jueves, 27 de noviembre de 2014

ADIÓS ANITA, ADIÓS.



Celia Villalobos llevó  tan alto el listón de la incompetencia al frente del Ministerio de Sanidad tras su gestión de la crisis de las vacas locas, al enseñárnos a hacer el cocido con espinazo, que solo un nuevo record de los que acostumbra Rajoy podía superarla. Y lo ha hecho, porque para Mariano lo de figurar a la cabeza de las torpezas es pan comido.

La designación entre Ana Mato, mujer de partido, y Ana Pastor, profesional de la salud, para el cargo de ministra de sanidad según la táctica Rajoy solo podía recaer sobre la primera. Con ello Mariano se garantizaba superar la habilidad de José Mari al nombrar a Celia, y se aseguraba tener en su gobierno a la nueva record woman mundial en gestión desastrosa de la salud.

Aterrizó diciendo que su momento preferido del día era ver como vestían a sus niños, todo un anuncio de lo que le gustaba este ministerio. Tras meses sin que los sanitarios tuviésemos noticias de que existía una ministra de sanidad, se despachó publicando el “RD 16/2012 de 20 de abril, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del sistema nacional de salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones”. Dicho de otra manera, la reforma del Sistema Nacional de Salud por decreto y de un solo golpe.

Y sin encomendarse a dios ni al diablo, desde ese momento, las cosas en sanidad solo han ido a peor. Instauraba el copago farmacéutico y de servicios, dejaba sin asistencia sanitaria a varios cientos de miles de personas, pisoteaba los derechos de los trabajadores de la salud, y profundizaba en la privatización del sistema sanitario.

Doña Ana nos transformó a los españolitos a la chita callando. A la chita, pasándonos de usuarios de un sistema público gratuito, a asegurados, que si no pagamos no tenemos derecho a ser atendidos por el seguro, sin atender a las protestas. Y callando, por no dar una sola entrevista a los medios sobre su gestión en estos tres años.

Solo se ha reunido con determinados círculos de la profesión médica, no existiendo para ella ni las asociaciones sanitarias, ni los movimientos sociales. Nadie ha sido digno de lograr su interés, salvo los situados en los aledaños del PP, y nunca los colectivos que públicamente se han pronunciado en defensa de un modelo sanitario público.

La guinda la ha puesto estos dos últimos meses. A la nefasta gestión sanitaria del ébola, tanto con la traída del virus a Europa, como con el caso de la enfermera contagiada, (en un Carlos III desmantelándose sin ninguna previsión), se sumó la respuesta forzada por las presiones ciudadanas, para autorizar los nuevos tratamientos de la hepatitis C.

No solo ha sido mala gestora en salud. De su departamento también dependía la aplicación de la Ley de Dependencia, donde su gestión se resume en recorte sobre recorte. O la lucha contra la violencia de género, donde parece que se ha ido sin haber llegado a aterrizar. Todo un despliegue coherencia e interés.

Pero es innegable que la paciencia de la gente normal y decente, para con Ana Mato ha sido infinita, y hubiese llegado al final el mandato protegida por Mariano. Pero ayer a Mariano le empezó a estorbar para vestirse de guerrero del antifaz contar la corrupción hoy en el Congreso. Por eso su dimisión no ha sido por ser mala gestora ministerial, sino en relación al Caso Gürtel, ese en el que su ex se presentó con un coche en la cochera y ella no lo vio.

Que su dimisión se produzca tras el auto de un juez, es como una mala jugada que le ha gastado el destino. Supongo que a partir de ahora, aunque continúe como diputada en las Cortes, se ha merecido un buen descanso para dedicarse a lo que más le gusta: estar bajo los rayos UVA.

Decían que España no podía ser un país serio si el yate del Rey se llamaba Bribón, el banquero más famoso Botín, la ministra de sanidad Mato, y la alcaldesa de la capital Botella. Como Botella ya ha anunciado que no se presenta a la reelección, igual empezamos a parecer un país serio. A partir de hoy, preparémonos para la llegada del sustituto o sustituta, que promete ser más breve, como mucho por un año. Esperemos que no intente superar a su predecesora, aunque ya se sabe que con Mariano todo es posible en sus intentos por llevar a la marca España a los más altos índices de incompetencia.


