Un concejal socialista le toca la cara al alcalde de Madrid. Actitud impresentable con reacción inmediata de su partido. Ha dejado el acta y un incontrolado menos en un cargo publico. No es el único representante municipal que se permite propasarse o insultar a un alcalde, solo que lo de Madrid se ve en los medios y en muchos ayuntamientos pequeños donde actos semejantes de falta de respeto suceden, ni nos enteramos. Hay gente que se toma la política no como la defensa de unas ideas o de un modelo de sociedad, sino como algo personal o un ajuste de cuentas.
Luego está la presidenta de las Cortes aragonesas, que eso es harina de otro costal. La presidenta recibió a la ministra de Igualdad con las manos en la espalda para evitar el saludo, y luego no quiso saludar a la secretaria de estado. Cuando se pone al zorro aguardar gallinas el resultado suele ser nefasto, y en este caso, una señora que no quiere asumir que existe una España además de la que a ella le gusta que es tan España como la suya, no es la mejor opción para presidir una institución de todos.
Tanto la actitud del concejal como la de la presidenta sobran en nuestra democracia. Uno ya se ha ido de las instituciones, a la otra la mantienen esos partidos que tanto se preocupan por su España, pero a los que les importa una mierda la España de todos. Los cargos están por encima de los partidos.
Ahora viene Feijoo a hablar de igualdad entre españoles.
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