La UCI levanta su dedo, ella tan severa y pulcra, para decir que España tal vez ya no merece el brillo de eventos mundiales. Protestas, dicen. Ruido de gente que reclama por el fin del genocidio en Palestina, gente que les estorba, que incomoda a los señores de traje y despacho. Critican al presidente, a su equipo, porque han mirado, quizá con simpatía, a los que arman lío en la carrera.
Casi a diario suenan voces militantes. El espectáculo se ha visto alterado, pero los organizadores, esos sí, merecen mención por su serenidad, y las fuerzas del orden, aplauso por su ejemplar disciplina. Lo que no soporta la UCI, lo que condena, es que el deporte se use para algo tan terrenal como la política. Dicen que eso es violar la Carta Olímpica, que eso traiciona los principios impolutos del deporte. El deporte, insisten, debe correr libre y servir a la paz… como si la paz pudiera rodar ajena a cómo va el mundo.
Pero dime, ¿alguien ha pensado por qué ni en el Tour ni en el Giro hubo manifestaciones propalestinas? ¿Solo sucede en la Vuelta a España la historia de Gaza, o Gaza ya existía desde antes de los velocistas y las bicicletas? ¿No será que la mano israelí mueve los hilos en la UCI?
Cuenta la leyenda que el dueño de Israel-Premier Tech es Sylvan Adams, amigo del primer ministro israelí, sionista declarado, defensor vociferante de la ofensiva en Gaza. Es la UCI la misma que prohibió a Rusia y Bielorrusia cruzar el umbral de los eventos ciclistas cuando las bombas caían en Ucrania, y luego, con los años, permitió ciclistas sin banderas ni himnos, solos ante el mundo.
Está claro que la UCI no hace política. No, la UCI es comercio, es negocio. Le importa poco si hay equipos sostenidos por nazis sionistas. Qué triste que les moleste más lo humano que lo lucrativo. Qué rabia les da que los seres humanos pretendan ser humanos antes que buenos negociantes.
Pero no debemos ser tan malos, digo yo, si protestan los que deben protestar, la UCI, la Ayuso, el Almeida, el Feijóo, el Abascal, Israel, y aplauden la protesta los que tienen corazón y cabeza.
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