El PP por boca de Montoro, ha anunciado a bombo y platillo lo que
según sus partidarios, es lo que mejor saben hacer cuando gobiernan, y que
ellos llaman “bajar los impuestos”. Después de casi tres años machacando
a trabajadores y clases medias, y favoreciendo a las grandes fortunas
incluso con amnistías fiscales, al ver que de nuevo se acercan contiendas
electorales en el próximo año, en los despachos de la calle Génova han decidido
lavarle un poco la cara a su política económica, y poner en marcha este
“engañabobos” al que ellos denominan propuesta de reforma fiscal.
Dice el catedrático vasco Ignacio Zubiri, experto en
fiscalidad, que es "una reforma fiscal ineficiente e injusta, que ni
mejora la eficiencia ni la equidad ni estimula el crecimiento, ni favorece la
corrección del déficit". Yo añadiría a este comentario, que es cierto que
puede rebajar la recaudación por vía IRPF, pero no es menos cierto que hace un
reparto desigual de esa rebaja, beneficiando a las rentas medias-altas y altas
(al aumentar la lista de regalos fiscales que les hace), mientras que esa
rebaja a las medias- bajas y bajas no compensará lo que llevan perdido y siguen
perdiendo con los recortes en servicios públicos que durante tres
años llevan soportando.
Se puede resumir esta reforma diciendo que no cambia la estructura
fiscal que era lo que anunciaron y lo que realmente necesitábamos para
luchar contra la desigualdad económica existente en este país. Pero con esta
reforma los impuestos no bajan para todos, e incluso para algunos hasta
subirán, a los autónomos se les vuelve a prometer para 2015 lo que ya se les
prometió para 2013, y si hace el alarde de bajar el impuesto de sociedades para
las grandes empresas del 30% al 25% pero en 2016. Entre sus déficits están que
no discrimina entre renta e ingresos, que no sirve para incentivar y financiar
las políticas sociales que el PP se ha cargado con sus recortes, y sobre todo
que no aclara como se abordará el fraude fiscal existente, posiblemente porque
aunque si interese a las arcas públicas, no le interese tanto a los impulsores
de esta reforma.
Al descender la recaudación del
IRPF, eso nos llevará a reajustar el déficit a base de más sacrificios y
sablazos a los de siempre. Si esta rebaja fiscal va a suponer unos 9.000
millones menos de recaudación según los cálculos del gobierno, y por otro lado
ese mismo gobierno se ha prometido a que España va a recortar en
30.000 millones en gasto público, esta rebaja hará elevar esta cifra a 39.000
millones, lo que representa casi cuatro puntos del PIB. Y esos recortes,
conociendo a este gobierno, ya se sabe dónde acabarán afectándonos, lo que debería
preocuparnos porque tendrá efectos negativos sobre educación, sanidad y
pensiones, puesto que es seguro que para ajustar las cifras recurriran de nuevo
a disminuir el gasto público, y como llevan haciendo desde que gobiernan,
esto se reflejará en unos servicios públicos de peor calidad.
El por qué se anuncia ahora, se puede intuir, y es seguro que se
hace buscando un efecto electoralista, pero esto dificultará el cumplimiento
del déficit en 2015. No es un cambio de modelo fiscal, sino una reforma que mantiene
y consolida las desigualdades, y que es solo puro maquillaje electoral. Si
realmente se quisiera redistribuir la riqueza entre todos los españoles, se
haría utilizando para ello cambios en la distribución del gasto público, no
haciendo una reforma solo sobre los ingresos. Vamos a seguir igual que
estabamos antes, con una fiscalidad injusta e insuficiente.