jueves, 20 de junio de 2019

EL PISTO MANCHEGO PSOE-Cs



Pasó el tsunami electoral. Mientras Sánchez busca apoyos para su investidura, hemos asistido a la formación de los ayuntamientos y empezamos a conocer las negociaciones en las Comunidades. La novedad municipal es la alternancia en la alcaldía (que no es algo nuevo aunque algunos se cuelgan la medalla de la innovación). No solo en el caso de Madrid, también en Albacete o Ciudad Real, donde accede a la alcaldía alguien que ha conseguido una representación ínfima. Buen momento para hacer algunas reflexiones al respecto. Post electorales, sin posibilidad de influencia en la decisión de los electores.


Constitución española en sus  artículos 137, 140, 141 y 142 (Capítulos I y II del título VIII).  El artículo 137 define el principio de autonomía de los entes públicos territoriales. El artículo 140 nos define el principio de autonomía municipal “La Constitución garantiza la autonomía de los municipios. Éstos gozarán de personalidad jurídica plena. Su gobierno y administración corresponde a sus respectivos ayuntamientos, integrados por los alcaldes y los concejales. Los concejales serán elegidos por los vecinos del municipio mediante sufragio universal, igual, libre, directo y secreto, en la forma establecida por la ley. Los alcaldes serán elegidos por los concejales o por los vecinos. La ley regulara las condiciones en las que proceda el régimen del concejo abierto.”

Pregunta: los pactos post electorales alcanzados en muchos municipios decidiendo quién debe ser el Alcalde o la Alcaldesa, e incluso el tiempo que ha de permanecer en el cargo ¿no contravienen nuestra norma fundamental? No es la primera vez que se hace esto en España. Una cosa son las negociaciones entre los electos y otra repartirse el botín de los cargosUna decisión, adoptada en un despacho, no directamente por los miembros de la Entidad Local en el Ayuntamiento, sino por la dirección de una formación política en su sede partidaria, socava claramente la autonomía municipalPuede favorecer un determinado interés o a una determinada concepción ideológica, pero el resultado final, altera gravemente los resultados electorales adoptados democráticamente, porque en muchos casos un partido acaba recogiendo más poder, del que los ciudadanos le han otorgado, ya que se produce una modificación de la voluntad ciudadana manifestada en las urnas.

Difícil calificar esos pactos como proyectos programáticos rigurosos y colaborativos. En ese escenario, la política municipal corre el riesgo de convertirse en mediocridad en los próximos cuatro años. Eso, de por sí  grave, en paralelo daña la credibilidad de los responsables políticos ante los ciudadanos, A la gente le va a costar creer que en esas negociaciones se ha hablado de sus problemas, o de programas, y no de un reparto de sillones, da igual el partido. Huele a estrategia, no basada en el modelo de ciudad apoyado con el voto, sino en la mayor o menor capacidad de unos pocos para mantener el poder. Esto no es democracia representativa (de participativa, ya ni hablamos), sino en una forma de esquivar el principio citado de la autonomía municipal, a sabiendas de que la decisión adoptada, repercutirá sobre los ciudadanos y sus electos, adoptados a espaldas de los ciudadanos.

Se quiera o no, esta forma de actuar sirve sobre todo, para desmotivar al votante en el futuro. Y algo similar ocurre en la elección de los diputados provinciales, que deben ser elegidos por los concejales en cada partido judicial, pero que son los partidos quienes los designan, y también aquí el principio de autonomía municipal brilla por su ausencia. El resultado final siempre acaba siendo el mismo: la concentración de todo el poder local en unos pocos, que casi siempre coinciden con quienes a la vez ostentan el poder orgánico en las formaciones políticas. Tampoco esto motiva a los miembros de a pie de los partidos, con quienes se cuenta solo para llenar locales en actos partidistas.

Veamos el pacto alcanzado entre PSOE y Ciudadanos en Castilla La Mancha. Puede que sea el mejor posible, pero la justificación que se hace por el PSOE es demasiado vaga. Se fija como gran objetivo, sacar al PP de los gobiernos municipales, lo mismo que el PSOE critica cuando a quien sacan es a un alcalde o alcaldesa socialista. Allí se  levanta la voz contra esos manejos, mientras aquí se habla de "gran ejercicio de responsabilidad colectiva”. No parece un argumento que salvaguarde la dignidad ideológica, sino el interés partidista. Representa el blanqueo de Cs por parte del PSOE castellano manchego, lo que en ningún caso puede justificar la euforia de muchos socialistas, entre los que quienes critican el acuerdo, callan.

