jueves, 26 de febrero de 2015

DEMOCRACIA DICTATORIAL


Después de tanto boato alrededor del debate sobre el estado de la nación, hoy el PP se ha despachado admitiendo tan solo cuatro propuestas de resolución, de las noventa que le han formulado el resto de partidos políticos. Tres las ha presentado de CIU y una es de UPN, siendo lo más llamativo que de las formuladas desde posiciones de izquierda, no se han dignado a admitir ninguna.

Además de mentir en el debate, para finalizarlo se muestran soberbios. Para el PP parece que la política significa confrontación, y eso explica que siempre actúen tratando de eliminar de raíz al contrario cada vez que abra la boca. Han sido casi quince horas de debate en el Pleno del Congreso, para acabar con el resultado de mientras yo mande aquí se hace lo que yo diga. La interpretación del significado de la “mayoría absoluta” para el PP, se antoja nefasto para mejorar la convivencia, y actuando así, el partido del gobierno da muestras del nivel de su talante democrático.

Se quejan a veces, de que la oposición no le formula propuestas, lo cierto es que hacerlo es una pérdida de tiempo, porque si las propuestas no son de sus filas, no merecen ser tenidas en consideración. Todo esto podría hasta verse como normal, si en la calle no se notará que este país cada vez necesita más del dialogo, sobre todo porque nos encaminamos a una situación donde para que exista un gobierno capaz de gobernar, habrá que recurrir a los pactos, y a eso solo se llega a través del dialogo. Al ver a nuestro gobierno actuar de esa manera, recuerdo la máxima de Rousseau de que el hombre es bueno por naturaleza y luego es pervertido por la sociedad. Debe ser que Rajoy es bueno, y lo están haciendo malo los partidos de la oposición.

Creo que esta teoría es errónea, y que cualquier hombre tiene las mismas oportunidades de buscar el bien, que el mal, con independencia de la sociedad en la que se encuentre. Solo depende de nosotros hacia donde decidamos inclinar la balanza. Si depende esa decisión de nuestra educación y del nivel de cultura, este gobierno nos hace pensar que la estupidez con la que está actuando, tiene que deberse necesariamente a que gobernar conlleva enfermar de soberbia y  arrogancia.

Se mire como se quiera, la intolerancia y casi odio que mostrado por Rajoy en su réplica a Sanchez y Garzón, en la que pareció convertirse en el brazo ejecutor de la ira de Dios contra los rojos de la izquierda, recuerda a épocas de la Santa Inquisición, la organización que actuando en nombre de Dios, y convencida de actuar en nombre del bien, recurría sin reparos al usos propios de la barbarie. No parece viendo a Rajoy irritado, que el paso de los siglos haya vuelto a la forma de expresar el poder más civilizada que entonces.

Mi amigo y profesor de Economía para postgrados de la Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), y asesor de varios organismos de la ONU, Ladislau Dowbor, escribía recientemente en un artículo que “El mal no está en las personas, sino en los sistemas de organización social que lo convierten en odio colectivo y organizan su expresión en nombre de la justicia, Dios, Patria, o la pureza racial”.  Eso parece que le está ocurriendo a este partido que nos gobierna, ensimismado en los alrededores de su ombligo.

Todo lleva a concluir, que para el PP la forma de entender la democracia, es que la autoridad debe ejercerse pensando en el sector más afín a sus teorías, y no en la totalidad del pueblo,  olvidándose que democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo. Las dictaduras se definen siempre como sistemas perfectos.

Lo único que reconforta, una vez finalizado el debate y sus derivados, es pensar que esa mayoría absoluta, que es ejercida como si de una dictadura se tratase, tiene los días contados.

miércoles, 25 de febrero de 2015

EN MENUDO ESTADO ESTÁ LA NACIÓN



Haciendo gala de una paciencia aun mayor de la que creía poseer, he escuchado la intervención en el debate sobre el estado de la nación del presidente Rajoy. A modo de resumen diría (por ser benévolo) que solo puede calificarse como un insulto a la inteligencia de cualquier persona mínimamente informada. Escuchar mentir de una forma tan descarada, resulta algo difícilmente soportable sin posibilidad de rechistar, pero lo conseguí.

Inició Rajoy su intervención con la estrategia de “miente que algo queda” para finalizarla en la réplica, con “difama que algo queda”. Actuar así, solo es posible si se hace convencido de que una parte de los que te escuchan va a creerte aunque digas que mañana no va a salir el sol porque tú lo has ordenado. Y así debe ser, porque hay personas que le creen aun teniendo ante sus ojos la evidencia de sus mentiras. Solo en ese convencimiento se puede hablar de una España que no existe, y autoproclamarse como el salvador de la patria. Y solo es entendible esa postura, si se utiliza el debate del Estado de la Nación como primer mitin de precampaña. Hace pensar por el tono utilizado, que considera a quienes lo escuchamos corderos de su redil, con lo que da muestras de poca talla intelectual y de enanismo moral, y lo más grave, de que el conjunto de los españoles le importamos un rábano (con perdón para tan potente antioxidante).

Mintió al afirmar que no pedimos el rescate, cuando todos sabemos que lo hicimos para salvar la banca de sus amigos; se ha obstinado en mantener una austeridad que ni los promotores de la misma han cumplido de forma tan acérrima como Rajoy y ahora quiere colgarse la medalla de haber luchado contra esa política de recortes; dice que con él ha bajado el paro, cuando si lo ha hecho es porque la gente ha emigrado y no por haberse recuperado el empleo con su reforma laboral; manipuló las cifras de las becas y las de cobertura sanitaria para dibujar un país falso con servicios públicos al alcance de todos;  y terminó afirmando que somos el país que más crece de Europa, cuando en realidad tenemos una docena de países por delante de nosotros en crecimiento.

No debió considerar conveniente, citar que ha vaciado la hucha de las pensiones y que la deuda de nuestro país supera casi nuestro PIB aunque eso también es parte de esta España en la que estamos y que él preside. Y como curiosidad de sus manipulación esta la afirmación de que hemos crecido un 2%, que solo es cierto debido a que Bruselas introdujo un cambio en el método de cálculo el año pasado, al incorporar como PIB  el gasto militar y la partida del I+D y las actividades ilegales, por si alguien no se acuerda. Sin esos cambios nuestro crecimiento no  hubiera existido, ni siquiera en la cifra del 0.4 % que fue la previsión inicial del propio gobierno.

En ese país de las maravillas de Rajoy, la cruda verdad es que seguimos sin crear empleo de calidad, y que disimulamos hacerlo con el fraccionamiento en varios contratos del empleo que antes existía; que continuamos con recortes de los servicios públicos y limitando derechos que creíamos consolidados; que seguimos privatizando lo poco rentable que queda propiedad pública; y que estamos echando a nuestra juventud al extranjero con la movilidad exterior propugnada por la desaparecida Bañez, mientras los corruptos lo que se llevan al extranjero son los frutos de su pillaje.