Visto lo visto en estos tres años marianistas, lo único que puede hacernos parecer serios a los ojos del mundo, es que el presidente tuviera un mínimo de decencia y dimitiera en lugar de prolongarnos este calvario.

martes, 25 de noviembre de 2014

PEDIR PERDÓN Y RECTIFICAR


El mayor error del PSOE, y que amplio la distancia entre los socialistas y los ciudadanos, fue la reforma del artículo 135 de la Constitución acordado con el PP. Muchos socialistas mostramos nuestro desacuerdo con esa decisión, aun entendiendo la justificación de que ello impediría que España fuese intervenida. También entendíamos que esa decisión hipotecaría las posibilidades de triunfo en las Elecciones del 2011. Los pactos del PSOE con el PP siempre han favorecido al PP (OTAN, antiterrorismo, etc.)

Por eso, ante la postura manifestada por el Secretario General de apoyar la propuesta de IU para volver a reformar ese artículo, muchos nos sentimos bastante satisfechos, que no del todo. Con ello solo da en parte cumplimiento al documento  propuesta socialista para la reforma constitucional, denominado  Declaración de Granada, ya aprobado hace tiempo por el PSOE.

El PP se queda como defensor de que España anteponga el pago de la deuda al sostenimiento de nuestro estado del bienestar, y eso le deja como el único adalid de la austeridad y los, más que recortes, amputaciones a que ese acuerdo ha sometido a los ciudadanos. Son el único partido que está anteponiendo los intereses de los núcleos económicos sobre los del conjunto de los ciudadanos. Eso ha debido dolerle mucho, y he escuchado a la vicepresidenta del Gobierno decir que esa propuesta es "populismo".

Hasta hace unas pocas semanas, cuando alguien hacia propuestas atractivas  para los ciudadanos el PP se despachaba tildándolas de “demagogia”. Ahora “populismo” ha desplazado a "demagogia" en el diccionario del PP. A partir de este momento será “populismo” todo lo que no aplauda las políticas del PP, y ya no será algo exclusivo de Podemos, sino que lo será cualquier propuesta de cualquier grupo que marque distancias con el PP.

En el PP se olvidan de que el populismo no es nada nuevo, y que es una práctica bastante habitual entre la clase política en general. Mucho menos es extraño en el PP (acabar con el paro, no dar dinero a los bancos, mantener las pensiones, etc.) aunque sus tres años en el gobierno, nos han enseñado a los españoles que a quienes mienten, e incumplen lo prometido en su programa electoral, no se les debe llamar populistas, sino populares.

La rectificación del PSOE no está fuera de lugar a pesar de los ataques del PP. Si se quiere recuperar lo que el socialismo ha perdido por falta de coherencia en estos años, se debe marcar una línea política sin complejos, y eso incluye asumir que se rectifica y que el partido no tuvo el coraje necesario para plantarle cara a Alemania. Alejémonos del PP, que será bueno para los españoles, y que digan en Moncloa lo que les venga en gana.

Además, esta decisión tiene la ventaja de que dificultará, en parte, ataques desde la izquierda al socialismo, aunque no por ello se dejará de escuchar que esto es solo una pose del PSOE. Pues bueno y ¿qué si lo dicen? El reto está en ser creíbles, y para eso bastará con ser capaces de hacer lo que se promete. No importa que por esta decisión el PP nos acuse a los socialistas de populismo y por la izquierda de pose. Es mucho peor que los ciudadanos puedan seguir acusándonos de haber puesto la excavadora con la que el PP ha iniciado el derribo del estado del bienestar, y no haber rectificado ese error.


Pedir perdón siempre es una acción propia de buena gente, y aunque en todos sitios cuecen habas, la inmensa mayoría de los socialistas lo es.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

TIRAR DE LA MANTA



Podemos ya es un nuevo partido político. Su apoyo ciudadano, en pocos meses, ha sido sorprendente para otras formaciones políticas al constituirse. Como nuevo partido, no merece reproches por su pasado, y quienes se los hacen obedecen a diversos intereses. Como todo lo nuevo, goza de la frescura emocionante de lo joven, y sus formas y propuestas a muchos nos recuerdan los primeros años del PSOE a finales de los años setenta.

