lunes, 18 de mayo de 2015

COMO POCO, INOPORTUNO


Bajo la dirección de Anartz Zuazua, la compañía Borobil Teatroa representará en el Teatro Circo una adaptación del famoso cuento infantil “Ali Baba y los 40 ladrones”. Hasta ahí todo dentro de la normalidad. Lo llamativo es su temática “la corrupción”, y la fecha de representación, la jornada de “reflexión” de las Elecciones Municipales y Autonómicas.

Resulta extraño que quienes son los responsables de esta programación, el Cultural Albacete, sean a su vez cargos de libre designación del PP, partido que gobierna en la Diputación Provincial y en el Ayuntamiento capitalino, y que aprueba la programación de esta actividad cultural. Porque cuanto menos resulta curioso que, aunque sea para público infantil, se represente en vísperas de acudir a las urnas, porque deberían imaginarse que es inevitable que muchos asocien la temática de la obra, ladrones, con el PP, y con la jornada de reflexión electoral. Dicho de otra manera, no parece que hayan elegido el mejor momento para nombrar la cuerda en casa del ahorcado.

Y que nadie se confunda porque  no se trata de que en la Diputación de Albacete sean la rama liberal del PP, ni mucho menos. Son tan conservadores como el resto del partido, y esa programación es un desliz más, en la falta de seguimiento de su gestión. Es cierto que el PP ha jugado a ser ambiguo (lo que ahora reprochan a otros) mostrándose como un partido conservador a veces, y otras veces se ha vestido de  partido liberal, resultándole útil durante años para atraerse votos, pero su raíz conservadora le ha hecho en ocasiones tener que defender cosas que consideran indefendibles. Pero les ha dado lo mismo, ellos se han dedicado a contarnos un cuento, sabiendo que mientras una mayoría les creyese, continuarían  viviendo del bolsillo del contribuyente como de hecho aún lo hacen, pero no por ello son menos conservadores.

Viendo sus políticas, de liberales nada de nada, y aunque se dicen liberales en sus estatutos, sus actuaciones han supuesto subidas de impuestos, de tasas y de precios públicos, no han respetado la “sagrada” (para un liberal) libertad de mercado cuando ha subvencionado con dinero público a Bancos y Cajas, y a algunas empresas mientras a otras no. Y tampoco les ha importado generar un déficit continuado como consecuencia de sus políticas en las CC AA en las que ha gobernado, porque todo les  valía si electoralmente podía resultarles útil, y pudiesen justificarlo con el “no quedaba otro remedio”. Analizada esa gestión, la realidad es que no han sabido hacerlo de otra manera.

Volviendo a la temática de la obra teatral, estoy seguro que la inmensa mayoría de ciudadanos y de votantes del PP son absolutamente contrarios a la corrupción. Sin embargo, muchos alcaldes corruptos han sido elegidos y reelegidos hasta por mayoría absoluta por esos votantes. Lo que hoy parece claro es que una parte importante de quienes ayer les votaron, aun sabiendo que eran corruptos, hoy les critican por serlo, y hasta parecen convencidos de que ha llegado el momento de dejar de votar a ese partido según apuntan las encuestas. La corrupción puede acabar resultando letal para sus aspiraciones electorales el domingo 24 de mayo en toda España.

Por eso, aun admitiendo que el leñador Ali Babá era el ladrón bueno que robaba a los ladrones malos, no es menos cierto que todos sin excepción (Ali Babá incluido) son corruptos que se apropian de lo ajeno, y eso, después de todos los casos aparecidos en los medios, hace inevitable asociarlo consciente e inconscientemente con el PP. La única diferencia entre la realidad y cuento, es que en el PP no son cuarenta sino muchos más. El sinfín de casos ya a la luz muestra como el cáncer de la corrupción se ha extendido a la práctica totalidad de regiones que gobierna este partido. Y no olvidemos que si el PP este hoy en esa situación, solo puede explicarse porque su dirección ha mirado para otro lado, y porque al frente de la misma y ocupando cargos públicos han colocado a los inútiles y a los corruptos.

Por eso estoy seguro, de que los responsables del Cultural Albacete no han querido admitir que el virus de la corrupción ya ha contagiado a la inmensa mayoría de instituciones públicas controladas por el PP, y de que la lista de imputados miembros de ese partido crece sin parar dando la sensación de no tener fin. De lo contrario, antes de fijar temática y fecha, habrían recapacitado sobre su inoportunidad para el PP, no solo en Madrid o Valencia, sino también en Albacete. La corrupción es como las meigas gallegas, que aunque en algún sitio aún no se hayan visto, haberlas hay las.


miércoles, 13 de mayo de 2015

AUTONOMIA CIUDADANA

Ahora que estamos enredados en las elecciones locales, viene a mi memoria la Reforma Local el PP, esa que se planteaba la desaparición mediante su fusión a otros, de muchos pequeños ayuntamientos. En las elecciones municipales, esas donde dicen que se vota a las personas y no a los partidos, habría que decir que ese principio no es aplicable a todo lo local sino que queda restringido solo a los pequeños municipios. Por eso, merece la pena poner en valor un proceso que en esos pueblos demuestra que a mayor número de habitantes, menos directo es el ejercicio de esa democracia.

Por eso, frente a los criterios económicos que según el PP aconsejan agrupar poblaciones, deben estar los criterios democráticos que nos muestran como a menor población de una localidad, más directa es su democracia participativa. Aunque esto tampoco deba ocultarnos, que en esos pequeños municipios resultan más fáciles los abusos políticos por parte de quienes ejercen el poder local, pero eso no contradice la idea de a menor población, mayor profundización de la democracia.

Según el Padrón de Habitantes, casi la mitad de los pueblos de nuestro país tienen una población inferior a los quinientos habitantes, pero si contamos los que realmente residen en esos pueblos, nos encontraremos que en algunos la cifra de sus moradores reales no alcanza la centena. Quizás ese dato fue el primer argumento del PP para plantear en su reforma el agrupamiento de ayuntamientos, aunque luego parecen haberse dado cuenta de que no era un planteamiento compartido por todos, y de que (al menos en esto) no se puede gobernar contra la gente incluida la que ejerce el poder local de su partido, y quizá eso le ha llevado a aparcar esa fusión sine die.

El concepto de municipio se compone de los habitantes, su territorio, y sus recursos naturales, y cualquier planteamiento que no tenga en cuenta estos tres elementos, resultará problemático para plantear cambios de organización territorial. No puede atenerse solo al criterio poblacional, sino que la decisión de fusionar o no, ha de adoptarse valorando primero los pros y los contras de cada planteamiento.

La realidad es que ya son muchos pequeños Ayuntamientos los que están agrupados, compartiendo secretaría, gastos básicos, basuras, o el médico y el enfermero, sin necesidad de que esa reforma del PP entrase en vigor. Sus presupuestos son tan escasos que pensar en meter la mano solo puede planteárselo alguien que desconozca de lo que se habla, porque en el noventa y nueve por ciento de los casos, los alcaldes y concejales que elegiremos el día veinticuatro de mayo no perciben retribuciones, y en raros casos alguna dieta concreta. Es cierto que muchos pequeños pueblos tienen serios problemas para poder prestar solos los servicios necesarios, pero el concepto de "identidad local" hace difícil asumir ese planteamiento.

Seguro que se ahorraría en gasto corriente si estuvieran agrupados, pero perderíamos en cercanía y en diversidad. Pero tan cierto es que los pequeños municipios apenas gastan y resultan hasta baratos de mantener, como que cualquier inversión en gasto por habitante suele resultar costosa comparada a la de una gran ciudad. Tampoco se puede dejar a un lado que cuando en un núcleo no existe Ayuntamiento, aparecen de forma irremisible el abandono y la desatención a sus habitantes.

La descentralización de las administraciones, cuando se aplica en el medio rural supone todo lo contrario. Todos los servicios y oficinas se concentran en los pueblos más grandes, dejando olvidados a los demás, sin hablar ya de lo supone para pedanías y anejos.  Si a esto se añade que en algunas zonas de nuestro país, el despoblamiento es enormemente grave, unir ayuntamientos en base solo al criterio de población, supondría crear ayuntamientos con miles de kilómetros cuadrados de extensión y la distancia de los núcleos al Ayuntamiento superar la hora de desplazamiento para el ciudadano.

Estoy convencido de que el número de pequeños municipios no es un problema económico insoluble, porque no son esos municipios los que suponen un gasto excesivo para el conjunto de nuestro país, sino que el gran déficit local se encuentra en las grandes poblaciones. Además, en los pequeños municipios se mantiene un empleo estable, escaso, pero estable, y su consumo repercute en el conjunto del estado.