Difícil ver como positivo desde la izquierda un pacto con el partido de Rivera, cuya única ideología es posicionarse contra el independentismo. Rivera ya no engaña a nadie, se muestra como un personaje camaleónico, capaz de pasarse de un lado a otro sin despeinarse, y hoy muy alejado de aquel político que hizo pensar a muchos que se encontraban ante alguien que buscaba la estabilidad del país, lo que ya no está en su horizonte político. Ciudadanos celebra el acuerdo, y  Rivera lo califica de "histórico, por lo que significa de contención y contestación al sanchismo". Políticamente, este pacto favorece el interés de Cs, el mismo partido que ha llegado a acuerdos de gobierno con el PP y Vox. El pacto provoca un choque entre el PSOE de CLM y el PSOE Federal, puesto que Cs lo ha convertido en arma arrojadiza con el Secretario General del PSOE y candidato a la Presidencia del Gobierno del Estado, y cuestiona el liderazgo de Pedro Sánchez, y socava la unidad del PSOE federal.

Para empezar, en los ayuntamientos que han precisado de este pacto, hoy tendrían alcaldías socialistas si Cs no estuviese optando por ir en las coaliciones de PP y Vox¿Era necesario que el acuerdo entrase en temas de política nacional, como Unidad nacional, cómo y cuándo se debe aplicar el Artículo 155 de la Constitución en el caso de que el Gobierno de Cataluña siga sin acatar el orden Constitucional, etc.? No parece lógico, pero si se admite eso, ¿por qué los negociadores socialistas no han introducido temas nacionales como la lucha contra la pobreza, la desigualdad, la violencia machista, etc.? O ¿por qué no se ha impuesto que la opción en Cataluña sea el  diálogo político como solución al conflicto territorial, como se recoge en las resoluciones del 39° Congreso del PSOE? Todo apunta a que la ideología socialista ese día estaba aparcada.

Tampoco está de más recordar que en ese 39º Congreso, se aprobaron unos Estatutos, en los que se recogía la necesidad de consultar a la militancia en asuntos importantes ¿Es que ese pacto no es un motivo de consulta a toda la militancia por su especial transcendencia? ¿Es que esto no ha sido un acuerdo de Gobierno de especial trascendencia? ¿Es que ese acuerdo no decide el sentido del voto, y supone  que en las respectivas sesiones de investidura se facilita el gobierno a otro partido político? Al parece el artículo 53 de los Estatutos Federales, en sus apartados 1 y 2, no es aplicable en Castilla La Mancha, porque de serlo, el pacto suscrito se habría tenido que someter a consulta de la militancia previamente a su firma, o como mínimo al acuerdo político de los gobiernos locales afectados.

Los votantes socialistas, callan y asisten (contentos, resignados y/o anestesiados), pero parece que el PSOE de Castilla La Mancha todo es aprobación al líder, y que apenas queda ya capacidad crítica, imprescindible en una formación que se dice de izquierdas. Los defensores del pacto dicen que hay que esperar un tiempo para valorar el resultado de estos acuerdos, que hay que ser prudentes. Todas posturas razonables, pero ¿y sí resulta ser un grave error? ¿Dimitirán los negociadores o las reclamaciones se harán al maestro armero? ¿Quién indemnizará por dos años perdidos? Lo que es evidente es que, en ningún caso, ese pacto debería ser motivo de euforia, y menos cuando se ha suscrito con una formación que acuerda sin pudor con la ultra derecha como en la alcaldía de Madrid, y está dispuesta a impedir que el PSOE ejerza el Gobierno del estado. Que ese mismo partido sea en CLM un aliado del PSOE es una tomadura de pelo.

Aunque haya que esperar la evolución de los acontecimientos, estamos ante un acuerdo inapropiado políticamente, poco claro, que restringe la autonomía municipal, y que incumple los Estatutos Federales.

¿Cuál será el próximo pisto u ocurrencia que deban asumir las Agrupaciones Locales socialistas sin ser consultadas?


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