El paso a ser formación política dado el pasado fin de semana, supone para quienes apoyan a Podemos un antes y un después. Como partido político se encuentran en la misma situación que los demás, con toda la legitimidad para realizar la crítica a sus adversarios políticos, y la obligación de asumir que ellos también son ya objeto de la crítica de los otros partidos, algo que muchos de sus miembros no parecen entender por la reacción que muestran ante esas críticas en las redes sociales.

No es cuestionable, que si calculásemos el coste económico de una campaña publicitaria como la que muchos medios de comunicación le han regalado a Podemos, veríamos que ni el PP ha obtenido tanta promoción en esos medios propiedad del gran capital. La razón de este apoyo aún se desconoce de manera fehaciente.

Decía su líder, que lo difícil para Podemos comienza ahora, ya como partido. Pero esta semana PP y PSOE parecen empeñados en llevarle la contraria y hacer que la nueva formación de Iglesias no precise ni tan siquiera elaborar un programa electoral El acuerdo PP-PSOE sobre los viajes de los diputados les da otro motivo para sentarse en el escalón de la puerta y esperar el entierro de sus rivales políticos.

Si el PP goza de una mayoría absoluta que utiliza sin rubor para sacar adelante sus propuestas, sin necesidad del apoyo de otros partidos, nadie entiende porque el PSOE no le ha dejado que modificara en solitario el reglamento de la cámara que regulará el uso de los recursos públicos en los viajes de sus señorías, cuyo mal funcionamiento hasta ahora ha salido a la luz por los amores de Monago. Mucho más, cuando esa reforma es solo un paripé.

Que el PSOE haya alcanzado este pacto solo va a servir para poner en tela de juicio las declaraciones de transparencia de su secretario general. Puedo equivocarme, pero ese pacto carece de las mínimas exigencias democráticas, no hay quién se lo trague, y resulta una tomadura de pelo vergonzante para las bases socialistas. No representa solo un filón de nuevos argumentos para la formación de Pablo Iglesias contra el PSOE, sino lo que es más grave, supone darle aire a un PP ahogado por los corruptos de entre sus filas.

Me decía un compañero socialista que pinta canas, que para pactar esto, mejor no pactar nada. Aun siendo cierto que supone un mínimo avance de control respecto al descontrol existente, los cambios introducidos no son los que la sociedad exige y mucho menos los que nuestra democracia necesita. Con este acuerdo, el señor Monago seguir haciendo de su capa un sayo si en su grupo se lo permiten. El Presidente de las Cortes argumenta que conocer los viajes de los diputados afecta a su intimidad, pero ese es un argumento falso. La intimidad es otra cosa, no conocer los viajes que se hacen con cargo al bolsillo de todos, quien los hace y para qué.

Los ciudadanos de a pie solo pueden pensar que tras ese acuerdo, ambos partidos no están interesados en destapar el basurero, y transmitiendo la sensación de que existe un corporativismo entre ambas formaciones que para un socialista solo puede enervarme. No importará que el PSOE publique lo que hagan sus diputados, nadie lo valorará, y mucho menos si ese acuerdo incorpora la amnistía de todo lo anterior y con ello impide cualquier investigación sobre cómo se ha gastado el dinero de los viajes hasta ahora.

Para muchos socialistas es vergonzoso anunciar una reforma que solo sirve para seguir haciendo lo mismo. Por eso si Podemos no lo tenía fácil con ser un nuevo partido sin pasado, y contar con un apoyo mediático desproporcionado, este pacto le sirve en bandeja de plata una prueba más en su discurso de que la lacra de este país no es la corrupción sino el bipartidismo. En el PP mientras podrán seguir jactándose de que no existe oposición, y ante los ciudadanos se reforzará la percepción de que ambos partidos solo desean continuar teniendo los mismos privilegios.