Debe utilizarse el sentido común a la hora de abordar una mejor gestión de los pequeños municipios, y para ello es bueno tener en cuenta todos estos aspectos que muestra que una decisión sobre esto debe ser meditada a fondo. Si la gran preocupación es solo económica, tal vez algunos organismos democráticos puedan suponer un ahorro mayor que fusionar los ayuntamientos pequeños. Y qué decir de lo que suponen Senado, Corona o las ayudas del Estado a la Iglesia.

En tiempos como los actuales, nunca en este país tuvo más sentido participar en la vida pública local como podemos hacerlo en unos días. Los ciudadanos de los pequeños pueblos, de quienes los partidos se acuerdan solo en fechas electorales, decidiendo que gobierno queremos para nuestro Ayuntamiento podemos alzar la voz contra las políticas que nos marginan, sin tener que atender a las disciplinas de partido de las ciudades, en el que unos mandan y otros obedecen, sino eligiendo lo que consideramos que mejor puede representar nuestra idiosincrasia local.


jueves, 7 de mayo de 2015

DE CAMPAÑA ELECTORAL


La noche del jueves al viernes 8 de mayo ha comenzado oficialmente la campaña electoral. Afirmarlo es falsear la realidad porque estas dos semanas solo vienen a culminar un proceso continuo y continuado durante años, un bombardeo de mensajes y frases hechas, que hace que los electores lleguemos a estos días saturados de política en minúsculas. Todos esos mensajes se puede resumir en dos “tipo” en boca de cualquier candidato: unos con su “yo soy mejor que el otro”, y otros con el más frecuente de “ese es peor que yo”.

Tradicionalmente la campaña electoral ha consistido en concentrar en catorce días todos los esfuerzos de una formación política y su candidato en comunicar sus ideas clave, esas que creen van a ser capaces de decantar al electorado hacia sus planteamientos. Según los manuales, deben ser pocas y concisas, para evitar la dispersión de mensajes y que hagan al elector no olvidarlas fácilmente. Hoy esos mensajes han sido tan reiterados que muchos suenan a “más de lo mismo”, y han producido lo contrario a lo que se pretendía.

Pero hay campañas y campañas, y no es lo mismo para una Comunidad Autónoma que para otra, ni la de una gran urbe es como la de una capital de provincias. Y desde luego, en nada se parecen estas a las de los  núcleos rurales, donde además la tipología de campaña estará condicionada por el tamaño poblacional.  Los contenidos variarán en función del interés por centrar los debates en los temas locales, o en los regionales, o aprovechar la situación nacional para apoyar algún planteamiento. Cada vez aparecen más difusos los criterios ideológicos (con ellos se busca el apoyo del voto fiel) y más reforzados los programáticos (buscando el apoyo a nuevas ideas de continuidad o de cambio), pero sobre todo en estos tiempos tienen primacía  las campañas que buscan  destacar la imagen personal del candidato propio o restar méritos a la imagen del ajeno. Estamos en la era de las imágenes aunque el discurso sea vacío, vale con las dotes de orador y aspecto físico agraciado.

Quienes ya ejercen el poder y optan a la reelección, suelen recurrir a pedir la continuidad para completar la obra emprendida o utilizan la amenaza de la inestabilidad por un posible cambio. Quienes no lo ejercen insistirán en la necesidad de un cambio, que siempre se acompañara del matiz de cambio tranquilo.

Un candidato experto en un área específica intentará situar el debate en esa materia, y cada vez con más frecuencia se recurre a los temas económicos como principales, pero generalmente se peca de exceso de esta temática, muchas veces incomprensible para muchos electores, que si valoran más la confianza o la simpatía o rechazo que les produce la figura de un candidato. La imagen que se crean los electores sobre los candidatos es lo que más influirá en su decisión de apoyarles o rechazarlos, y suele ser determinante en el resultado, de ahí que pierda n interés las ideas y gane la imagen.

Esa imagen del candidato es mucho más influyente cuanto menos interés tenga el elector en la política, que curiosamente es además un elector que decidirá su voto más tarde,  y se inclinará por apoyar a aquellos con imagen centrista antes que a los que su imagen les sitúa en los extremos. De ahí que cada vez más veamos cómo se personalizan las elecciones en una persona, como se busca que el candidato tenga la mayor popularidad posible, y como todo gira alrededor de mejorar la imagen personal del mismo. Mejorar la imagen del candidato supone, básicamente, reforzar sus puntos fuertes y atenuar sus puntos débiles.