En cualquier caso, ayer el portavoz socialista increpaba a Rajoy por la desvergüenza de sus afirmaciones, y estuvo bien que lo hiciera. Tal vez también debió señalar, que lo que de verdad resultaba vergonzoso era la actitud de hooligans adoptada por los parlamentarios del grupo popular, ciegos de idolatría al líder, intentando con ello mantener a cualquier precio sus diputadas posaderas en los asientos después de las elecciones, pagando el precio de aplaudir un rosario de mentiras que saben que lo son. Recordaban a esas mamás empeñadas en afirmar que su niña es a más guapa de la pandilla, sabiendo que ni remotamente lo es.


Viendo como nuestros representantes públicos son capaces de estas teatralizaciones, con uno mintiendo y una banda de fanáticos vitoreándole, he imaginado por un instante, que sí, que es cierto, que estamos viviendo a finales de febrero de 2015 el anunciado crecimiento consecuencia de la aplicación de las políticas del PP, y que esto es la recuperación. Que España va bien. Luego he vuelto a contrastar algunas cifras del discurso de Rajoy, y estoy en disposición de afirmar, que si esto es la anunciada recuperación, solo haré una afirmación: Mariano, la recuperación eres tú. Tururú

viernes, 20 de febrero de 2015

EN ESPAÑA EXISTE LA DESIGUALDAD EXTREMA


Nunca está demás un repaso a los clásicos, y menos en los tiempos que vivimos. Platón, el maestro de Aristóteles, elaboró la teoría de la reminiscencia que básicamente viene a decirnos que el conocimiento es fruto de recordar. Además fue el primero en defender la igualdad y afirmar que lo más importante para el estado y para el hombre es la Justicia. Para Platón el Estado estaba basado en una necesidad ética de justicia, entendiendo justicia como la armonía entre las clases sociales. Quizás esa visión le inspiró esta cita “quienes actúan como legisladores deben buscar la felicidad de todos los ciudadanos”.

Todo esto viene a colación, no por las barbaridades legislativas (me atrevería a llamarlas anacrónicas) a las que estamos asistiendo estos años, sino en referencia a una triste realidad como país, donde los ricos son más ricos, los pobres más pobres, y donde con la excusa de que no hay dinero para sostenerlo, hemos recortado sin medida los pilares del estado del bienestar. Eso solo ha propiciado que cada vez sea mayor desigualdad económica, y aunque algunos recortes pudieran ser justificados, no lo son aquellos que nos han llevado a situaciones de desigualdad extrema, esa que se muestra en ciudadanos buscando comida en los contenedores de basura, mendigando, o haciendo cola en los bancos de alimentos.

Todos sabemos que gobernar es fijar prioridades, y si la desigualdad está entre nosotros, es por falta de voluntad política para evitarla, o por la voluntad política de instaurarla. Los gobiernos neoliberales defienden sus políticas de austeridad, afirmando que pese a los recortes han mantenido los servicios públicos, se lo oímos a diario a Rajoy y a Cospedal o otros representantes de esa ideología. Su afirmación no es cierta y los datos  del INE acreditan que se nos miente. Ellos son conscientes de que con sus políticas está creciendo la desigualdad económica, y solo ahora tratan de maquillar los datos que la muestran porque se acercan las elecciones, y de repente aparece dinero que no existía para callar las bocas críticas, y así silenciarlas el tiempo necesario para que pase la contienda electoral.

Tampoco frente a esas políticas, los partidos socialdemócratas europeos que han gobernado durante esta crisis, en lugar de una oposición férrea a esas políticas impulsadas desde la UE, se han opuesto. Al contrario, se han dejado arrastrar y han rebajado sus objetivos sociales. Ya lo vimos en España con la reforma del artículo 135 de la Constitución, y lo escuchamos en el debate de las últimas generales cuando Rubalcaba afirmaba que solicitaría mayor plazo para devolver la deuda, y que haría frente a la desigualdad aumentando la inversión pública, en lugar de negarse frontalmente a la austeridad impuesta desde Bruselas.

Pero tampoco hay que remontarse tres años para ver esto, hoy Syriza, que se autoproclama de izquierda dura, por mucho que prometía antes de las elecciones griegas, estos días está en esa línea conformista de mejorar los plazos de devolución y aumentar las inversiones del estado en su país. Mi madre me decía que los pobres siempre acaban conformándose con una limosna, y al parecer no le faltaba razón.

Nadie dice que sea fácil luchar contra el capitalismo voraz instaurado en la unión monetaria, y menos cuando se juega en campo ajeno por parte de la izquierda europea. Sin embargo esa izquierda no puede guardar silencio cuando el estado del bienestar disminuye mientras que la desigualdad aumenta. Ya no se le puede hacer frente solo con políticas sociales y con el recuerdo de quien implanto la sanidad universal, las pensiones o la ayuda a la dependencia. Hoy eso es insuficiente.

Antes todo se arreglaba con más crecimiento y así corregir desigualdades con la redistribución de la riqueza, pero eso ya se queda corto. O se reforman las estructuras causantes de la desigualdad que son las impuestas por los poderes económicos, y con ello se logra que la desigualdad no aumente, o la desigualdad extrema alcanzará cada día a más ciudadanos. Si no se puede evitar, hagamos que no aumente.

La derecha es feliz con esta situación puesto que representa a los de arriba. Pero la izquierda, y concretamente los socialistas, deberíamos empezar a entender el ejercicio del poder de otra manera, diferente a como lo hemos hecho en las últimas décadas, donde el conformismo nos ha hecho aparecer como cómplices de los conservadores.


Repensemos la justicia del Estado y la armonía social que citaba Platón, que no se parecen en nada a las del Estado actual. Por eso me permito apelar a la teoría de la reminiscencia, recordemos el pasado para aprender donde erramos.

martes, 17 de febrero de 2015

QUE NADIE DECIDA POR TI



Este recién iniciado 2015, será conocido en el futuro como el año de las Elecciones. En él celebraremos, Andaluzas, Municipales en toda España y Autonómicas en la mayoría de CCAA en el mes de mayo; en Septiembre acaban de anunciarse Autonómicas en Cataluña; y para noviembre está prevista la celebración de Elecciones Generales. ¿Se puede pedir más para ejercer la capacidad de decidir?

Estos años hemos asistido a un alejamiento de los ciudadanos del sistema político y de la clase política. Parece claro que la crisis global que nos ha afectado y nos afecta a las economías occidentales, está detrás de ese alejamiento, pero más por lo mal que se ha gestionado la crisis, que por la crisis en sí misma. Hemos contemplado una banca española contaminada, que pese a ser rescatada con nuestro dinero, continua sin facilitar crédito, una insufrible realidad social con cinco millones de parados, y una corrupción galopante que ha desbordado la capacidad de aguante de los ciudadanos. Todas y cada una de esas realidades, resultan motivo suficiente para que el votante haya perdido la confianza en el sistema.

Hasta ahora, los partidos creían que vivíamos en un país “anestesiadoy resignado a una realidad que no le gustaba pero que soportaba día a día. Los partidos, y fundamentalmente el mayoritario de la izquierda, en lugar de rebelarse y trabajar por cambiar esa situación, ha permanecido impasible consciente del deterioro progresivo. En este país hemos aceptado como tolerable el hecho de que gente vaya a votar "lo menos malo".

