Concentración del PP en Madrid. Más de los que esperaban pero menos de los que querían.
Intervinientes Almeida, Ayuso y Feijoo. Los que dicen exigir el cumplimiento de la ley a Sánchez, se despachan con las siguientes lindezas. Hay varias expresiones que están claramente en el terreno de la acusación de delitos concretos, son calumnias potencialmente, y otras que son insultos o juicios de valor muy duros que se mueven en el límite de lo tolerado por la libertad de expresión política.
Hay calumnia cuando se imputa a alguien un delito concreto que no ha sido declarado como tal por sentencia, presentado como un hecho y no como una mera opinión o sospecha. Hay injuria cuando la expresión lesiona gravemente la dignidad o fama (insultos graves), sin necesidad de atribuir un delito concreto. El TC y el TS amplían mucho el margen de la crítica, pero excluyen los “insultos inequívocos” y las imputaciones falsas de delito sin base fáctica suficiente.
Estas son las frases de Feijoo que, formuladas como hechos y no como mera opinión, se acercan a una posible calumnia: «Pronto será Sánchez… Cuatro cogieron ese coche para llegar al poder, y tres ya están en la cárcel. Falta “el uno”, el presidente del Gobierno». Si aquí no sugieren de forma directa que el presidente terminará en prisión ligado a la misma trama que ha llevado a otros a la cárcel. Esto es una imputación de participación en hechos delictivos concretos, y entra en el terreno de la calumnia.
Ayuso ha dicho Pedro Sánchez acabará «donde se merece, en la cárcel». No es solo deseo punitivo abstracto, sino que vincula méritos delictivos para ingresar en prisión; si esto no es imputación de delitos, no sé qué lo será.
«La peor trama de corrupción que puede haber, blanquear a Bildu y hacerle fundamental»; «No cabe mayor corrupción moral ni mayor traición a España con esto». “Trama de corrupción” es una expresión típicamente penal, aunque si se entiende como imputación de una trama delictiva concreta, puede discutirse si excede de la crítica política amparada y se aproxima a imputación de delito.
Almeida también ha estado tan ingenioso como de costumbre: «El Peugeot con el que Sánchez hizo las primarias era un “furgón policial con presos preventivos”»; «A este paso la casa del pueblo con más afiliados socialistas va a ser Soto del Real».
Metáforas que presentan al entorno de Sánchez como compuesto por presos preventivos o reos; es una burla, pero también sugiere imagen de delincuencia generalizada vinculada al partido/gobierno. Otra: las primarias «fueron financiadas con “los prostíbulos del suegro”». Aquí insinúa un origen delictivo del dinero (posible blanqueo, fraude fiscal, etc.) y una financiación irregular concreta; es de las frases más claramente asimilables a imputación de hechos delictivos específicos, luego muy próxima a calumnia si no hay base fáctica.
Y luego están las expresiones básicamente injuriosas o puramente descalificatorias. Son insultos o descalificaciones morales amplias, normalmente amparadas en el contexto político, pero definen bien a las claras a quienes las profieren, y que hay que soportar cómo parte de la crítica política hiperbólica y de la retórica agresiva, de este partido que acusa a los demás de confrontarnos a los españoles: «Delincuentes al lado de los delincuentes» (sobre Bildu y el Gobierno); «Desgobernada por la mentira», «gente que quiere impedir antidemocráticamente la alternancia»; «Están quemando las naves», «compra de voluntades» con subidas de pensiones y salarios públicos.
Esto parece que a los señores de las togas les debe parecer algo normal ¿les parecería igual si los autores de estas frases fuesen de la izquierda? Ya les digo yo que no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario