Los andaluces saben contar de sobra; quien parece tener serios problemas con las cifras y con el respeto es Feijoo, jaleado por un PP que aplaude el chiste como si fuera una estadística veraz.
En la cena navideña del PP de Madrid, Feijoo presumió de los kilómetros de costa de Galicia rematando con un “ya sé que los andaluces no están de acuerdo, pero no saben contar”. El chiste, construido sobre el tópico del andaluz ignorante frente al “listo” del norte, se ha convertido en un insulto explícito a toda una comunidad, coronado con la contraposición a los “inteligentes madrileños” que veranean en Andalucía.
En Andalucía sabemos contar muy bien los kilómetros de costa, pero también los años de desprecio clasista camuflado de broma por parte de la derecha. Sabemos contar, sobre todo, los recortes y sus consecuencias: menos profesionales sanitarios de los que harían falta y más pacientes atrapados en listas de espera que no caben en ningún discurso de triunfalismo autonómico. Mientras él hace gracias con la calculadora, en Andalucía se saben contar los parados que siguen sin horizonte pese a los discursos de milagro económico del PP. También se sabe contar cada día extra que una persona espera una consulta especializada, una operación o una prueba diagnóstica en un sistema tensionado donde se pelea más por relatos que por ratios de sanitarios por habitante.
Donde el conteo se vuelve indecente es en el caso del cribado de cáncer de mama: 2.317 mujeres afectadas por los fallos en los cribados según la Junta, con diagnósticos tardíos y angustia acumulada que no se arregla con ninguna broma navideña. La asociación Amama eleva a unas 4.000 las mujeres afectadas y habla de 301 que habrían desarrollado un cáncer tras esos fallos, mientras el Gobierno andaluz se aferra a la cifra de 23 como si fueran daños colaterales estadísticamente aceptables.
Los andaluces hemos respondido claro: “sabemos contar perfectamente; contamos la de tontos que hay en el PP”, como le recordó José Ignacio García, y ojalá Feijoo y Moreno Bonilla compitieran por el número de sanitarias contratadas en vez de por chistes de sobremesa. Visto lo visto, en Andalucía saben contar paradas de mamografías, días en lista de espera y mujeres con cáncer; quienes no saben contar son los que convierten esos números en anécdota y a toda una comunidad en remate humorístico.
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