Los partidos políticos desde la transición, se han permitido durante años vivir de espaldas a la sociedad, no importándoles la creciente abstención en las urnas. De repente, parece que esa actitud abstencionista ha cambiado y les ha cogido con el pie cambiado. Los ciudadanos han decidido tomar conciencia de que no importa que alguien esté cuidando de ti durante años, porque eso no significa que no vaya a hacerte daño más tarde. Mientras que pensar era gratis, callar nos ha salido carísimo.

Hemos oído a los ricos hablar de austeridad, a la monarquía hablar de justicia y a la iglesia hacerlo de sexo, mientras el resto de ciudadanos permanecía en silencio. Algunas voces se han ido levantando de forma progresiva, hasta que han sido tantas las alarmas a las que se ha hecho caso omiso, que ahora para los ciudadanos ya no valen excusas ni maquillajes.

Cambiar el modelo democrático nadie dice que sea fácil, pero nadie puede negar que el nuestro es demasiado imperfecto, y por tanto mejorable. Hay cuestiones en cuya resolución el modelo representativo actual es suficientemente democrático, pero hay otras en las que habría que apostar por una mayor participación ciudadana, en lugar de someterse siempre a lo que los representantes deciden, en asuntos que no formaban parte de su compromiso electoral. Esta es seguramente una de las causas del desencanto hacia los políticos.

La otra causa, y seguramente la fundamental, es la corrupción. De pronto da la impresión, de que en este país no hay un solo político decente, y nada más lejos de la realidad. Hay mucha gente muy honrada en todos los ámbitos de la política, de los que parece que nadie se acuerda que existen, puesto que el mensaje que se recibe es  que "todos" los políticos son unos corruptos”, cuando los corruptos son una minoría minoritaria. Poner en valor el ejercicio de la política solo puede hacerse separando la paja del grano, y los comicios electorales es el momento en el que los ciudadanos podemos ejercer esa tarea.

Deberíamos preguntarnos sobre ¿Quién y qué hay detrás de todo el desprestigio de los políticos? Los medios de comunicación nos están vendiendo que político y corrupto son sinónimos, y merecería la pena pensar cual es el motivo de su interés en que los ciudadanos cada vez estemos más indignados y recelemos de la política. Quizás al gran capital le interesa tener el camino libre para poder hacer y deshacer a su antojo sin que nadie pueda oponerse a sus deseos, y por eso cuanto menor participación, mejor para sus fines y más fáciles de alcanzar sus objetivos especulativos. Decía Albert Einstein, que “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”, y parece que los españoles hemos empezado a darnos cuenta de que eso es cierto.

Cada vez somos más los convencidos de que la democracia representativa debe ir acompañada de una mayor dosis de democracia participativa. Se pueden mejorar los mecanismos democráticos del Estado con la voluntad política de hacerlo, pero esa voluntad será más fácil si son los ciudadanos quienes lo exigen. No significa decidir todo mediante referéndum, pero si consultar sobre cuestiones que por su repercusión social se vea aconsejable. Pero sobre todo estamos convencidos de que no deben ser decididos desde los centros de poder.

Es cierto que muchas de las decisiones políticas que nos afectan a nuestro día a día se toman en Europa, pero eso no puede ser excusa para no votar. La gente no solo debe ejercer el voto, sino que debe exigir que se cumpla lo que se le promete en los programas. Los últimos años de gobierno, haciendo lo contrario de aquello que fue apoyado en las urnas, es una lección difícil de olvidar para el ciudadano de a pie.

Las encuestas vaticinan muy diferentes resultados según quien las ha encargado, pero apuntan el adiós al bipartidismo, y a unos futuros Consistorios y Parlamentos, mucho más plurales y diversificados en su composición. Y sobre todo, auguran una recuperación de la participación. Ahora que tanto parece preocupar Grecia a los europeos, viene bien recordar a Ovidio, uno de sus insignes poetas, que afirmaba que “hablar de democracia y callar al pueblo es una farsa”, y eso es lo que ha venido ocurriendo en mayor o menor medida en los cortos años de nuestra democracia.

En política, repetir hasta la náusea la consigna de que no hay alternativa, como se está haciendo, no es propio de una democracia sino de una dictadura, porque en democracia siempre hay alternativa. Por eso, la aparición de los movimientos sociales participando en la política, de nuevos partidos políticos, y de que muy diversas opciones, ha propiciado que ese cambio de actitud entre los ciudadanos españoles sea posible. Pero solo cambiará si lo imponemos los ciudadanos, siendo críticos con el modelo imperante, y participando en la política, desde fuera o desde dentro de los partidos.


Según afirmaba George Orwell, “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”. Ejerzamos de revolucionarios con nuestro voto, porque este año 2015 está repleto de oportunidades para hacerlo.

domingo, 15 de febrero de 2015

PROFESIONALIDAD PERIODISTICA Y DEMOCRACIA



En los últimos tiempos vivimos una guerra sucia desde los medios de información públicos y privados, contra el conocimiento de la verdad. El objetivo no es otro que controlar a la opinión pública. Vale todo, desde hacer ver que error y delito son cosas idénticas, a tergiversar informaciones, sesgar declaraciones, e incluso, algo tan rechazable como mentir con alevosía. Todo el espectro político de nuestro país sufre, esa manipulación, aunque lógicamente en mucha menor medida quienes ejercen el poder. Se busca con ello limitar, no solo la libertad de información, sino otros derechos que ya creíamos  consolidados.

Para desgracia del conjunto de los ciudadanos y desprestigio de nuestra democracia, algunos entienden que la información es libre solo si ellos gobiernan y la pueden controlar. Es la consecuencia de no creer en el sistema democrático, y prueba de ello son las purgas en las plantillas, despidos a trabajadores que no asumen que el jefe siempre tiene razón, o el hecho de pasar una noticia digna de portada a páginas centrales. Detrás de todo esto está el temor a que el impacto de la información cuestione la torre de cristal de los propietarios de ese medio, o irrite en los aledaños del poder amigo.

Como otras muchas profesiones hoy en España, el periodismo muestra síntomas de enfermedad. En mucha mayor medida el vinculado a las televisiones, porque son muchos más los espectadores que los lectores. Los ejemplos en los informativos de RTVE, de Tele Madrid, o de RTV Castilla La Mancha son una clara muestra de que cada vez parece que nos quedan menos periodistas de los de verdad. Mientras en este país nuestro de cada día, sigan existiendo millones de personas convencidas de que si algo sale en la televisión es que es verdad, seguiremos así, y ese debe ser el motivo por el cual el papel de tertuliano este tan bien remunerado, aunque muchos solo se dediquen a llenar de frases prefabricadas y ocurrencias obvias los espacios en los que intervienen, frente al profesional que solo da información.

Como nos ha ocurrido en otras profesiones, entre ellas la médica, el periodismo ha dejado de ser una profesión vocacional para convertirse en un medio de vida. Esa transformación de la profesión ha ido acompañada del cierre de medios ( un ejemplo es Albacete) y la absorción de los pequeños por los grandes, en busca del monopolio informativo, aún no alcanzado, pero al que algunos no renuncian. La libertad de información en una democracia debe asumirse como una cuestión de estado, y el uso partidista de los medios de información se debería tipificar como un delito más que implique inhabilitación, ahora que es delito protestar según la reciente ley mordaza. Eso reforzaría la profesionalidad frente al salario como objetivo primordial.

