El problema es que de esta esta manera lo que hacen es que introducen nuevos contactos a través de estos cuidadores. Los contactos nuevos implican aumento de la oportunidad de transmisión en los colegios. Y además, como estos contactos no están en el sistema escolar, no es posible incluirlos en el protocolo de pruebas diagnósticas del colegio escolar por muy adecuado que sea.
Desde luego, que sean los abuelos, o las personas mayores, o quienes tengan factores de riesgo quienes hagan esta función, me parece que es un riesgo que si es posible deben evitar. Más que por los niños, por ellos.