domingo, 26 de julio de 2020

LOS CENTROS Y CONSULTORIOS NO ESTÁN CERRADOS


Como médico de familia me siento obligado a responder. En estas semanas, no es extraño  encontrar en las redes, múltiples comentarios, por lo general viscerales y despectivos, hacia los sanitarios (fundamentalmente los de Atención Primaria). El argumento de estas críticas es que los Centros de Salud y consultorios están cerrados, y que no atendemos a los pacientes.

Me voy a permitir comenzar, aplaudiendo el trabajo de todos los sanitarios, ahora que ya parecen parte del pasado, las escenas de los balcones de no hace tanto. Y también quiero agradecer públicamente, la colaboración y responsabilidad de la mayor  parte de nuestros pacientes, que está siendo ejemplar, en beneficio de todos, incluso de quienes parecen no saber vivir sin buscar y señalar culpables, mientras ignoran lo que significa “autocritica”.
El comentario de que “los centros sanitarios están cerrados” no debe extrañarnos. La situación particular de cada centro es casi tan diversa como centros y consultorios existen. Tan diferente como lo es la situación de la pandemia en cada lugar. Cierto es que hay quien no puede acceder a una tele consulta, porque su centro comunica o no le cogen el teléfono. Tan cierto como que quienes insisten lo consiguen casi siempre. Puede que haya alguien con falta de profesionalidad como en otras profesiones.  Pero pocos de quienes se sienten desatendidos piensan, que igual hay motivos técnicos. En nuestros centros y consultorios, disponemos de una sola línea telefónica, de dos como máximo, y que son muchas las personas que llaman a diario, generalmente en horarios similares.
Las líneas de comunicación de esos establecimientos sanitarios no fueron diseñadas para atender tele consultas, pero tampoco han sido ampliadas ni en la pandemia, ni tras ella. Sin embargo la tele consulta se ha impuesto como el mejor método de triaje para realizar la atención con seguridad para los pacientes y los profesionales. Las Consejerías deberían solventar ese problema, al que se añade que los facultativos y enfermería de los consultorios nos vemos obligados a actuar de celadores, administrativos y telefonistas, además de atender a los pacientes. Pero lo fácil es decir que los sanitarios son unos vagos, y problema solucionado.
Pero detrás de esa idea de que todos necesitan ser atendidos presencialmente,  hay un error de base. Muchas personas piensan, que  hemos superado la pandemia, que ya se puede volver a la “antigua” normalidad, que podemos salir, viajar, reunirnos con familiares y amigos. Se equivocan. Es cierto que la inmensa mayoría de ciudadanos sigue las medidas de prevención, pero también es cierto, que no siempre. Cuando le insisto a algún paciente por el uso de la mascarilla o por la distancia o la higiene, sé que muchos me miran con cara de decir “que exagerado”.
Pero de ahí a pensar la situación permite abrir centros y consultorios para que acudan cuando a cada uno le parezca el momento adecuado, hay un abismo. Algunos se creen inmunes y están absolutamente equivocados, y los rebrotes les están demostrando que no es así, que se enferma con cualquier edad. Perdonen quienes piensen esto, que les diga que son un peligro para ellos, para sus familias, para sus profesionales sanitarios, y para otras personas a las que ni siquiera conocen, pero que pueden tener la desgracia de coincidir con ellos en una sala de espera o en un local. 
Quienes se creen a salvo, que lean un poco. La pandemia no ha acabado, no sabemos cuánto durará, nos obliga a permanecer en alerta continua, y su control depende de todos nosotros, incluidos ellos, que debemos ser capaces de prevenir su extensión. Si no asumimos que los profesionales de atención primaria debemos convertirnos en el freno a la expansión de la pandemia, y que eso requiere una reorganización de la atención sanitaria, es que no hemos entendido nada a pesar de contar ya con más de cuarenta y cinco mil fallecidos.
Eso que despectivamente se comenta de “quiere curarme por teléfono para no trabajar” es una falacia. Que se sienten junto a un teléfono, que reciban más de cincuenta llamadas al día, que las atiendan, que intenten dar una respuesta adecuada a cada demanda que se nos hace, y además que sigan atendiendo al paciente que tienen en visita presencial. ¿Opinarían entonces que no trabajamos? Estoy seguro que no.