La crisis económica se utiliza para intentar acallar las voces críticas, por quienes están convencidos de que ellos son quienes marcan la línea que separa la actuación del profesional de la de quien actúa solo como estómago agradecido.  Los periodistas han de unirse por el bien de su profesión, pero defender la dignidad profesional siempre requiere ir acompañada de la acción política. La clase política, con independencia de los partidos debe conocer cuáles son las líneas rojas que nunca deben cruzar, porque si hoy se cruzan para denostar al rival, mañana se cruzaran para hacerlo contigo.

Pero no es fácil que alguien se rebele contra esa manipulación. El desempleo en la profesión periodística es inconmensurable, y salvo unos pocos, calificables como privilegiados, la inmensa mayoría tiene bajos salarios, jornadas sin límite, y sometidos a los deseos de quien le  paga. No se puede pedir que  levante la voz a quien está en paro,  o con bajo salario, o con la espada de Damocles del despido sobre su cabeza. Lo que es meridianamente claro es que no lo harán quienes cobran un sueldo astronómico, precisamente por su sumisión a quien se lo paga. La realidad es que en España la profesión de político y la de periodista están cada día más denigradas.

Mucho más sangrante es la actitud social, que damos por hecho que la manipulación existe, y permanecemos impasibles. Con los medios privados podría llegar a entenderse, porque puede ser suficiente cerrar el grifo que los financia para dejar al periodista sin el chusco que llevar a la mesa de su casa. Pero que también acontezca en lo público sin la menor queja social, hace este asunto mucho más bochornoso y dice  poco a favor de nuestra calidad democrática. Para dar opinión ya están los artículos de opinión, y hacerle llegar al ciudadano una información veraz, es algo diferente.

Si esto continúa, y parece que así será, deben ser las urnas las encargadas de castigar  a quienes así actúan, y apoyar a quienes opten por la absoluta independencia informativa de quienes ejercen una profesión tan digna e imprescindible  como es el periodismo de información.


sábado, 14 de febrero de 2015

SAN VALENTÍN



Día de San Valentín, el día en el que el amor se manifiesta en la cuenta de resultados de los grandes almacenes. Los enamorados no necesitan de una fecha en el calendario para manifestar sus sentimientos de afecto, pero la sociedad de consumo que nos gobierna, parece que sí. Por eso que hoy parece un día algo especial, se puede aprovechar para reclamar algo de amor entre los dirigentes políticos, sino entre los de partidos opuestos, si entre los de un mismo partido.

Sabemos que se pueden cambiar las leyes, pero no las costumbres. Eso necesita de generaciones, y a veces ni el paso de varias generaciones logra que se geste su cambio. Que se destituya a alguien por pensar que su liderazgo lleva a una derrota electoral, es algo cuestionable porque no es la costumbre. Cuantas veces se dijo que con Rubalcaba de candidato no se ganarían las elecciones y nadie hizo nada para cambiarle. Cuantos candidatos en regiones y ciudades están en esa situación y nadie les levanta del asiento. No es una explicación creíble al no estar acostumbrados.

Solo los locos se aventuran a decir que pasará mañana, y quizás por eso nadie se atrevió a decir nada de un mal resultado electoral en Madrid hasta ahora. La diferencia de los casos citados respecto a lo ocurrido a Tomás Gomez, solo se explica si esos previsiblemente perdedores, son los perdedores de los alrededores de la dirección. Son de esos a los que se califican como “de los nuestros, nuestros”.

Lo cierto es que perder una comunidad o un ayuntamiento, carece del gran significado que algunos ahora parecen darle, al lado de lo que ya se ha convertido en una costumbre, como es no renovar, y continuar aplazando sine die lo que cada vez se ve más inaplazable: refundar de una vez este partido. Pero no nos equivoquemos, no es culpa de los sucesivos secretarios generales, sino de los militantes por permitir que el deterioro llegue a los extremos que ha llegado y mayoritariamente seguir en silencio.

Peor imposible, y la sensación es que cada uno de los dirigentes está más preocupado por defender su parcela de poder, y eso deja en un segundo lugar la defensa del conjunto del partido. Por eso cada vez es más inaplazable abordar una renovación profunda en el partido, de que se incorporen nuevos compañeros y compañeras, qué aporten ilusiones renovadas a las bases, porque solo eso hará que se terminen el amiguismo y los reinos de taifas.

Las costumbres se cambian con revoluciones, no con experimentos. Muchos socialistas empiezan a vislumbrar que hay un profundo deterioro de las estructuras que articulan el tejido social de una formación política, y eso les hace atisbar que el  porvenir parece oscuro. Algunos ocupan un puesto convencidos de que su futuro depende de que otros se mantengan. Eso explica que cualquier intento de cambio para mejorar, lo vean como parte de la lucha de intereses entre unos y otros, y que puede poner en riesgo sus propios intereses. 

Mientras, desde la calle se nos ve que seguimos sin responder a las cuestiones políticas y a las demandas ciudadanas, sin presentar proyectos que les ilusionen. Y sobre todo, cada vez les resulta más difícil ver cuáles son las diferencias que existen entre el nuestro y los demás partidos (y eso que existen y son claras), pero nadie parece preocupado en demostrarlas y de ponerlas en valor. Eso nos hace, a quienes aún creemos que reconducir la actual situación es posible, tener que aguantar día sí y día también, escuchar que militamos en un partido clientelista y gobernado por el egoísmo de unos pocos. Acusación difícil de responder con el panorama que se transmite.

La solución para evitar una ruptura interna, muchos la ven en una victoria electoral, que paradójicamente no puede producirse mientras exista esa posibilidad de ruptura. Seguro que algunos piensan que peor están otros, y que hoy todos los partidos sufren la desafección de sus bases. Pero eso solo recuerda aquello de mal de muchos, consuelo de…

Puede ser cierto, que algún partido estará peor, y que todos los partidos tienen sus problemas. Pero mientras esto ocurre en Ferraz, Soraya, Margallo, De Guindos, y hasta Rajoy, continúan campando a sus anchas y sobrepasando todos los límites de la desvergüenza, como ahora al criminalizar a los griegos por querer arreglar sus problemas, al decirnos que no han subido nuestras pensiones por culpa de lo que nos debe Grecia.

Tal vez en el socialismo necesitemos que todos los días sean catorce de febrero, para que los desafectos no aparezcan, y así dedicar nuestras energías a enseñarle la puerta a estos impresentables que hoy gobiernan contra los intereses de los ciudadanos.

jueves, 12 de febrero de 2015

Ferraz y el PSM



Puede que las últimas veinticuatro horas hayan sido las de mayor convulsión en la historia del socialismo español del siglo XXI. Ni siquiera ante una derrota electoral tuvimos tanta agitación, como con lo ocurrido en Madrid a Tomás Gómez y su Ejecutiva. Quienes por cercanía conocían lo que estaba ocurriendo, ayer me comentaban que asistíamos a la crónica de una muestre anunciada, desde el momento que se conoció la investigación de los sobrecostes del tranvía de Parla al destaparse la trama Púnica.

