Oír el pasado
viernes a Rajoy tras el Consejo de Ministros, dibujándonos una España en marcha y que ya está saliendo
de la crisis, resulta patético, porque eso solo lo perciben los españoles con grandes
cuentas corrientes que han incrementado sus ingresos, y desde luego no
el ciudadano normal y corriente, cada día con mayores problemas para llegar a
fin de cada día que ya ni siquiera a fin de mes. Si,
patético, porque un
gobernante que cada vez que le ha apretado el zapato de la
corrupción en su partido, ha
optado por esconderse de la prensa detrás de un
televisor de plasma, podía
haber seguido fiel a ese su modelo de cobarde, en lugar de salir a mentirnos importándole un bledo desprestigiar con ello la democracia.
Y es que si no
dar la cara desprestigia, mentir lo hace aún más. Daña más la apariencia de democracia que
su falta, porque la mentira en sus discursos es la demostración del desprecio sistemático
a todos los ciudadanos, esos que con su voto e
impuestos unos, y otros solo con lo segundo, le mantenemos en la Moncloa para que sea el presidente
de todos, no solo de la clase privilegiada de este país
como si de una república bananera se tratase, y el fuese el dictador de
pacotilla que la intenta dirigir.
No es fácil ser
breve a la hora de resumir el año que termina. Una calificación como resumen: un año nefasto para los
ciudadanos. Por mucho esfuerzo que el presidente haga
para tratar de convencernos de que este 2013, ha sido un buen año gracias a las
reformas que según él permitirán afrontar un 2014 mejor, no creo que exista un solo español (salvo los que viven ciegos en el fanatismo pepero) capaz de creérselo. Las profecías son propias de iluminados y no de estadistas, y Rajoy ni
es lo uno, y ha demostrado que tampoco lo otro, por mucho esfuerzo que ponga en exteriorizarlo, y ni
él se cree lo que nos dice.
Con la
justificación de la herencia recibida (ya son dos años con la misma escusa), la obra pública ha continuado en una vía
de parálisis e impase, y nuestras grandes
constructoras, como nuestros investigadores, tienen más trabajo en el exterior
que en nuestro país. En Galicia como antes fue el Prestige y sus hilillos,
ahora ha sido el accidente
del AVE en Santiago la punta del iceberg a una mala gestión de las
infraestructuras, ahora enturbiando el modelo
ferroviario de la alta velocidad. La solución para tapar la mala gestión: culpar al conductor del
tren, culpar a la herencia recibida y no admitir que los recortes afectan a la
gestión de las infraestructuras. La red de autovías estatales también
sin avances en dos años y deteriorándose, y nuestro I+D+I en sus horas más
bajas invitando a la fuga de cerebros.
La reforma laboral que se hacía para
crear empleo, solo ha servido para abaratar los despidos, precisamente lo que específicamente el gobierno rechazaba pretender con
su aplicación. La realidad es que seguimos en seis millones de desempleados, y
la bajada de ese número es debida a la gente que ha emigrado (nacionales y
extranjeros), y a quienes (cansados de no encontrar ofertas de empleo) han
desistido de continuar inscritos en las listas del paro, pero en ningún caso a el resultado de un estímulo
a la creación de empleo. A final de este año se ha
decidido la congelación
del salario mínimo, lo que nos sitúa a la cabeza de
los países europeos con un salario mínimo más miserable. Y el remate, en estos días
se ha aprobado que, si por trabajar se enferma, el control de la baja laboral se hará por las mutuas patronales y no por el médico de cabecera.
A la reducción drástica de los derechos de
los trabajadores de esta reforma, y para acompañarla había que adoctrinar a los españolitos y españolitas, y nada mejor que hacerlo desde la
educación primaria. Así la reforma educativa tan
protestada por padres, alumnos y profesores se ha aprobado contra viento y marea,
porque es la pieza
imprescindible para que los contenidos de la reforma laboral sean tragables por
cualquier joven que se incorpore al mercado de trabajo.
En el dos mil doce se acometía la reforma sanitaria sin ninguna negociación, mediante un decreto ley, el 16/12, que dentro
de un tutus revolutum abordaba cambiar situaciones laborales, sacar medicamentos
del sistema público de salud, y auspiciaba las privatizaciones de hospitales y
de la asistencia sanitaria general, a la vez que permitía excluir de esa
asistencia a los colectivos mas desprotegidos. Pese a ser del año pasado, ha sido en dos mil trece cuando se
han visto sus perniciosos efectos sobre la salud de la ciudadanía y del sistema
sanitario español que ha pasado de la vanguardia mundial a un puesto de
mediocre.
Con un componente
que afecta al sistema sanitario, pero sobre todo como un recorte de derechos, a final de año se ha incorporado a la
serie de dislates de este gobierno la Ley del aborto, que nos traslada
a las épocas del franquismo más rancio, recortando los derechos de la mujer a decidir sobre su derecho a la maternidad, y con la cara dura de
cemento y el cinismo eclesiástico que le es propio, su promotor dice que es la más
progresista de las leyes europeas que hay sobre
esta regulación. Eso sí, es la única promesa electoral del PP que ha cumplido
en dos años.
Este mismo
ministro ha sido el impulsor de la ley de tasas judiciales a finales de 2012, y
que en este año han servido para impedir el acceso a la justicia a quienes medio carecen de
recursos económicos, es decir al ciudadano medio que es el que ve vulnerados
sus derechos, sin posibilidad de defensa jurídica por el alto coste de los trámites
judiciales.