Una tele consulta no es solo una llamada telefónica., Durante esta crisis, se ha demostrado como una forma de asistencia sanitaria que mantiene el distanciamiento social y minimiza el riesgo de transmisión del virus. Permite la clasificación de las patologías, entre aquellas que deben ser atendidas presencialmente y las que no requieren ese contacto. Tiene los errores propios de cualquier actividad, y es seguro que quienes la atendemos los cometemos. Pero que se atienda por teléfono algunas patologías, nunca puede ser motivo para que los sanitarios pasemos de héroes aplaudidos, a villanos y vagos que no queremos trabajar, aparte de injusto, es ingrato.
Seguimos atendiendo pacientes. Unos de manera telemática, otros de manera presencial en consulta, y en otros casos acudimos a los domicilios a atender a quienes así lo requieren. Y si los centros y consultorios no están abiertos como en la antigua normalidad, no es por capricho o vaguería, sino porque tratamos de disminuir el riesgo de contagio por Covid 19, y al hacerlo, estamos siguiendo las recomendaciones de los expertos. Hay que entender que un consultorio o un centro de salud es un espacio de riesgo de contagio, generalmente alto, pero que aumenta a muy alto riesgo, si no se mantienen unas medias y se establecen unos circuitos.
Los sanitarios tenemos la sensación de que no se nos cuida. De que pese a lo ya pasado, a cada ciudadano solo le importa lo suyo. Que no es responsabilidad suya si nuestras condiciones laborales son precarias, si algunos contratos son por días y se renuevan varias veces al mes,  o si nuestro salario es la tercera parte del de algunas profesiones cuya responsabilidad es mucho menor a la de un sanitario. Poco preocupa al ciudadano como se ha ido deteriorando el sistema sanitario, fundamentalmente en la Atención Primaria.
Para quienes quieran saberlo, hoy persiste un hospitalocentrismo que ha relegado a un segundo plano a la prevención y a la salud pública. Para quienes quieran saberlo, estamos teniendo que rescatar a los pacientes crónicos que quedaron desatendidos en sus controles durante  la pandemia. Tenemos más pacientes desplazados que nunca a los que debemos atender, y a la vez que seguir los posibles casos y sus contactos. Los MIR y el personal sanitario joven pueden reivindicar, pero los de mediana o alta edad, además de cansados, tenemos pocas esperanzas de que las cosas cambien. Cada vez tenemos más asumido, que si las cosas salen adelante es por un esfuerzo personal, nunca pagado, y ahora, por muchos, tampoco agradecido. Nuestro estado de ánimo como profesionales,  no es el mejor para  afrontar una nueva oleada. Cansados, enfadados con la administración, con la necesidad de una formación continuada para  esta nueva enfermedad que nos permite responder mejor que en la primera oleada.
En la primera barrera contra la pandemia, compuesta por  la atención primaria, los compañeros del 112 y las urgencias hospitalarias, estamos viendo que si ya había sobrecarga, ahora hay desbordamiento. A diferencia de antes de la pandemia, el verano se ha convertido en un periodo de aumento de frecuentación, tanto en primaria como en urgencias, y estamos asistiendo a una mayor actividad por todos los motivos ya citados. Solo nos faltaba sentirnos vilipendiados por los pacientes, como algunos hacen ahora.
Antes de culpar a nuestros sanitarios deberíamos intentar averiguar dónde está el problema. Falta información veraz a los usuarios de cuál es la realidad de nuestro sistema sanitario, que ni de lejos es el mejor del mundo, aunque si tenga a muchos de los mejores profesionales del mundo. Señalar a los sanitarios como únicos responsables, es jugar a destruir cuando en este momento lo que toca es construir juntos, por nuestra propia seguridad y por la de todos. Tengamos absoluta confianza, en que si nuestro facultativo considera que debemos ser explorados, nos dará una cita presencial y nos verá. Pero si  no es necesaria esa visita, le atenderá, le evitará el desplazamiento y no le expondrá a un riesgo de contagio en su centro de salud innecesario.

viernes, 24 de julio de 2020

Diario del coronavirus 184

Esto me suena.
El Defensor del Pueblo ha exigido a todas las administraciones, a los empresarios agrícolas y las organizaciones agrarias una solución coordinada y urgente para garantizar "los derechos laborales y unas condiciones de habitabilidad dignas" a los temporeros para acabar con la "degradación en la que viven" en distintos puntos de España. Tras los últimos brotes de COVID-19 surgidos entre jornaleros, Francisco Fernández Marugán ha asegurado que la pandemia ha puesto de manifiesto “con toda su crudeza problemas que permanecían más o menos ignorados desde hace tiempo haciendo saltar las costuras del sistema”.

Cuando no es lo mismo predicar, que dar trigo, ni llamar que salir a abrir. La mascarilla como materia de pugna política.
Mientras todas las comunidades autónomas han hecho obligatorio su uso en casi cualquier momento desde que un brote de COVID-19 acabara en el confinamiento de la comarca del Segrià en Lleida a principio de julio, Madrid y Canarias se han resistido a esta medida. Contrasta la actuación del Gobierno madrileño de Isabel Díaz Ayuso con la postura que mantenía en mayo, cuando urgían al Ejecutivo central a que impusiera esta medida y así avanzar en una desescalada para la que, según los análisis del Ministerio de Sanidad, no estaban preparados.

Muchos pueden pensar diferente, pero podríamos encontrarnos en la segunda oleada del coronavirus. O controlamos los brotes o esto caminará para atrás imitando al cangrejo. Un despiste, un relajamiento, un pensarse inmune y se forma la mundial. En España estamos asistiendo a un repunte de los casos, y tenemos un número importantes de positivos, que en la última semana se han convertido en el mayor desde que nos creímos que con empezar la desescalada el problema había terminado. Nada más lejos de la realidad. 971 se han detectado en las últimas 24 horas nos lo demuestran.
2.615 nuevos contagios de coronavirus dese el jueves. Catalunya, Aragón, Madrid y Euskadi a la cabeza de nuevos positivos. Llevamos 369 brotes con más de 5.000 positivos desde el comienzo de la desescalada. Están activos 281 con más de 3.200 casos. Lo terrible, que la curva está ascendiendo. Siete personas han muerto con fecha de deceso en los últimos siete días.
En España se han duplicado los ingresos hospitalarios en una semana. Desde el15 al 22 de julio, se habían registrado 288 nuevas hospitalizaciones por COVID-19. Es el doble de las registradas a 13 de julio (146), que son cifras que teníamos a finales de mayo, que tuvimos 263.
Comentarios
Hay que conseguir que el rastreo de los casos sea eficaz y para ello debemos hacer cada vez más pruebas de diagnostico.
Madrid es la única Comunidad que ya no tiene la mascarilla como obligatoria. Y como en esa Comunidad no dan puntadas sin hilo, su presidenta ha privatizado el servicio telefónico para rastrear los casos.
En Totana (Murcia) se ha descontrolado el brote que se inició en un local de ocio nocturno y en las últimas 24 horas se han registrado 44 nuevos positivos, por lo que ya suman 55 casos en total, y subiendo.
Aragón detectó ayer 422 nuevos, de ellos 174 asintomáticos. La Consejeria de Sanidad, afirma que la situación les obliga a pasar a una fase 2 parte de su territorio y se restringe el ocio nocturno y se establece un cierre obligatorio a las 12 de la noche, se ordena el cierre de las peñas, se prohíbe el botellón y se establece un máximo de 10 personas para grupos.
Las cuatro provincias catalanas, a la cabeza Barcelona, es el territorio con más número de casos que han subido de los 929 en los primeros 14 días a los más de 2.000 en estos últimos. Lleida, origen del foco en la comunidad, también supera los 1.000 casos.
Escaladas importantes son las de Bizkaia o Gipuzkoa, en Euskadi, o La Rioja.
A todo lo anterior, le añadimos una realidad que llevamos años, tanto las autoridades como los ciudadanos, sin quererla ver aunque estaba ante nuestras narices: España tiene un problema grave arrastrado desde hace años con las condiciones de trabajo de los temporeros. Parece que acabamos de enterarnos de esto, y la solución más fácil aportada por los genios de nuestro país es muy sencilla: echarles, que ellos van a recoger las cosechas.
Aún recuerdo cuando no solo eran los temporeros los que había que expulsar. Todos los migrantes debían ser expulsados, porque habían venido a quitarnos el trabajo a los españoles y mucho españoles: ellos recogerán las basuras, realizarán las limpiezas de hogares, cuidarán de los mayores, etc. Y todo de manera desinteresada, solo para demostrar su patriotismo.

24 de julio de 2020
Se han registrado 2.255 nuevos casos de coronavirus hasta el viernes. De ellos, 922 se han diagnosticado en el último día. Desde el inicio de la pandemia se han contagiado 272.421 personas confirmadas por test.
Catalunya, con 1.105 (133 en las últimas 24 horas); Aragón 305, de los que 298 corresponden al último día; Madrid, con 227 (107 entre ayer y hoy); Euskadi, con 128, 49 en el último día; Andalucía, con 114 y 70 y Murcia, con 107 y 38.
Total de fallecidos, 28.432. De ellos, diez han muerto en los últimos siete días.
Las hospitalizaciones. 327 personas en los últimos siete días. La semana anterior 228. 14 ingresos en UCI, que se han dado en nueve comunidades autónomas. Catalunya 4, Castilla-La Mancha y Aragón, 2 cada una, y Andalucía, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Galicia y Euskadi, todas con 1. El resto de regiones y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla no han reportado ninguno.
Ayuso anuncia que tomará nuevas medidas preventivas que consistirán, en limitar reuniones de personas y en un mayor control sobre el ocio nocturno. Estudia también evitar aglomeraciones de personas, limitar el número de usuarios de terrazas.
Castilla La Mancha obligará a los locales nocturnos a registra los teléfonos de los clientes a partir de la 1 de la mañana para localizarlo si hay brote Si se incumple se cerrará el local. La normativa se aprobará la próxima semana.

lunes, 20 de julio de 2020

Diario del coronavirus 183

20 junio 2020
Los datos
264.836 infectados desde que comenzó la pandemia. En los últimos siete días se han contabilizado 8.297 casos diagnosticados. 4.581 casos desde el pasado viernes. 685 casos se han notificado en el último día. 15 nuevos brotes desde la última actualización, lo que eleva la cifra total a 201 en activo. Fiestas, reuniones familiares y actividades relacionadas con el ocio nocturno están detrás de esos números. El perfil del contagiado: tras la desescalada, uno de cada cuatro es menor de 30 años y más de la mitad son asintomáticos. La mediana de edad ha bajado de los 60 a los 48 años y un 25% se ha contagiado en el domicilio. La tendencia se invierte. Del total de contagiados, un 7,1% son de edades comprendidas entre los 70 y 79 y un 12,9% son de mayores de 80.
Hospitalizados son el 20 de julio 237. En la UCI hay 15 pacientes. Son ya 28.422 fallecidos, nueve en la última semana y uno de ellos registrado en las últimas 24 horas. Los datos del Instituto de Salud Carlos III revelan que ha descendido la letalidad en todas las franjas de edad, llegando a pasar, en los mayores de 80 años, del 21,8% al 4,7%.
Desde el inicio de la desescalada, los casos se reparten entre cinco territorios. Catalunya es la que más incrementa sus positivos, que pasan del 22% en los dos primeros meses a al 41,7% del total. Le sigue Madrid (19,8%), donde han bajado, y Aragón, que al igual que en el caso catalán está registrando un incremento y supone el 7,1% de los 23.000 estudiaos por el I.S. Carlos III. Castilla-La Mancha y Castilla y León son la cuarta y quinta comunidad que más casos reportan.
Uno de cada cuatro se contagiaron a partir del 10 de mayo en el propio domicilio, un 14,3% en un centro socio sanitario, mayoritariamente residencias de ancianos, y un 11% en el ámbito laboral. Ahora eso ha cambiado y en las últimas semanas se han localizado brotes más familiares, entre trabajadores de la industria hortofrutícola o asociados a zonas de ocio, y eso hace diferente la proporción anterior. En un 36,9% de casos, se desconoce el ámbito de exposición al virus.
Un 56% de los casos son asintomáticos o pre sintomáticos, es decir, que son diagnosticados como positivos antes de desarrollar los síntomas.
Comentarios
Con estos datos, no sé que más es necesario saber, para qué camareros, dependientes y clientes todos lleven mascarillas; para que las fiestas familiares y de amigos se restrinjan al máximo; para que las fábricas, obras, tajos y grupos de recogida y preparación de productos hortofrutícolas, adopten y cumplan estrictamente las recomendaciones.
Y algo muy importante: no sé que necesitan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Autonomías, Ciudades y Municipios para hacer cumplir esas recomendaciones. Su laxitud puede acabar provocando que sean los ciudadanos quienes se vean obligados a denunciar a los incumplidores, y eso generará problemas sociales.

domingo, 19 de julio de 2020

LOS DATOS DEL GASTO SANITARIO DE 2008 a 2018

Para esta tarde de domingo, os pongo en el muro un post que he redactado en base a los datos del informe de Amnistía Internacional revisando nuestro sistema sanitario. En la segunda parte del texto, me he centrado en los datos de Castilla La Mancha. Aunque es algo extenso, puede servir a los interesados en como estamos para afrontar el riesgo real de rebrotes. Espero que os aporte información útil.
LOS DATOS DEL GASTO SANITARIO DE 2008 a 2018
Desde 2008 la inversión sanitaria en nuestro país ha disminuido de manera significativa. Tras los años de la crisis en que los recortes se nos mostraron como imprescindibles por la situación económica global, lo cierto es que, finalizada esa crisis, las CCAA no han recuperado el nivel de inversión en salud que teníamos. Solo la excepción de Baleares, C. Valenciana y La Rioja pueden señalarse como CCAA que han vuelto a la situación de 2009. El austericidio alcanzó su máximo nivel en 2013, año en que el gasto total sanitario era un 12,7% más bajo que en 2009. En 2014 se inicia un proceso de recuperación de nuestro PIB, pero eso no tiene reflejo en nuestro sistema sanitario, que aún no ha recuperado el terreno perdido, y en ese escenario nos ha llegado la pandemia del coronavirus.
El reciente informe de Amnistía Internacional, nos muestra como el gasto sanitario público se ha reducido en un 11,21%. Si miramos la inversión sanitaria pública per cápita la reducción ha sido de un 10,54%. La Atención Primaria ha sido la más castigada por esa desinversión y en ese sector se ha reducido en un 13,1%. Si hacemos una comparación del porcentaje que se dedica a A Primaria respecto del total del gasto sanitario público, vemos que en las CCAA ha disminuido una media del 14,39% que teníamos en 2009 al 13,9% que nos encontramos en los datos de 2018. Eso se asocia a que el ratio de personal médico y de enfermería en Atención Primaria (AP) por cada 1.000 habitantes es el mismo de 2009.
Detrás de lo expuesto está la disminución de la calidad asistencial, las lista de espera que son el reflejo de una menor accesibilidad al sistema. Las más afectadas son las rentas bajas, con imposibilidad de encontrar solución a sus problemas de salud en el sector privado. Pero las grandes víctimas son los pacientes crónicos, necesitados de cuidados continuados. El derecho constitucional a una asistencia sanitaria adecuada, ha sido aparcado, cuando no se ha visto pisoteado. Hemos hecho caso a la OMS en la pandemia, pero hemos hecho oídos sordos a sus recomendaciones de recuperar los niveles de inversión que han sido continuados en los pasados años.
En el informe de Amnistía, figura la Declaración de Astana de 2018, firmada por los Estados miembro de la ONU, incluida España, se señala que “el fortalecimiento de la atención primaria de la salud es el enfoque más inclusivo, eficaz y efectivo para la mejora de la salud física y mental de las personas, así como su bienestar social, y que la atención primaria de la salud es la piedra angular de un sistema de salud sostenible para la cobertura sanitaria universal”. Los datos hacen de esa declaración papel mojado. Mejor ni hablar del incumplimiento del compromiso de mejores retribuciones al personal sanitario, que también figura en esa declaración.
El derecho a la salud no es solo una aspiración, sino un derecho internacional, y para todos los países constituye una obligación jurídicamente vinculante que obliga a los Estados a adoptar medidas concretas que intenten hacer efectivo el derecho a la salud. La crisis sanitaria provocada por el COVID- 19, ha puesto en evidencia la falta de cumplimiento de sus obligaciones por parte de la administración central y de las autonómicas para garantizar el derecho a la salud que está en riesgo en nuestro país. Toca cumplir con nuestras obligaciones para garantizar el derecho ciudadano a la salud.
Como profesional sanitario en esta Comunidad de Castilla La Mancha, voy a centrarme en los datos que sobre ella se aportan en ese informe citado de Amnistía Internacional.
El gasto público se ha retraído en términos generales en todas las CCAA a excepción de Baleares (23,22%), la Comunidad Valenciana (22,84%) y La Rioja (0,38%) para el periodo que abarca de 2009 hasta 2018. El gasto público en 2018 había perdido -3,85% frente a lo gastado en 2009, lo que supone 65.550 millones de € menos de gasto público en € constantes. En Castilla La Mancha la variación interanual de 2009 a 2018 ha sido de -6.53 %. Si nos vamos a gasto sanitario público total consolidado, expresado en miles de euros constantes, tomando como base el año 2009, en Castilla La Mancha ha sido -578.133,68 miles de euros entre 2009 y 2018, lo que representa una variación porcentual de -18,25 %.
Si comparamos el gasto sanitario por habitante en España, y su variación interanual 2009 a 2018 (en euros constantes y en %) encontramos una disminución de -67,39 euros, lo que representa un -3,22 %. En Castilla La Mancha esas cifras son de menos - 250,49 euros, lo que supone un -16,42 % de descenso.
Las cifras en Atención Primaria son muy llamativas, Si miramos el porcentaje de gasto en AP sobre el total de gasto sanitario en porcentaje, encontramos que en Castilla La Mancha representa un 16,96 % del total. En miles de euros constantes las cifras muestran un descenso entre 2009 y 2018 de -55.704,59 miles de euros. Esta cifra representa una variación porcentual en ese periodo de -11,26 %. Tampoco la AP sale bien si se compara el porcentaje de gasto destinado a ella sobre el total del gasto sanitario respecto al destinado a atención especializada. En 2008 a la AP se dedicaba un 15,59 %. En 2015 alcanzó el 17,52, y ha vuelto a descender en 2018 al 16,96 % del gasto sanitario público total.
Tanto el gasto en AP como el destinado en A. Especializada, se ve complementado por el Gasto sanitario destinado a conciertos. En 2017 en Castilla La Mancha ha sido del 5,25 %, y ha disminuido progresivamente desde 2011, aunque ha repuntado levemente respecto a 2016, pero si se mira la variación en el periodo 2009 a 2017 ha disminuido un -1,39 % y en este dato solo ha disminuido más en ese periodo, en la Comunitat Valenciana. En la mayoría se ha incrementado.
Otro dato interesante es el porcentaje de gasto destinado a salud pública dentro del gasto sanitario total, que en 2018 en Castilla La Mancha representa un 1,96 % lo que en miles de euros representa -3.301, que significa una disminución porcentual de menos -6,12 %.
Si miramos los datos de personal sanitario, nos encontramos que el personal médico de Atención Primaria por cada 1000 habitantes en Castilla la Mancha es de 0,84 en 2017 mientras que en el conjunto de España es de 0.76. Esto representa que en el periodo 2008 a 2018 un incremento del 0.001 % en esta región, aunque en el conjunto del país es del 0.03 %. Algo similar tenemos en el personal de enfermería de Atención Primaria por cada 1000 habitantes que es de 0.75, lo que representa un porcentaje de variación interanual de 2008 a 2018 del 0.02 %.
Me hubiera gustado disponer de datos que describieran la sanidad rural, donde estoy seguro que los datos indicarían una disminución de los profesionales aunque sea mínima, pero una disminución del gasto publico importante en las partidas destinadas a la atención, aunque puede que el envejecimiento de la población haya conllevado un incremento del gasto farmacéutico y eso equilibre bastante los datos.
Estamos ante un retroceso en los últimos años en la financiación al Sistema Público de Salud. Nos encontramos por debajo de los datos de 2009, lo que ha debilitado nuestro sistema que no está dotado suficientemente para poder responder con eficacia y
rapidez a la actual pandemia, que hace mucho más necesaria esa dotación para dar esa respuesta. Que la negociación de los Fondos europeos que se está llevando a cabo estos días, suponga mas medidas de austeridad, olvidándose la UE de que esta situación está creada por la necesidad de dar cumplimiento a un derecho ciudadano como es la salud, hace pensar que estamos en la Europa de los mercaderes y no en la Europa social. Eso sitúa a Estado español y sus CCAA en la situación de ser protagonistas de la respuesta a la pandemia de COVID-19,y están obligadas a adoptar medidas urgentes que mejoren la dotación presupuestaria de los diecisiete sistemas de salud, incrementando las inversiones, teniendo en cuenta el incremento de la pobreza y la desigualdad que está provocando desde su inicio la pandemia.
Pero donde se hace imprescindible la aportación de recursos para frenar los rebrotes, es en Atención Primaria, donde hay zonas sanitarias con falta de recursos de personal, junto a otras donde lo que debe es hacerse una redistribución de los recursos existentes. Dotar de recursos materiales es inaplazable en todas ellas.
Y eso debe hacerse no solo desde los despachos de las respectivas Consejerías, sino dando participación a los colectivos profesionales de la sanidad. No se puede abordar esta situación si escuchar a los profesionales, no afirmo que se haya hecho, pero lo contemplado es manifiestamente mejorable,

Al menos en esta Comunidad, y en aquellas gobernadas por gobiernos progresistas, deben recuperarse las inversiones que, con pandemia o sin ella, son vitales para el sistema sanitario.

FALTAN RASTREADORES Y FALTA RESPONSABILIDAD CIUDADANA

Parecemos empeñados en que vuelva a ser necesario recordar, a cada momento, el viejo “quédate en casa”. Pero ahora no solo será cuestión de distancia social o mascarillas. Estamos acercándonos a ese punto donde eso es tan importante, como que los servicios sanitarios estemos alerta, preparados y equipados, porque las cifras de contagios avisan de que vamos caminando hacia atrás, y nos acercamos a los números de finales de abril.
En los 158 brotes activos, ayer nos acercamos a los 1400 casos nuevos. De ellos casi 700 en el último día. Los nuevos infectados están en un intervalo de entre los 45 y los 50 años de edad y la mayoría son asintomáticos. El origen de los brotes está básicamente en reuniones familiares y de ahí salta a los lugares de trabajo de los afectados. Luego están las celebraciones y concentraciones de jóvenes.
Personalmente creo, que si esto está ocurriendo, hay que encontrar las causas en la falta de conciencia ciudadana de algunos, pero también en errores en el rastreo de los casos, seguramente por la falta de rastreadores en toda España, y especialmente en la Comunidad de Madrid y en Castilla La Mancha. Según el Instituto Carlos III hablamos de una persona rastreada por caso, lo que bajo criterios epidemiológicos es muy poco. Ese informe muestra importantes diferencias entre Comunidades, que van desde las 5 o 6 identificaciones de contactos por caso de Canarias, Andalucía y la C. Valenciana, a las 0 de Catalunya, o a una sola identificación de contacto de Madrid, Castilla-La Mancha y Asturias. Cierto es que ese dato puede ser cuestionable, si en un caso se identifican 6 contactos y en otro 2, la mediana es de 4, por lo que esas cifras, sin otros datos, hay que ponerlas en cuestión, pero lo cierto es que hay situaciones epidemiológicas muy diferentes de una Comunidad a otra.
Si no queremos volver a las cifras de fallecidos, al encierro y a tener que frenar de nuevo la actividad económica, tenemos que ser capaces de cortar las transmisiones desde el inicio. Para esto, ayer ya es tarde. En Atención Primaria debemos hacer todas las PCR que sean necesarias, ante la menor duda de que podamos estar ante un caso, aunque este presente pocos síntomas o sea asintomático. Es fundamental el diagnostico precoz de ese caso y de sus contactos estrechos, porque es imprescindible para intentar impedir la transmisión dentro del periodo asintomático o de pocos síntomas de esos contactos.
De ahí la importancia de los rastreadores, que no tienen porque ser sanitarios, sino personas a las que se instruya mínimamente en esa labor. No sería tan difícil plantearse que en cada colegio, instituto o centro de trabajo, una persona se responsabilizase de estar pendiente y de realizar esa labor. Hay que identificar inmediatamente a quienes conviven con un caso sospechoso para su aislamiento preventivo y evitar la extensión del virus. Las PCR debe llegar en cualquier caso en 24 o 48 horas, pero si no es posible, los rastreadores deben localizar a esos contactos y ponerles en cuarentena hasta saber si el caso era positivo, y de ser negativo se les retira la situación de aislamiento. Pero aquí gana mucha más importancia el principio de“más vale prevenir que curar”.
Pero no todo lo podemos fiar a tener más rastreadores. Sino se cuenta con la colaboración ciudadana, con la responsabilidad individual, no mejoraremos la situación con tener un mayor número de rastreadores. Las Comunidades Autónomas deben poner los medios y hacer las contrataciones necesarias, pero nuestro papel como ciudadanos es tanto o más importante que el de ellos.
Buen domingo.

sábado, 4 de julio de 2020

Diario del coronavirus 182

Dedicado a los que piensan que el coronavirus es cosa de otros.
Se considera brote, cuando existen tres o más casos, salvo en el caso de las residencias de mayores donde basta con un único caso.
No hay que irse muy lejos de donde escribo este post, para encontrarlos. Con solo recorrer 35 kilómetros, estarás junto a un brote de coronavirus. Y no es ese solo, unos kilómetros más allá puedes comprobar que existe otro.
La Dirección General de Salud Pública de Castilla-La Mancha, ha informado de un brote por coronavirus en un edificio de la calle Baños en Albacete. Empezó siendo un brote en una familia de cinco personas, que estaban en aislamiento domiciliario. Pero ayer se confirmaron otros dos casos en el mismo edificio, pero estos ya están hospitalizados. El resultado, edificio confinado, vigilancia y control de todo el edificio, porque todos los que en el viven son contactos según se define ese término. El segundo brote se encuentra en Tarazona de la Mancha, y se conoce desde hace una semana. Empezaron siendo dos casos y ahora ya son cinco.
En ambos casos, están controlados, y se debe felicitar a los servicios sanitarios que los han detecta rápidamente, y al rastreo realizado que ha impedido su propagación.
Parece que el problema no va con algunos. Basta un paseo por algunas zonas, para comprobar incumplimientos reiterados de las recomendaciones de distancia y mascarilla. Ni mucho menos es una actitud mayoritaria entre los ciudadanos, pero basta un imprudente para que muchos paguen su imprudencia. La población está informada, pero no puede haber un policía junto a cada individuo.
Muchas quejas por haber tenido que estar confinados, pero parece que hay a quien no le preocupa volver a estarlo. Si se produce un nuevo brote masivo, nuestro sistema sanitario temblará, nuestra economía tendrá más dificultad aún para levantarse, la falta de empleo y la pobreza que incluso dificulte la alimentación pueden llegar con facilidad. Hay quien no se cuestiona esto, y actúa como si nada ocurriese a su alrededor. Celebrar fiestas familiares, o encuentros multitudinarios de amigos son riesgos innecesarios, y mayores aun, si además no se respetan ni las medidas de protección ni la distancia.
Cada vez entiendo menos, que las fuerzas de seguridad titubeen y duden en cortar de raíz esas actitudes, con lo bien que nos educa a los españoles que nos toquen el bolsillo. Para que alguno se lo haga mirar.

CAMBIO DE FASE

Se acabo la fase uno con Feijoo. Entramos en la siguiente fase, esperemos que, con Sánchez, porque el monarca es competente para darnos sorp...