Hay quienes defienden a Tomás Gomez pero no son muchos. Pero tampoco son unanimidad los que defienden la forma en que se ha actuado desde la federal para destituirle, ni el momento elegido para hacerlo. Es difícil de entender por qué si las dudas ya existían en Ferraz, se le respaldo como candidato a la Comunidad. Es fácil suponer que las encuestas no deberían ser ayer muy favorables para el PSOE, porque si no, se hubiese elegido otro momento para la destitución.

Aun desconociendo cuales han sido las razones reales, creo que no se han hecho las cosas todo lo bien que se deberían. Muchos compañeros han llegado a pensar que existía nocturnidad y alevosía, pero la desafortunada intervención del destituido usando para su defensa el ataque a la dirección federal, solo ha servido para justificar la actuación de esta. Tomás Gómez no está imputado, ni es seguro que lo pueda estar, pero la decisión de Ferraz le ha condenado como corrupto ante la opinión pública, y eso debería haberse valorado antes de actuar.

Esta condena publica no es sino la consecuencia de no estar acostumbrados en España a que responsabilidad política y responsabilidad penal sean cuestiones distintas. Su responsabilidad política ha sido no darse cuenta de lo que otros cocían a su alrededor, pero si ese es el motivo de destituirle, por esa regla de tres deberían estar en su situación todos los responsables políticos que no se enteraban de lo que pasaba en sus narices, empezando por la Infanta, Rajoy, Rato, y terminando por Iglesias, por ser el último en llegar al baile.

Consecuencia también de lo acontecido, es que algunas voces empiezan a desconfiar de la utilidad de las primarias, puesto que la militancia te puede elegir por mayoría, pero los jefes te pueden quitar en cualquier momento sin preguntar a la militancia que te eligió. Una vez más viene a ponerse de relieve que lo que importa en un partido político es lo que quiera el aparato que lo dirige. El propio Pedro Sanchez fue elegido en primarias, y aunque a él no se le aplique el mismo rasero utilizado con Gómez, el precedente que crea es, como poco, peligroso.

Otras voces relacionan el reciente acuerdo antiterrorista y esta destitución, con un intento por parte del Secretario General de reforzar y demostrar su liderazgo. Seguro que reforzaría más ese liderazgo siendo el personalmente, quien dé la cara para explicar la decisión adoptada, en lugar de dejar el asunto en manos del Secretario de Organización o del Presidente de la Gestora creada en Madrid. En realidad eso hace pensar lo que trata de evitar, que su liderazgo necesite ser reforzado, al parecer que se protege tras Luena y Simancas.

Un socialista viejo me decía esta mañana que en el PSOE cambiarán las cosas cuando los que llevan décadas viviendo para poner la alfombra a los jefes y hacerles el trabajo sucio, desaparezcan de la organización. Puede que tenga razón, y mientras algunos de estos sigan pululando, las expectativas de voto socialistas no mejoraran por mucho golpe de autoridad del Secretario General, y aunque algún medio de comunicación así lo quiera hacer ver. Flaco favor le hacen esos medios al socialismo, porque es sencillo imaginar que puedan ser los propietarios de esos medios los primeros interesados en urdir una trampa para de un solo disparo eliminar a dos socialistas. Eso sí, justificando después la necesidad de su jugada con encuestas elaboradas en menos de veinticuatro horas.

Estamos a tres meses de las elecciones municipales y autonómicas, y bien haríamos  los socialistas en centrarnos ellas, si es que se quiere que tras la tempestad venga la calma al partido. Puede que con lo ocurrido, algunos ya tengan justificación por si el resultado electoral que obtengan en esas elecciones no sea del todo bueno. Si antes fue malo por culpa de Zapatero, ahora ya pueden justificar que si también es malo, lo es por culpa de Pedro sanchez, y de esa manera poder continuar sentados cómodamente en los bancos de la oposición .


Winston Churchill, no precisamente un socialdemócrata, escribió que en la guerra solo podemos morir una vez pero que en política se muere muchas veces.  Estoy seguro de que Tomás Gómez  conocía esta máxima, y de lo que le ha ocurrido no debería extrañarse

martes, 10 de febrero de 2015

PUNTO DE ENCUENTRO



Hace ya algún tiempo, un amigo me comentaba su decisión de darse de baja del partido de izquierda en el que militó más de treinta años, y que lo había comunicado a la dirección del mismo en una carta en la que mostraba su voluntad de colaborar en “la necesaria formación de una mayoría social que expulse al PP de las instituciones”.

La idea de esa mayoría creo que a todos nos gusta, y más cuando el objetivo es compartido. Otros, pese a compartir la idea, continuamos militando en los partidos políticos convencidos de que también desde ellos se puede lograr esa meta. Sin embargo, cada vez es más notorio que los partidos tienen problemas para conectar con los ciudadanos, y el proyecto de futuro de cualquier partido que pretenda permanecer vivo, debe empeñarse en ser más cercano a los ciudadanos y en que pueda dar respuesta a sus demandas.

Si eso no se hace en los partidos llamados de izquierdas, el partido será cada vez menos reconocible como de izquierda, y si no se está en esa posición del espectro político, se estará fuera de lugar, o lo que es lo mismo, no se tendrá electorado potencial. La mayoría social a la que se hacía referencia por mi amigo, es el encuentro de toda la izquierda, para ese desalojo del PP, pero esa idea compartida por muchos a lo largo de muchos años, nunca ha sido posible.

Buscando razones de ese desencuentro, seguro que una de ellas es que en la izquierda siempre estamos convencidos del purismo de las ideas propias y de la contaminación de las ajenas. Ni siquiera hay que intentar la unidad, basta con pretender un mínimo acercamiento, para ver que este se interpreta como un intento por comerse al otro, y nunca se verá como la búsqueda de un proyecto que pueda ser defendible en común.

Los purismos y el narcisismo de los líderes de la izquierda, siempre acaban primando sobre los intereses y derechos del conjunto, y sobre todo, sobre las ilusiones de las bases de sus partidos. En la izquierda siempre existieron demasiadas figuras con buen discurso, pero pocos se han mostrado capaces de dar su brazo a torcer en favor del conjunto de la izquierda.

Lo que es innegable es que será difícil encontrar un momento en nuestra historia próxima futura, en la que la situación política precise de acuerdos para hacer cambios en el sistema político y para su regeneración, como la que ahora vivimos. No es solo cuestión de alcanzar un programa común, sino que debería contarse además con la elección de los candidatos en listas abiertas, con la limitación de mandatos, y otros muchos matices. Pero el imprescindible quid de la cuestión, es que todos deberían asumir la necesidad de hacer renuncias.

De lo contrario, lo que priman son los intereses personales, y en poco tiempo nos daremos cuenta de que nuestra revolución tiene más jefes que indios. Pero además la convergencia es mucho más difícil con un sistema de representación que permanece inamovible, o si se ha modificado como en Castilla La Mancha, lo ha sido precisamente para restar pluralidad y encorsetar la representación. En ese sistema los partidos políticos se dedican a una vigilancia férrea del contrario, y mucho más si este ocupa el mismo espacio electoral. Si esa forma de entender la política no cambia hacia el solo objetivo del bien común, deja de ser política para ser solo un juego de intereses.