Con estas actuaciones del grupo parlamentario, las bases socialistas cada vez tenemos más difícil la defensa de la organización ante los ciudadanos, porque no entendemos como si el PP es el partido de la corrupción, la respuesta del PSOE no es que a este PP ni agua. Cambiar no es solo una cara nueva como Secretario General, sino abrir las puertas y ventanas para demostrar que no nos parecemos al PP absolutamente en nada

Algo he aprendido en política, y sé que obtener el respaldo en las urnas resulta mucho más difícil que lograrlo en las redes sociales, y eso lo aprenderán pronto  Podemos y su Pablo Iglesias. Pero también he aprendido que si en Ferraz no se enteran de que el PSOE tiene el deber de tirar de la manta de una vez, y que caiga quien caiga, se está perdiendo la oportunidad de recuperar la credibilidad implícita en el mensaje de nuestro Pablo Iglesias.


Las oportunidades son pocas y no podemos dejarlas pasar.

lunes, 17 de noviembre de 2014

UNA SOCIEDAD ENFERMA, Y NO SOLO SUS POLÍTICOS


Quienes seguimos a diario los medios de comunicación en España, sentimos un hedor nauseabundo por lo que está ocurriéndole a nuestra sociedad. La percepción es que mucha gente parece haber perdido todos los escrúpulos relacionados con la ética y la decencia. Ya sé que pasaron los tiempos del apretón de manos de nuestros abuelos, que significaba el respeto entre personas de honor, pero al menos, debería seguir en vigor la decencia.

La corrupción de nuestro país, tiene su raíz en la falta de ética y de moral de algunos individuos pero también de la sociedad en su conjunto, y no solo de sus políticos o empresarios. Eso convierte, a quienes no participamos directamente de la corrupción, en cómplices de estos delincuentes de cuello y guante blanco, queramos o no. Como cualquier tiempo de crisis, es el momento de los codiciosos y los avaros, el momento del auge de un deseo incontrolado de bienes y riquezas.

Pero esto es un ciclo cerrado, donde para que unos tengan más, otros han de poseer menos, y lo triste es que eso, parece no importar ni a los que carecen de lo básico para la subsistencia. Es cierto que políticos y banqueros se llevan la palma de esa rapaz actitud, pero si ellos actúan con impunidad es por el silencio de quienes vemos sus desmanes y no reaccionamos. Aunque nos duela admitirlo, somos tan delincuentes como ellos, ellos por acción y nosotros por omisión al no actuar denunciando.

En esos medios de comunicación nacionales y locales, cada día aparece una relación interminable de nombres de imputados o condenados por corrupción. Cada día una trama nueva o un imputado nuevo, mucho más sonoras las de corruptos entre los servidores públicos, pero también de corruptos en la empresa y en los negocios privados. Es gente que no tiene límite moral, pero que tampoco encuentra un límite legal que les impida lograr sus objetivos. Son maestros en traicionar a sus colaboradores o perjudicar a cualquiera sin ningún tipo de remordimiento, si con ello alcanzan su propósito.

Lo más grave de esta situación afecta al ámbito público, porque los partidos, que en teoría deben ser los defensores de la sociedad frente a esta lacra, se convierten en el amparo de estos individuos por el mero hecho de pertenecer a sus filas o simpatizar con ellos. Para estos expoliadores, no existe la miseria material, pero atesoran enormes cantidades de miseria humana.

Puede que esa tolerancia para con los corruptos, se deba a una estructura anticuada de los partidos de nuestro país, pero también a que vivimos en un modelo económico europeo, que fue diseñado para una sociedad centro europea en la que el individuo corrupto es una rara avis, y que parece no ser el más adecuado para la mayoría de países mediterráneos que también somos Europa, donde la picaresca es parte de nuestra identidad.

