En el PP era lógico pensar, que un buen dato sobre
el desempleo si no les daba los votos perdidos por su mal gobierno estos más de
dos años, seguramente si les serviría para aumentar la abstención de la
izquierda y con ello ganar las elecciones europeas. Pero la economía real (la
de nuestras casas) parece empeñada en contradecir sus anuncios electoralistas,
y la EPA
que se conocía el martes, viene a desmentir la recuperación del empleo proclamada
en los últimos meses por el Gobierno. Aunque a ellos les da igual, porque pese
a esos datos, Mariano Rajoy ha dejado en mantillas el optimismo que reprochaba a
Zapatero, y nos afirma estar "muy contento con el dato de paro”, “que las cosas van
bien", y que “confía en que van a ir mejor".
Nadie puede alegrase de los errores del gobierno,
porque el
desempleo es un problema de todos y no solo del PP, pero tampoco puede
pretender el gobierno que nos traguemos sin masticar las lecturas positivas
que desde Moncloa hacen de esta EPA, Un solo dato debería bastar para
contradecir su alegría: desde que gobierna Rajoy, en España trabajan un millón
doscientas mil personas menos. Puede afirmarse sin temor a
errar, que estamos llegando al “peor imposible”. Es cierto que ya no se destruye tanto empleo
(entre otras cosas porque casi no queda empleo destruible), pero lo que no consigue el
PP es cumplir su compromiso de que iba a crearlo.
Esta EPA nos sirve para constatar tres abandonos simultáneos: un gobierno que abandona a los parados a su suerte, unos desempleados que abandonan la esperanza de conseguir un empleo, y los que quieren trabajar y no pueden hacerlo que abandonan el país. Con la reforma laboral de Rajoy, y por mucho que sus medios afines cacareen las múltiples bondades que ven en ella, esta no ha producido ni de lejos el gran milagro que en Génova esperaban y todos los datos así lo confirman.
Por eso de nuevo recurren al discurso de la herencia recibida para
tapar sus vergüenzas, y tras unos meses sin citarla, vuelven a echar
mano de ella al acercarse las elecciones
porque algo tienen que decir. Ya no pueden negar (las cifras son tozudas) lo que reflejan los
datos del primer trimestre del año, porque si bien el paro bajó en dos mil
trescientas personas, no es menos cierto que el empleo retrocedió en ciento
ochenta y cuatro mil seiscientas. No llegan a diecisiete millones los
españoles con trabajo y eso supone que la tasa de paro ha subido hasta el casi
el 26%, mientras que la de actividad ha bajado del
60%,
Si eso no les preocupa, también son cuestionables
las cifras de quienes han encontrado trabajo y sobre todo del tipo de trabajo que
han encontrado. Un amigo me decía que su sobrina ha sido contratada por cuatro horas
semanales con un contrato a tiempo parcial, y ya no figura en las listas del
paro. Si el empleo creado y el existente se contaran por jornadas completas, veríamos la falsa realidad que
este gobierno nos ha vendido como un logro de su reforma laboral.
Si malos son los números desde la óptica económica,
mucho más
grave es su repercusión social: perdemos gente en edad de trabajar;
hay más
de tres millones seiscientos mil españoles que llevan parados más de un año; casi dos millones de
hogares con todos sus miembros en edad de trabajar en paro; el paro juvenil supera el
55,5%. Decir que la situación ha mejorado es decir que el enfermo
sigue en la UVI, pero que ayer tenía cuarenta de fiebre y hoy solo tiene
treinta y nueve coma nueve grados.
En un ejercicio de cinismo, no solo dan por buenos
los datos de la EPA, sino que gobierno y PP también se felicitan por la mejora en los datos
macroeconómicos, aunque ni ellos se los creen. Lo hacen sin admitir, que esos
datos los obtenemos gracias a aplicar unas políticas impuestas por la troika
que han servido solo para aplastar a los ciudadanos, y que tampoco en lo macro hay
razones para felicitarse como hace Montoro que demuestra vivir en su nube
particular. Un ejemplo de que nos mienten, son los test de estrés a la banca
realizados por Bruselas, que contemplan que España seguirá en recesión hasta 2016, que el paro continuará
subiendo hasta superar el 27%, y que los precios de la vivienda seguirán
cayendo hasta 2016 casi un nueve por ciento más a sumar a lo que ya
han caído.
Su optimismo no puede ser real, de serlo no es entendible qué se nos haya estado ocultando el coste real del rescate bancario. Ocultar datos no genera confianza (la pócima mágica de un gobierno del PP para nuestra economía), y se nos ha ocultado que Bruselas apunta a cifras entre sesenta mil y ciento sesenta mil millones el importe del rescate bancario, al incluir cuarenta mil millones de euros en ese computo en avales a créditos fiscales para reforzar el capital de la banca. Debe ser que tampoco le interesa al PP que esto se sepa en época electoral, pero después de todo lo expuesto, es difícil que alguien crea ya en los anunciados brotes verdes.
Mientras pintan un país idílico, el gobierno ha tenido que
enviar a
Bruselas sus planes reales de recuperación, donde curiosamente está previsto
que apenas se reduzca la tasa de desempleo por debajo del 25%. Si contradicen
sus propias previsiones, habrá que inferir que la realidad no importa
en Moncloa, y que solo importan los votos, lo
que suponen garantizado con culpar al PSOE, sin necesidad de presentar logros
reales.
Si alguien es capaz de encontrar
en nuestro país, un solo derecho, laboral o social, que haya mejorado con
el gobierno del PP, debería escribir un manual para resolver el
dilema de ¿Dónde está Wally? porque seguro que estaría
capacitado para darnos lecciones en como buscar lo invisible. El PP se muestra
como el campeón del cinismo, y mientras culpa de todo a
los demás, no le duelen prendas a la hora de atribuirse como propio cualquier atisbo de mejora.
Pero como la verdad no tiene remedio, a
su ejercicio de "humildad" le ha respondido la EPA que
dibuja un balance de como estábamos y como estamos. Para pesar de todos los españoles, el resultado es que en materia de
empleo estamos mucho peor, y lo único que puede explicar que Rajoy vea en la encuesta “datos esperanzadores” es porque estamos
en elecciones.
Esta actitud del gobierno es una invitación para manifestarse el 1º de Mayo contra la reforma laboral que nos ha traído hasta aquí.