Tampoco se han
librado las pensiones, pese
a decir que eran intocables, pero con una maniobra de prestidigitación,
anuncian una consolidación de una subida en época de
vacas flacas pero que no obliga a incrementarla en época de vacas gordas. La consecuencia,
esa pensión que estaba en
2013 permitiendo a los padres jubilados, hacer frente a los mínimos vitales de
los hijos en situación de desempleo, queda de esta
manera congelada desde
enero (porque una subida de algo más de un euro mensual,
no deja de ser una congelación encubierta). Veremos en 2014 si esto no desata una
revuelta social, al estar garantizadas para este año la subida de alimentos,
ropa, agua, luz, gas, etc. Junto a la congelación salarial
La ley de dependencia que nació sin
dotación suficiente por el anterior gobierno, ha pasado con este directamente a
carecer de dotación. Se vuelve al modelo de la caridad
cristiana con el pobre y el desvalido. Rara es la
agrupación de Nuevas
Generaciones del PP que no ha puesto en marcha una iniciativa de
recogida de alimentos o de juguetes en estas fechas,
sin olvidar que detrás
de esa dadiva está un posible votante a sus intereses partidistas. Esta no es una competencia que el estado privatiza, sencillamente
renuncia a ella dejándola en manos de la Iglesia y las ONG´s, pero si puede
conseguirse un voto, no dudan en transformar a sus cachorros en ONG. Puede que en
la próxima Navidad, retorne aquel consejo gubernamental de sentar un mendigo a tu
mesa, como en la dictadura franquista.
También nuestra defensa y nuestras relaciones
exteriores han vivido etapas intensas. El gran empeño
en vender la marca
España como sinónimo de calidad, se ha visto truncado por una imagen de corrupción,
de país en regresión de derechos ciudadanos y de atisbos de brotes procedentes
de nuestras rancias raíces fascistas. Si en la época
aznariana era Perejil, este año fue Gibraltar. Y si todos los años hemos
dedicado más dinero a la
defensa que al empleo, este año también lo hemos hecho, pero con el presupuesto ministerial repartido entre los demás
ministerios de tal manera que ese incremento no sea evidente a simple vista.
Tampoco el ministerio de industria ha estado ausente de los trabajos
para avanzar hacia un modelo neoliberal. Un ministro
que no controla su
departamento, que ha visto desde la expropiación de
Repsol (vendida como un ataque de los marxistas argentinos a la patria hispana),
a la última tragicomedia
de las subastas eléctricas (te subo un once, pero luego subo un tres, y todos
contentos con tener una subida de nueve puntos menos de lo previsto). Siempre a mano la
tan socorrida herencia recibida para justificar cualquier fracaso, y además presumir con la frase “el gobierno tiene que gobernar y hemos
hecho frente a los intereses de las empresas en favor de los ciudadanos”.
Y como no detenerse
en la labor de un
ministerio del interior empeñado en los recortes de derechos ciudadanos, en las
leyes mordaza o en hacer guardianes del orden público a los vigilantes jurados
de los establecimientos privados. Es el ministerio encargado de mostrar el
desprecio sistemático al principio de que la democracia es el gobierno del
pueblo. Este ministro demuestra que ante sus convicciones
ultra católicas y reaccionarias, la democracia es una palabra vacía de
contenido. Su última ley,
la de seguridad privada es otra privatización más de lo público, que seguramente tenga en el horizonte la privatización de los establecimientos
penitenciaria.
Y por último, el
repaso a la labor de los
ministerios de economía y de hacienda. Con un pijo y
un déspota al frente de ellos respectivamente, son la muestra de lo que es esta derecha gobernante, son
los encargados de poner a los ciudadanos al servicio de la economía, en lugar
de la economía a nuestro servicio. Con sus
reformas auspiciadas con el dato de que estaba bajando la prima de riesgo
española, se han dedicado
a traspasar los euros recortados en los servicios a las arcas de los bancos de quienes
les propusieron para ser ministros, o sea, de sus amigos. Han realizado una
reforma del sistema bancario que se inició con la promesa de que todo lo que se
diera a los bancos lo devolverían y ahora ni se
enrojecen para decirnos que lo
pagaremos nosotros los españoles, todos y cada uno de nosotros. Son quienes han
permitido el reparto de lo que era patrimonio de todos los ciudadanos entre los
saqueadores de guante blanco, sin ningún tipo de escrúpulo ni reparo por su
parte.
Parece que, ante este alud de ataques frontales a
la ciudadanía, lo lógico sería que esa ciudadanía se mostrase indignada y se manifestase
en la calle. Lo ha hecho, más de lo que nos han contado, pero no en la
medida que un ataque tan brutal precisa para ser parado. Una explicación a esto: son tantos los frentes que nos han abierto, que el que más y el que menos podemos sentirnos agobiados o abrumados por esta avalancha.
La realidad, a nuestro pesar, es que el rodillo del capitalismo ha
seguido avanzando en 2013 contra viento y marea, y en
paralelo, los que
dirigen el cotarro siguen dedicándose al expolio de todo lo conquistado con
mucho esfuerzo (incluida la vivienda familiar,
mediante los desahucios por el impago al que sus propias leyes y recortes nos
obligan). Después del
expolio vemos el reparto descarado del botín conquistado entre ellos, en sobres
o en B.
Mi padre me
decía que las guerras las
provocaban las empresas de fabricación de armamento para así poder limpiar sus stocks
de armas. Ahora no solo le creo, sino que estoy convencido que esta crisis es una jugada similar:
esta crisis la han creado unos pocos para ponerse las botas con cargo a todos
los demás.
El gobierno que hoy tenemos es solamente el representante de
los creadores de esta crisis y actúa como gestor de su estrategia, le pese a
quien le pese.