Así que tenemos por delante dos semanas en que escucharemos de todo, flores de unos, exabruptos de otros, promesas incumplibles, despistes  y lagunas formativas impropios de quienes deberían superar en preparación a sus electores, y sobre todo la repetición machacona del “y tú más” o del “no he venido aquí a hablar del otro”. Los partidos con posibilidades de representación optaran por lo que creen que más puede convenir a sus intereses: el PP se centrará en la recuperación económica, el PSOE en la necesidad de recuperar los derechos perdidos por los recortes del PP, y los nuevos partidos en la necesidad de que entre aire nuevo a las instituciones que calificaran de rancias en sus formas, no sin razón.

Lo que es cierto es que durante estos catorce días, veremos el triunfo de los mercados, no solo de los económicos que también, sino de un mercadeo político en el que nos trataran no como usuarios sino como potenciales clientes de una gran mercería en la que unos candidatos venderán ilusión, y otros nos tomaran por ilusos. Y aunque al final salgamos de ella convencidos de haber adquirido lo adecuado a nuestro interés, cuando pase el día de las urnas, no será importante conservar la factura de la compra realizada, y de que aunque creamos haber vencido a la manipulación informativa de la caja tonta y de los medios sumisos al interés de sus propietarios, y estemos convencidos de haber apoyado la mejor opción, nos daremos cuenta de que nuestras reclamaciones ante alguno de esos partidos, habrá que presentarlas ante el maestro armero. 

Estos años de democracia, y especialmente los últimos, han demostrado que tratándose de compromisos electorales, lo de que somos un Estado de Derecho es solo una frase hecha, y que en la democracia española los ciudadanos carecemos de oficina de reclamaciones.


lunes, 4 de mayo de 2015

Elecciones Municipales en la España de charanga y pandereta



Aunque parezca una obviedad decirlo, una cosa son las encuestas de intención de voto y otra lo que muestra el recuento postelectoral. Lo cierto es que esa afirmación fotografía un proceso, democrático sí, pero en el que inciden muchas pequeñas cosas, que dependiendo del tamaño del censo electoral de una población, pueden resultar desde insignificantes hasta la causa de que se incline la balanza claramente hacia un lado. Aunque las pequeñas poblaciones son más sensibles a este tipo de prácticas, tampoco las de gran población resultan ajenas a esas circunstancias.

Estamos acostumbrados a que al acercarse una campaña electoral, empiecen a escucharse quejas entre todos los partidos, respecto a las formas de actuar de los demás para conseguir el voto. Ningún partido escapa a estas prácticas y denuncias si se revisa la hemeroteca, donde encontramos titulares sobre manipulación electoral. Pero entre todas las formaciones políticas, en esto también se lleva la palma el Partido Popular. No afirmo que sea una práctica generalizada de todos sus candidatos, pero sí que curiosamente esas denuncias están vinculadas a algunos dirigentes concretos,  que en varias citas electorales se les han atribuido “actuaciones llamativas” para favorecer al PP.

Que esto es así, se conoce desde las primeras elecciones democráticas, y son varias las modalidades utilizadas para arrimar el ascua a la sardina. Quizás la más llamativa es la de los ancianos, en la que casi siempre sigue una misma sistemática. Actúan a la hora de comer, que al parecer debe ser el momento oportuno para el ejercicio del derecho al voto por los mayores, discapacitados (muchos en sillas de ruedas), que trasladados unos en furgonetas, otros en minibuses y otros en vehículos particulares, son acercados a las urnas. Hasta ahí todo normal, lo llamativo es cuando van guiados por chicos jóvenes con camisetas del PP, y sin ningún interés por disimular su pertenencia a este partido. En Toledo en concreto esto fue denunciado, pero a la hora de la verdad, los afectados se echaron atrás por temor a que denunciaban a quienes les cuidaban.

En las denuncias, esta práctica casi siempre aparece vinculada a residencias de ancianos a cargo de la iglesia, o subvencionadas por esta, y ya se sabe que poderoso caballero es don dinero. Pero pese a ser denunciados estos hechos, no han tenido ninguna consecuencia penal, puesto que en España esto no es delito, solo es falta leve. Sancionadas o no por la ley, no es ningún secreto que algunas instituciones geriátricas se hayan visto reflejadas en los medios de comunicación, por el desmedido interés de algunos de sus gestores por fomentar la participación entre los internados, sin que estos sepan muy bien lo que está pasando, ni de su opción electoral por el PP. 