Por eso, si el modelo económico europeo pensado para una sociedad de individuos decentes, sirve de amparo a estos individuos, urge su reforma, de un lado para impedir su actividad corrupta, y de otro para conseguir que se equilibren los sacrificios de todos, y no sólo caigan sobre la parte más débil de la sociedad  europea. En España, al ver las cifras que alcanza el expolio cometido por algunos, hasta podemos  preguntarnos si esto acabará, o si es que aún no les parece suficiente lo robado para frenar en sus desmanes, porque muchos no podrán gastar lo que ya  poseen aun viviendo varias vidas.


Pero sobre todo, como sociedad española, deberíamos  preguntarnos porque gentes que han obtenido incluso apoyo y reconocimiento social, y considerada por sus conciudadanos como aparentemente normal, puedan transformarse en delincuentes de un día para otro. Lo que es seguro es que en algo estamos fallando, y esta sociedad que estamos fraguando en base a la competitividad entre los individuos, en lugar de hacerlo sobre la cooperación entre todos, debería tener los días contados  por su propio bien.

sábado, 15 de noviembre de 2014

CASI TRES AÑOS CONVENCIDOS DEL ATONTAMIENTO NACIONAL

 
Dicen que el tiempo nos pone a cada uno en nuestro lugar. Si eso es así, desde la llegada al poder de este gobierno, en la zona destinada a los mentirosos y corruptos, deben estar instalando gradas supletorias. Entre mentiras y corruptelas, los tres años de gobierno de Rajoy dejarán a la (tan cacareada por el PP) herencia de Zapatero, en una pesada broma. No hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, nos han estado y nos están robando por encima de lo que la economía de nuestro país puede soportar.

Todo eso ocurre porque en la calle Génova están convencidos del atontamiento nacional, porque solo eso explica que sigan actuando como lo hacen, mientras su gestión arroja cifras que ponen los pelos como escarpias.  Si vemos que nuestra deuda pública alcanza ya el 98% del PIB (heredó el 71%), o dicho en euros, debemos 22.000 euros por españolito/a, y a ello ha de sumarse la enorme desigualdad social  que su política ha creado, incrementado en más de dos millones y medio el número de españoles que roza la pobreza. Ambos datos son para ponernos a llorar, pero si esas dos cifras aún no parecen suficientemente demostrativas de que la gestión del gobierno es a favor de las clases adineradas, es irrefutable el dato de que el 1% de los españoles posee el 20% de la riqueza del país.

Desde su llegada a Moncloa, Rajoy nos ha engatusado con el discurso de que su gran preocupación es la lucha contra el paro. Tres años después, y pese a que un millón y medio de jóvenes demandantes de empleo ha emigrado a otros países, tenemos más desempleados que cuando llegó a la Moncloa, y eso sin hablar del tipo de empleo que se ha creado, que lo ha sido en un número irrisorio, y que además con condiciones laborales que en muchos casos rozan la esclavitud. Nuestros derechos laborales han retrocedido tanto, que hoy trabajar ya no te asegura no vivir en la pobreza.

Decía que cambiaría nuestro modelo productivo. El I+D+I ha disminuido su inversión por debajo del 1% del PIB; el gasto en educación es de 6.000 millones de euros menos, lo que se traduce en 50.000 profesores menos; un recorte en sanidad de 8.000 millones traducido en una disminución del personal sanitario de 70.000 personas. Una reforma de pensiones que hace que los pensionistas cobren mientras pierden más poder adquisitivo, y además se ha gastado el 40% de las reservas para sus pensiones. Y el cinismo de la señora Cospedal diciendo que ellos han salvado los servicios sociales, la educación y sanidad públicas, no puede entenderse por mucha propaganda que un gobierno quiera hacer de su gestión.


Pero en la foto de esta gestión, no solo están las grandes cifras, sino que hay algunas medidas que intentan que pasen como de puntillas para que no nos enteremos. Algo como el ya citado gastarse la reserva de pensiones o aumentar el presupuesto de Defensa, o colarnos la reforma local como si ya estuviese todo negociado, son ejemplo de ese gobierno sigiloso, y en esta maniobra les viene de perillas la cortina de humo de la corrupción o la distracción mediática que supone para la sociedad la irrupción de Podemos.

