Intentando analizar el resultado extremeño desde la distancia de quien ya no milita.
Esta opinión no se trata de un ajuste de cuentas, cómo mucho una advertencia desde la experiencia. La casa se empieza por los cimientos, y si vuestro partido socialista quiere recuperar credibilidad social, primero debe recuperar la credibilidad interna. Si se habla de participación y democracia hacia fuera, debe practicarse hacia dentro. Si queréis que el proyecto socialista siga vivo, las primeras en sentirse respetadas y tenidas en cuenta tienen que ser las personas que sostienen el partido desde la base.
Están viviendo las consecuencias de un proceso que, a gran escala, se ha convertido en una pérdida de confianza: cuando las bases se sienten usadas, una parte de ella termina marchándose, otra se queda, pero se desmoviliza, y otra se expresa con voto de castigo o abstención. Eso en la derecha nunca se produce: primero se vota y luego se pregunta.
En este entorno actual, lo afirmado respecto a las bases es aún mucho más importante. Cuando la derecha es preponderante en redes y medios, la izquierda debe sustituir esos altavoces por el boca a boca. Si en las ciudades resulta complicado, en el medio rural es imprescindible. Piensen en la evolución de la estructura de su partido. Que se haya pasado de agrupaciones de verdaderos militantes a convertirlas en agrupaciones casi exclusivas de concejales; de las decisiones colegiadas de una agrupación local a la adopción de decisiones piramidales del alcalde o del secretario general local correspondiente; de reuniones de convivencia frecuentes y participativas, a una fiesta al año en el mejor de los casos, solo les puede conducir a la suma de desinformación, desmovilización interna y desconfianza externa que acaba abriendo la puerta a derrotas electorales cómo la del pasado domingo en Extremadura. Que luego estas se quieran explicar cómo solo consecuencias de factores externos, es no querer admitir que lo que en realidad se tiene es un problema interno. No es falta de la autocrítica a la que se refiere el “pagismo”, sino de admitir que las estructuras piramidales acaban reduciéndose al vértice.
Para tristeza de muchos, cada día más ese partido descansa solo sobre sus cargos, jugando así con el futuro de un socialismo que sigue teniendo espacio social, pero que va perdiendo músculo militante, credibilidad y conexión con su base. No culpen de todo (no es necesario, ya lo hace la derecha) a su secretario general federal, porque todos ustedes son mucho más culpables que él, puesto que son mucho más cercanos a la base de la pirámide.
El retroceso del PSOE se explica en buena parte por la desafección y la abstención en su propio espacio social, algo que encaja completamente con el relato de una base cansada de no ser escuchada hasta el día que llegan las elecciones.
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