Y no solo se manipula a los ancianos de residencia, también está la práctica de la modificación fraudulenta del censo en municipios pequeños, sobre todo en comunidades con población rural envejecida como la nuestra. Desde empadronamientos en casas de familiares donde los mayores no residen, a figurar inscritos en domicilios que son solares o naves donde no vive nadie. En los pueblos no es raro encontrar gente que practique el “hoy me empadrono aquí, voto y me vuelvo a empadronar donde realmente vivo”, y así ha venido ocurriendo desde siempre.

Detrás de estos crecimientos censales pre electorales, suelen estar alcaldes que llevan acarreando votos desde las primeras elecciones y que gracias a este método algunos aún se mantienen ejerciendo el cargo. Esto es más propio de los pequeños núcleos donde unos pocos empadronamientos pueden resultar decisivos, y donde además la campaña sigue siendo puerta a puerta, y nadie puede acreditar que el halago o la amenaza, la verdad a medias o la mentira, o el agradecimiento por haber empadronado al abuelo, no estén presentes en estas visitas a domicilio del candidato.

También hay otra práctica frecuente en estas fechas consistente en que los candidatos (sobre todo a los que han sido alcaldes y durante la campaña ejercen en funciones) se convierten en verdaderas agencias móviles de colocación por quince días. Hay que reconocerles como se lo trabajan, son verdaderas hormiguitas acrecentando su respaldo electoral voto a voto y sin dejar escapar la más mínima opción. Aquí los políticos locales, sí que demuestran lo eficaces que pueden llegar a ser, lo diligentes, lo amables y hasta afectivos. Son una verdadera maquinaria electoral en funcionamiento, que cuando se pone en marcha ya no hay quien la pare.

Además existe otro nicho de voto local que también merece ser mencionado, es el que representan los emigrantes, aquellos que marcharon hace años por falta de trabajo al extranjero, y por los que muchos políticos locales muestran estos meses un interés que no tuvieron en sus cuatro años de mandato. Paradójicamente, su voto es el de alguien que sin relación con la localidad durante décadas ahora tiene la capacidad de votar y poner o quitar alcalde en su población de origen, frente al nulo valor que tiene la opinión de quienes residen habitualmente y conocen cómo funciona la política local, pero no pueden ejercer el voto, como es el caso de los inmigrantes cuyo Estado de origen no mantiene convenio electoral con España.

Puestos a revisar la Ley Electoral, no solo habría que mejorar la representatividad final en el reparto de escaños o concejales de la Ley D´Hont, sino también otros muchos aspectos, como impedir que una persona que no está en posesión de todas sus facultades figure inscrita en el censo electoral, o que el voto de los emigrantes también se ejerza en las elecciones locales puesto que no residen habitualmente, o que se impida el uso de empresas públicas o municipales como agencia de colocación prelectoral.

Pese a que la denuncia de prácticas irregulares está presente en cualquier proceso electoral, nadie parece interesado en proteger a los ancianos y gente fácilmente manipulable, ni mucho menos en perseguir a los políticos beneficiados, y a los profesionales que aprovechan el puesto que ocupan para apoyar su opción política personal. Parece que nos hemos olvidado que en nuestra joven democracia llegaron a "votar muertos", y nadie ha dado importancia a los vacíos legales existentes, para intentar perfeccionar el sistema.

En cada técnica hay maestros, y aunque todo se haga como su dios manda, no se debería subestimar esta trasnochada maquinaria electoral, porque hay lugares donde aún les funciona. En cualquier país de nuestro entorno, esta podría ser motivo de un escándalo de portada, pero no en el nuestro, donde lo calificamos de anécdota. Mejoremos la Ley Electoral de una vez, porque aparte de tener  que escuchar el “no nos representan”, a la clase política debería preocuparle que estas prácticas corruptas, conviertan el voto en un pago por los favores recibidos, porque ya sabemos que siempre habrá quien por tocar poder sea capaz de cualquier práctica. 


MENORES NO ACOMPAÑADOS

El PP bloquea la reforma de la ley de extranjería y delega en sus barones negociar la acogida de menores. La última reunión a varias bandas ...