Este último asunto de la reforma local, es muy llamativo como lo han aplicado. En el informe presupuestario que el gobierno ha enviado a Bruselas a mediados de octubre pasado, correspondiente a 2015, ya incluyen la aplicación presupuestaria de esa reforma, y en el documento el gobierno ya da por realizada la fusión de los pequeños municipios (más del 80% del total)  contabilizando el ahorro que a su entender supone. Lo hace en un momento ideal para que nadie se entere, porque los alcaldes y alcaldesas están ya más pendientes de las próximas elecciones municipales que de estas cosas.

Aseguran en ese informe, que nos ahorraremos 8.000 millones de euros de aquí a 2020, pero como es costumbre en este gobierno, no hace mención del perjuicio que ello supondrá para los ciudadanos rurales: la pérdida de la gestión local de los servicios municipales básicos y su precarización, y la pérdida de empleo en los pequeños municipios. Esto supone vincular esa fusión municipal exclusivamente al número de habitantes, sin tener para nada en cuenta las características y necesidades propias de cada municipio y sus habitantes. Tremendo error y lo veremos.

Estamos ante una reforma ideológica que busca el beneficio de las empresas privadas para las que se privatizan los servicios municipales, y muestra de ello es, que el Gobierno no ha negociado con nadie que se oponga a la reforma. No  persigue contentar ni a sus alcaldes, sino tan solo aplicar nuevos recortes. Si tanto se llenan la boca con lo de hacer “lo que quieren los ciudadanos”, si pretenden fusionar los municipios, que menos que esa unión fuese voluntaria.


Y así van trascurriendo los (ya casi tres) gloriosos años del atontamiento nacional. Después de todos estos datos, y de esa manera de gobernar a espaldas de los gobernados, me pregunto de qué puede sentirse orgulloso el PP, y como se atreve a repetir como un mantra, que gobierna para los ciudadanos. Lo único que es claramente el mayor logro del PP en estos tres años de gestión de Rajoy, es que los ricos son cada vez más ricos.

Aquí si viene al pelo la expresión de otro ilustre del PP, el sr. Trillo ¡Manda güevos! Fin de la cita.


viernes, 7 de noviembre de 2014

CORRUPCIÓN: HACER LO QUE NO SE HACE



El tsunami de octubre de noticias sobre corrupción en nuestro país, ha provocado la mayor desafección ciudadana con la clase política de toda nuestra democracia. Los partidos deberían entender lo imprescindible que resulta que transmitan su compromiso firme con la regeneración como prueba de que han aprendido de los errores cometidos, pero más imprescindible aún es desterrar la sensación de impunidad de los corruptos que tenemos todos los españoles.

Y no les va a ayudar a lograrlo, que noviembre se inicie con casos como el de  los viajes privados de Monago con cargo al bolsillo del sufrido contribuyente. De repente a todos los partidos les preocupa enormemente la corrupción, pero en la calle se piensa que quien ya se lo ha llevado calentito, se encontrará con un dinero para resolver su vida, con independencia de si le pillan o no.

Parece que a los corruptos les duele más tener que devolver lo robado, que acabar en una celda de la que saben que antes o después saldrán. Si a la devolución de lo robado fuese acompañada de una multa por igual montante, seguro que ante la tentación de meter la mano se lo pensarían dos veces.

La sociedad sabemos de la necesidad de una Ley de Transparencia vinculada al artículo 20 de nuestra Constitución, que a su vez sea acorde con el Consejo de Europa y los demás tratados internacionales al efecto, y que garantizase el acceso ciudadano a documentos públicos y hacer realidad el derecho a un buen gobierno. Pero esa legislación no debe limitarse a la clase política en exclusiva, sino afectar a la Jefatura del Estado, a los Partidos Políticos, Sindicatos, organizaciones empresariales y todo tipo de entidades que reciban dinero público -incluyendo a la Iglesia Católica y al resto de confesiones religiosas.

Son muchas las medidas que ahora se proponen por los partidos, unas más ambiciosas que otras, pero en conjunto abordan desde su prevención, a dotar de recursos a la justicia para investigarla, como dirigidas a adecuar la legislación para cuando surja. En cualquier caso, la suma de las propuestas de unos y de otros debe crear un marco que dificulte la corrupción, sin llegar con esas medidas a la vulneración de los derechos fundamentales en ningún caso.

