dicen que hay que hacerlo.