Puede que ese sea el motivo por el que hoy, electoralmente hablando, lo en apariencia más atractivo, ya no son los planteamientos de partido de izquierdas o de derechas, sino la ambigüedad, o dicho de otro modo, el no definir el espacio electoral que se pretende ocupar. Cada vez está más escondido el punto de encuentro.


lunes, 9 de febrero de 2015

ECHANDO LA VISTA ATRÁS


Vivimos en plena desconfianza hacia el sistema y los políticos, mostrando la indignación por las desigualdades sociales consecuencia de las políticas gubernamentales y autonómicas de los últimos años. Aún no hemos entrado en la fase de la total desesperanza, esa en que es casi imposible convencemos de que la situación que vive el país aún puede tener solución.

Críticos con todo aquello que está mal, lo verbalizamos en un malestar tangible, pero la sensación de que nadie nos escucha solo lleva a aumentar esa desesperanza. La gente tiene derecho a seguir manteniendo nuestras expectativas de mejora vivas, y muchos lo hacen. Sin embargo, hay un fenómeno que siempre emerge en estas situaciones de desencanto: es el momento de los llamados mirlos blancos, por otros conocidos como los salvapatrias. Son personajes que surgen en todos los ámbitos y terrenos, individuos que con un discurso envolvente, consiguen canalizar nuestras frustraciones.
Cuando ellos aparecen dejamos de manejar nuestra capacidad de juicio, y actuamos con fe ciega. Con creerles a ciegas y hasta admirarles, sembramos la semilla de la manipulación.

Pero no pensemos que los mirlos blancos solo los encontramos en la política estatal, porque también los encontramos en las regiones y en los municipios. Todos los partidos los buscan en época de elecciones, los encuentran, los lanzan al cielo, y si luego no interesan, pasadas las elecciones se les deja caer, y a buscar un mirlo nuevo para las próximas. La historia de nuestra política local está llena de candidatos a los que nos presentaban con las convicciones adecuadas y de los que una vez perdidas las elecciones, nunca más se supo. Es gente con imagen y discurso atractivo, con el que ocultan su incapacidad para gobernar. No es una cuestión de partidos, no es cuestión de si es mejor o peor, pero en todos los casos son agentes para la manipulación.

Históricamente con la aparición en el panorama electoral de UCD, PSOE, PP, y ahora podría ocurrir en el fenómeno Podemos, en situaciones de desencanto colectivo los españoles hemos sido confiados y nos hemos dejado llevar en brazos por quienes nos han dicho lo que queríamos oír. Y no solo lo hemos hecho en la política, también en la economía, en la cultura, en el deporte, en la salud, etc. Basta con que  dispongan de lo que los sociólogos llaman ideas fuerza, para que por medio de ellas nos dejemos arrastrar por donde sus determinados estereotipos nos quieran llevar.
 
Un denominar común a todos es que su estrategia nunca emplea más de tres ideas fuerza para no correr el riesgo de difuminar su mensaje. Lo hemos visto desde la transición a UCD, PSOE, PP y ahora con Podemos, que utiliza sus tres ideas fuerza: reestructurar y renegociar nuestra deuda, acabar con la corrupción, y crear un nuevo mercado laboral que garantice un empleo digno y bien remunerado. Ese mensaje de ilusión arrastra a un montón de gente harta y asqueada con los gobiernos de la democracia, se mete a todos los políticos en un mismo paquete sin ver si es diferente su grado de responsabilidad, y así se hace a todos responsables por igual de la deuda, de la corrupción y del paro. Es más rentable y fácil generalizar que pormenorizar.

Nuestro sabio refranero dice que una cosa es predicar y otra dar trigo. Y la historia de los pueblos viene a darle la razón, porque cuando las deudas se renegocian, se juega con los plazos, pero siempre ganan más los acreedores; porque la corrupción solo desaparece con años de cambios educativos y culturales y nunca de un plumazo; y porque alcanzar el empleo digno no depende solo del Estado, sino que también depende del empresariado, y conociendo a la patronal española… Afirmar que son posibles las tres cosa a corto plazo parece hacer un brindis al sol.

Solo una interesada y manipuladora cultura televisiva, permite creer que alguien posee una varita mágica que todo lo puede. Pero si se usa la capacidad de análisis, no es lo importante el discurso para llegar al poder, sino lo que se puede hacer cuando  toca gobernar. Las decisiones de gobierno podrán gustar o no, pero esas deben responder además de a las presiones que gobernar implica,  al deseo de la mayoría de gobernados que no son lo mismo que el electorado propio.

El gran pecado que se suele cometer por los gobernantes es gobernar sin explicar los argumentos en base a los que se toman las decisiones. Si lo hacen es algo excepcional, o lo hacen a través de plasma, con argumentos que insultan la inteligencia de la ciudadanía, o con clamorosos silencios que ocultan razones inconfesables. Convicciones y gobierno son cosas muy diferentes, la primera implica una cuestión es personal, y la segunda una cuestión colectiva.

Decía Max Weber que un político siempre debe tener un amor apasionado por su causa, ética en lo que es de su responsabilidad, y mesura en sus actuaciones, y Ortega y Gasset afirmaba que el revolucionario no se rebela contra los abusos, sino contra los usos. Ambos llevan razón, y cada vez es más palmaria la necesidad de una nueva manera de hacer política que deseche abusos y los viejos usos, para revolucionar nuestro caduco sistema cumpliendo esas premisas.

Pero ese planteamiento no puede llevarnos a obviar el hecho de que alcanzado el gobierno y transcurrido un tiempo, con las convicciones políticas ocurre como con la virginidad, que  una vez perdida no se recupera. Más nos valdría utilizar nuestra capacidad de juicio antes de tropezar otra vez en la misma piedra. La democracia, por ser imperfecta, siempre puede mejorar, y esta España nuestra debería caminar sin tropezar cada dos por tres.