Aplicar un endurecimiento de las penas por corrupción, tanto para el que corrompe como para el que se deja corromper, parece deseable, pero en esencia lo que la evitaría es la eliminación de todo privilegio asociado al cargo institucional, como lo es el aforamiento de los diputados y senadores, e impedir que un cargo público pueda percibir un sueldo adicional al derivado de su responsabilidad política. Para eso sería deseable que el salario de los responsables institucionales se estableciera por ley, y que esos cargos públicos estuviesen obligados a presentar sus declaraciones de cuentas no solo durante el ejercicio de su mandato sino también durante los años posteriores al abandono del mismo.

Los partidos solo resultaran creíbles contra este fenómeno, si acuerdan que todo cargo público imputado por corrupción fuese suspendido inmediatamente de su condición de militante en cualquier partido político del arco parlamentario, pudiendo levantarse la suspensión, en el momento de una resolución judicial favorable. Esto se complementaría con la decisión consensuada de que en ningún caso la defensa de un imputado se realice con cargo a los presupuestos de su partido, y mucho menos con cargo a la administración pública, aunque a posteriori puedan ser indemnizados por los gastos ocasionados en su defensa, si se demostrase la inexistencia de responsabilidad alguna.

La fiscalización de las cuentas de los partidos políticos por el Tribunal de Cuentas por mecanismos especiales mediante la intervención de técnicos especialistas que controlen y auditen independientemente esas cuentas, es a todas luces innegable, después de visto lo visto. Parece una tomadura de pelo que a un ciudadano se le inspeccione de oficio por Hacienda, y esa misma inspección solo encuentre trabas para inspeccionar a los partidos.

Desde Filesa, Gürtel, el caso Palau, o el caso SACYR en Toledo, han puesto al descubierto la financiación irregular de las campañas electorales, lo que aconseja su re estructuración centrándolas en los medios de comunicación y en las redes sociales, obligando por ley a los medios públicos a organizar de manera permanente debates que permitan el conocimiento y la libre configuración del criterio por parte de la ciudadanía.

Pero la mejor medida contra la corrupción es sin duda la limitación a dos mandatos como máximo para el ejercicio de un cargo, única forma de no crear servidumbres al cargo que se ocupa. Pero esa limitación requiere para ser efectiva, la separación de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Muchos casos difícilmente pondrían en duda la imparcialidad de la justicia si existiera la elección por sufragio universal del Fiscal General del Estado, del Fiscal Anti corrupción, y del Defensor del Pueblo, también con una limitación temporal de permanencia en dichos cargos.

La pasividad del actual presidente del gobierno ante la que esta cayendo, no sería posible si el presidente del Gobierno fuese elegido en elecciones separadas a las legislativas, y aunque pueda nombrar con independencia su gobierno, siempre su tarea estaría sometida al control del Parlamento y reforzaría la necesaria independencia entre ejecutivo y legislativo, ahora inexistente.


Los partidos deben intentar que los ciudadanos recuperemos la confianza en el sistema. Por eso me causa hilaridad, que en estos días, algún responsable político comente que siempre existirá la corrupción y que contra ella es difícil actuar. Se puede hacer de todo, menos anunciar contundencia y a la vez permanecer impasibles. Ya vale de engaños, se puede hacer lo que no se está haciendo, levantar las alfombras y abrir las ventanas.

domingo, 2 de noviembre de 2014

LA ENCUESTA DE EL PAIS

La encuesta de hoy de El País, y que posiblemente sea ratificada por el CIS la próxima semana, debiera servir para despertar de una vez al PSOE. Además de la intención de voto por partidos, la encuesta refleja sobre todo el desencanto de los votantes al señalar una voluntad de abstención del 20 %. Aunque PP como PSOE, se limitan a decir que solo son encuestas y que falta tiempo para votar, lo que refleja debería preocuparles.

Lo que haga el PP al respecto, no me incumbe, pero no me parece acertado que el PSOE también comparta eso de que solo son encuestas y que lo que valen son las urnas. Si este no es el momento de ponerse las pilas y de darse cuenta de que no se ha estado con la altura de miras que exigían los múltiples movimientos que se han producido en nuestra sociedad desde el surgimiento del llamado 15 M, no se a que hay que esperar. También anoche en las tertulias comentaban que estos resultados eran consecuencia de los casos de corrupción aparecidos este mes, pero más nos valdría buscar otras muchas otras razones que nos han pasado inadvertidas pese a las advertencias internas que las ha habido.

En ocasiones a la ignorancia de algunos dirigentes que les impidió ver lo que se fraguaba, se añadió el desprecio a este movimiento, sin valorar que los recortes iniciados con Zapatero y culminados con Rajoy, lo iban alimentando día a día, y que, eso sí, este mes se le ha aportado la gota que desborda el vaso. Los partidos que enseñaron a muchos ciudadanos la utilidad del voto útil, para evitar que llegasen el PP o el PSOE, según sus intereses, no eran conscientes de que les estaban enseñando algo que ahora se ha vuelto en su contra en estas circunstancias: que el voto también puede ser útil para que no gobierne ninguno de los dos.

Entre los socialistas, una cosa han sido los discursos y otra los hechos, y así se ha dado importancia a las redes sociales en el discurso, pero dejándolo solo en eso, un discurso. Realmente en la utilización de ese instrumento los socialistas hemos sido torpes y en lugar de convertidas en la sede de las Agrupaciones locales de cada pueblo, barrio o provincia, no solo se ha obviado el potencial que para eso tienen, y además paralelamente  se ha restado importancia al funcionamiento de esas sedes físicas hasta el punto de dejarlas inoperantes. Hoy no tenemos ni las físicas ni las virtuales.

Entre la militancia socialista han aparecido sensaciones de pereza ante la laxitud de nuestros dirigentes para afrontar los retos que la gente demandaba, y en muchas provincias puede hablarse incluso de inmovilismo. Cuantas veces se han realizado propuestas validas cuya implementación se aplazaba, para acabar llegando tarde a posicionarnos, y en la mayoría de los casos dando la sensación de llegar siempre tarde a las demandas de la sociedad. Y para abundar en la propia torpeza, cuando alguien se quejó dentro, solo se encontró la prepotencia y la arrogancia del dirigente local o provincial de turno.

Algunos decíamos (y hay hemeroteca al respecto), que había que buscar puntos de encuentro entre toda la izquierda sin dejar fuera a Podemos, en lugar de machacar en el discurso con las diferencias. Sin embargo, muchos de nuestros dirigentes han optado por achacar a ese movimiento los mismos males que el PP le achacaba (Venezuela, populismo, etc.) Tampoco en los debates televisivos, los representantes socialistas han intervenido con argumentos nuevos, sino con los de siempre, que han resultado ante la opinión pública, argumentos de poca monta y frente a los cuales las respuestas eran absolutamente previsibles y por tanto contrarrestables y eso ha hecho que cada vez el apoyo de la calle haya seguido creciendo.

En pleno siglo XXI, las nuevas tecnologías han transformado el pensamiento contemporáneo y nosotros parece que nos ha costado entenderlo, y en algún caso ni siquiera hemos querido darnos cuenta de su importancia. Más nos valdría aprender cosas que a la vista de esta encuesta en Podemos han hecho bien, pero sobre todo, si no se quiere aceptar esto, deberíamos darnos cuenta de que hay que llevar la humildad del discurso a la práctica, y cambiar las formas de actuar.

Empecinarnos en solo ver populismo en Podemos no nos aporta nada a los socialistas. Tal vez sería bueno reflexionar sobre porque se rechazaron propuestas de nuestros militantes en debates internos, que ahora resultan exitosas ante los ciudadanos como lo demuestran los resultados de esta encuesta. Aunque esto solo sea una encuesta.

CAMBIO DE FASE

Se acabo la fase uno con Feijoo. Entramos en la siguiente fase, esperemos que, con Sánchez, porque el monarca es competente para darnos sorp...