domingo, 8 de febrero de 2015

ASI ES LA "CONSTITUCIONAL" REFORMA DE LA LEY ELECTORAL DE COSPEDAL

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Este viernes, el Tribunal Constitucional desestimaba el recurso del PSOE contra la reforma de la Ley Electoral de Castilla-La Mancha. Esta decisión significa que la Ley 4/2014, de 21 de julio, se aplicará en las próximas Elecciones Autonómicas. En ella se establece que el Parlamento regional pasa de los 49 diputados actuales a reducirse a 33.
Un mínimo de tres escaños en cada una de las cinco provincias de la región, y los 18 restantes  distribuidos en proporción a la población provincial. A Toledo le corresponden 9 diputados, a Ciudad Real 8, a Albacete 6, a Cuenca 5 y a Guadalajara otros 5.
Es muy criticable una reforma en solitario del PP, sin tener en cuenta al resto de fuerzas políticas, pero ya sabemos que en Castilla-La Mancha estas cosas Cospedal las hace en vivo y en directo, y nada de en diferido. Era de esperar el rechazo al recurso ante el Tribunal Constitucional, porque en ese órgano el PP goza de mayoría, y mientras siga esa composición, para el PP supone un mero trámite.
Lo técnicamente llamativo de esa reforma, es que mantiene las circunscripciones provinciales, y eso permite obtener mayoría absoluta con solo un 35 % de los votosLas circunscripciones pequeñas se ven favorecidas al valer sus escaños menos votos que en una grande. Si solo hay dos escaños en una circunscripción, uno será para cada uno de los dos partidos mayoritarios, lo que significa un reparto de antemano y una capacidad de decisión ciudadana nula.
Con estas circunscripciones y los resultados de las últimas Elecciones Europeas vemos, queun partido que no obtenga como mínimo entre el 12 y el 14 % de votos en una provincia no tiene posibilidad de obtener escaño, y que para que el más votado no gobierne sería necesario que el resto de los partidos alcancen un acuerdo. Con esos datos de las europeasel PP obtendría la mayoría absoluta con menos del 40% de los votos, e incluso podría lograrlo con el 34 o 35 %.
El pucherazo es tan brutal, que se podría dar el absurdo de que el PP sea la segunda fuerza en número de votos, pero consiga una mayoría absoluta en escaños.
Con una sociedad cada día más diversa, una medida como esta agrava la falta de representación de esa diversidad en las instituciones. La nueva ley, por muy constitucional que sea, va contra el pluralismo político y puede provocar que uno de cada cuatro castellano-manchegos se quede sin representación en las Cortes regionales, impidiendo la presencia de pequeñas fuerzas en el Parlamento. Algo falla en este sistema democrático, cuando un tema tan fundamental, como el de la representación parlamentaria, puede quedar a la discreción de un solo partido.
La reforma es, a todas luces, un despropósito contra la democracia y la pluralidad. Si se quiere reformar la proporcionalidad de representación política, debería hacerse para todo el estado y para todas las Comunidades Autónomas, y a ser posible, por consenso de todos los partidos o de una mayoría muy cualificada. Baste señalar que si esta reforma se aplicase en una comunidad como Cataluña, el PP se quedaría fuera del Parlament de Catalunya, y lo mismo le ocurriría en Navarra.
El PP gobierna en cada comunidad según su interés partidista, y no por criterios de calidad democrática. Nuestra libertad de elección como castellano-manchegos, se limita a que elijamos entre trabajar o morirnos de hambre, y recuerdo que en esta región el derecho al trabajo le falta a más del 30 % de ciudadanos y, de eso, el Constitucional no dice nada.

jueves, 5 de febrero de 2015

SI HAY QUE PACTAR, SE PACTA. PERO PACTAR PA NA…


Me resisto a admitir, que la mejor solución contra el terrorismo es recortar derechos y libertades al conjunto de las personas. Más aun en este caso, en el que modificar el Código Penal para endurecer las penas contra el terrorismo yihadista es una falacia, sabiendo que si son capaces de inmolarse, les importa un rábano que aumentemos las penas de prisión. Y por si eso no es suficiente para considerar inútil lo acordado, basta preguntar a cualquier jurista para ver que la reforma no es garantía de mayor seguridad, y que efectivamente si recorta nuestras libertades.

Con la Constitución del 78, avanzábamos en la democracia con el objetivo de mejorarla cada día, conquistando derechos y libertades individuales. En ese camino han existido Pactos de Estado, pero aquí, a diferencia de otros países, los pactos se alcanzan sola y exclusivamente cuando la derecha gobierna, y se rompen cuando ejerce la oposición. Afirmaba Morrow, que si un partido político se atribuye el mérito de la lluvia, no debe extrañarse que sus adversarios le hagan culpable de la sequía, por eso es previsible que al considerar un mérito el pacto sus firmantes, sean acusados por los demás de recortar democracia.

No parece admisible que la cadena perpetua se acepte porque las encuestas digan que la opinión pública es favorable a ella. Actuando así, se demuestra la incapacidad de la clase política para transformar la sociedad, y apunta a que solo se busca el redito electoral. Los socialistas parece que no hemos aprendido con los años, que es posible firmar pactos con la derecha, exclusivamente cuando su contenido beneficia a la derecha.

Tradicionalmente la política antiterrorista ha sido la gran coartada del PP para dividir a la izquierda, y con este acuerdo también lo está consiguiendo, haciendo que el PSOE aparezca ante esa izquierda como cómplice necesario del PP, y eso puede que acabe dando más réditos en él debe, que en el haber del socialismo. De los escarmentados salen los avisados, y si un partido de izquierda analizase si los acuerdos con el PP han mejorado nuestra democrática, difícilmente se alcanzarían acuerdos.

Ahora se hará pedagogía para que las bases socialistas entendamos la postura de la dirección federal, pero hubiese resultado más sencillo plantearse votar a favor las modificaciones aceptables, y en contra las que no. Difícil entender que se firme un pacto global que contemple la cadena perpetua, y en paralelo anunciar recurrirlo al Constitucional. Como en el Tribunal Constitucional el PP goza de mayoría, ese recurso será rechazado, y además de difícil resultará inútil.  Mientras el TC tenga esa composición, queda convertido para el PP en un mero trámite a añadir a los de Congreso y  Senado.

Es cierto que existen temas de estado que deben ser acordados por todos, pero eso no hace que el PP deje de ser maestro en deslealtad e incumplimientos (recordar el uso del terrorismo de ETA de forma partidista, o el incumplimiento de su programa). La historia demuestra que los pactos propuestos al PP han acabado desgastando a quien se los propuso y rentabilizados por él.

Lo realmente triste de todo esto, es que la situación de hoy es el resultado de que los ciudadanos dejamos las actitudes reivindicativas de la transición en el armario, nos arrojamos confiados en los brazos de nuestros gobernantes, y relegamos la participación ciudadana a un segundo plano. Hoy quienes gobiernan lo hacen con nuestro miedo, lo que les permite legislar con la excusa de la seguridad, y así recortar derechos y libertades, amparados por un sistema que ellos mismos han construido, mientras los ciudadanos guardábamos silencio.




miércoles, 4 de febrero de 2015

LA ENCUESTA DEL CIS DICE MÁS COSAS

Todos los medios llevan hoy a sus portadas la encuesta del CIS, y ofrece cada uno interpretaciones para todos los gustos. Los datos dicen que PP, Podemos y PSOE, por ese orden, obtienen los mayores porcentajes de intención de voto directo, en base a la estimación de voto de la encuesta. Las encuestas dan siempre el resultado que quiere quien las paga y organiza, y en esta como en otras, hay mucha cocina de resultados finales.

Publicar una encuesta a meses de la celebración de las elecciones sobre las que se pregunta, siempre permite apoyar la estrategia de la parte interesada en su elaboración. Antes de las urnas, no hay miedo a errar porque queda tiempo para afinar, y sin embargo si permite lanzar mensajes subliminales una vez cocinados adecuadamente los datos obtenidos. A modo de supuestos, se puede pensar que esta de hoy intenta provocar miedo en el PSOE hacia la escalda de Podemos, lo que provocaría un acercamiento entre los dos grandes partidos, y eso interesaría al PP; o también deducir que ver un crecimiento de Podemos, estimulará al votante de derechas hoy indeciso a ir a votar, al amedrentarlo; o si el PP dice que el PSOE es bueno frente a los demonios de Podemos, logra desgastar el voto de izquierdas del PSOE. Lo mejor parece no hacer mucho caso, y verlas venir que hay tiempo aún.

En la encuesta llama mucho la atención un dato, y es que por un votante que apoya al PP, la encuesta le añade otro votante y medio para obtener el resultado final de intención de voto. Debe ser porque los votantes del PP, según el CIS, están avergonzados de serlo y ocultan su voto, y aparecerán el día de las votaciones como corderos al redil. Que pese al cabreo de la calle, uno de cada cuatro votantes siga apoyando al PP, indica que en la derecha española la corrupción no espanta el voto, solo hace que no se explicite públicamente. Todo está dentro de la normalidad, porque sus votantes son mucho más fieles que los de cualquier partido de izquierda.

Pero si se admite que existe un voto oculto del PP, hay que admitirlo también para el PSOE, porque el sondeo se hace después de conocerse la reunión de Zapatero, Bono e Iglesias, muchos votantes socialistas votaran PSOE, pero se avergüenzan de algunas actuaciones de sus dirigentes. Lo mismo ocurriría si se realiza el sondeo después del  pacto antiterrorista de ayer.

La diferencia entre la izquierda y la derecha, es que la fidelidad de voto en la izquierda es menor, y error a error, y gota a gota, el vaso puede desbordarse y la fidelidad se pierde. La historia de la izquierda española, siempre fue así, porque el enemigo de los partidos de izquierda no es la derecha, sino la propia izquierda, mientras que la derecha, hoy representada por el PP, se dedica a frotarse las manos ante la disputa fratricida.

Curiosamente, y según la encuesta, el voto de izquierda decidido es de más del cincuenta por ciento, frente al veintisiete de la derecha y al algo más del seis de los partidos de centro. Esto hace pensar que un gobierno de la izquierda solo depende de la capacidad de dialogo de sus líderes, pero sobre todo de su capacidad por dejar de ser ególatras.
Pero aparte de los que figuran en los titulares, hay una serie de datos que no deben pasar desapercibidos, y quizás el más importante es que aún hay un veintiuno por ciento de votantes que no ha decidido a quién votará. Eso en una encuesta con el margen de error de está hace que hablemos de entre cuatro o cinco puntos en el aire.

Y hay más datos interesantes en la encuesta, que en los titulares no se citan, pero que ayudan a conocer cuál es el sentir general de la población, y que difieren del resultado final del sondeo fruto de la cocina del CIS. Por ejemplo ocho de cada diez  españoles no creen que haya mejorado la situación económica, ni que haya recuperación, ni que nuestra economía esté mejor que antes del PP, y creen que 2014 ha sido un mal año pese a lo que dice el gobierno. Seis de cada diez piensan que dentro de un año las cosas estarán iguales o peor. Pero el dato que más llama la atención, es que casi un ochenta y seis por ciento de españoles se fía poco o nada de Rajoy. La pregunta es ¿y aun así votarían al PP con Rajoy de candidato?

Todos estos datos, como si de los mandamientos se tratasen, se pueden resumir en dos: uno, que no hay quien se crea que el PP conserva la intención de votos que dice el sondeo; y dos, que el PSOE está perdiendo su gran oportunidad para dar un giro de timón y volver a hacer políticas verdaderamente de izquierdas.

La política enseña, que un error no se convierte en acierto porque todo el mundo crea en él. Al final siempre es el tiempo el que quita o da razones, pero ya sabemos que el que espera, desespera.



lunes, 2 de febrero de 2015

EL PARAISO DE LOS CHARLATANES



El mayor enemigo de la democracia es la demagogia, y en el asunto de los aforados, la clase política española en su conjunto la ha practicado. Hemos oído hablar tanto de la necesidad de transparencia, que hasta se puso en vigor una ley para garantizarla. Los casos de corrupción política y la forma de actuar de nuestra justicia ante ellos, fue el acicate para que todos los partidos mostrasen su voluntad de aplicar el máximo de transparencia en las administraciones e instituciones públicas.

La indignación ciudadana venía provocada por la situación que se produce cuando en una causa de corrupción que se investiga, aparecen personas aforadas. La opinión generalizada es que los aforados tienen privilegios respecto al resto de ciudadanos, y ante eso los partidos se comprometieron a revisar la situación de nuestro país en materia de aforamientos. Últimamente los partidos han celebrado varios cónclaves preelectorales, pero no hay noticias en los medios de que este asunto se haya tratado.

Siempre pensamos que los aforados solo son los políticos, pero también lo son los jueces y fiscales, y los miembros de los Cuerpos de Seguridad del Estado, aunque estos últimos solo parcialmente. Sumados todos suponen que en España hay algo más de doscientos ochenta mil aforados, y de esos, solo dos mil son aforados políticos, y unos quince mil son miembros de la judicatura y del ministerio fiscal

La primera oportunidad para hacerlo la ofrecía la reforma de la Ley del Poder Judicial, que podía permitir la supresión de un gran número de los más de diecisiete mil aforados que hay en nuestro país. Nadie sabe porque el PP como partido del gobierno no lo ha hecho, ni porque el principal partido de la oposición no lo ha demandado y denunciado que no se aprovechase esa oportunidad. Visto desde la ciudadanía, solo se puede pensar que ha existido muy poca voluntad de los partidos políticos para con la reducción de los aforamientos, facilitar la lucha contra la corrupción.

La figura del aforamiento lo que hace es impedir que quien es aforado sea juzgado por un tribunal ordinario. Según a quien escuchas esto se describe como una ventaja para el aforado o como un inconveniente al perder un escalón en las fases de su defensa. Algunos lo ven como un impedimento para el afectado, porque una posible imputación, por su calidad de aforado, se dilata en el tiempo con el consiguiente cuestionamiento de su honorabilidad durante el tiempo que dure el proceso.

En cambio otros, ven en el aforamiento un privilegio, que altera el curso normal de cualquier proceso judicial, dilatándolo en el tiempo al tener que mandar el instructor a otros tribunales el caso, en el momento en que aparezca implicado un aforado. Y en ambos casos se sabe, que la justicia solo es justicia cuando es rápida en su aplicación.

Pueden admitirse ambas opiniones, pero en la realidad los casos con aforados acaban siendo juzgados por tribunales que han sido nombrados por los partidos de los que los aforados son miembros, y por lo tanto la existencia de aforados, solo sirve para que se cuestione la imparcialidad de la justicia. Los ciudadanos vemos como cuando en un caso de corrupción aparecen aforados, las defensas se encargan de dilatar todo lo posible, y dificultar la investigación del instructor, que en ocasiones se ve obligado a dividir en partes un asunto con aforados implicados. Es en realidad una sobrecarga de papeles para los tribunales, si se supone que la ley es igual en todos los tribunales.

En otros países la figura del aforado no existe, y aquí la oportunidad de disminuir su número ha sido obviada. En España tenemos en los tribunales casi dos mil caso de corrupción que están siendo investigados o juzgados, y en ellos hay implicados un total de trescientos políticos con aforamiento. Blanco y en botella, todo hace pensar que el interés de la clase política por su supresión, sino es ninguno, desde luego que es muy escaso.

Difícil recuperar la confianza con asuntos como este, puesto que la democracia no puede ir contra lo que pretende defender y estimular. Salvo que sea realidad lo que decía Bernad Shaw, cuando afirmaba que la política es el paraíso de los charlatanes.



CAMBIO DE FASE

Se acabo la fase uno con Feijoo. Entramos en la siguiente fase, esperemos que, con Sánchez, porque el monarca es competente para darnos sorp...