Viendo los medios y las redes, se puede afirmar que la fragilidad de memoria no es algo que solo afecta a los que peinan canas. Hoy, los mismos que le piden al fontanero que les cobre sin factura ni IVA, que cuando pueden escaquearse en su trabajo lo hacen, o que, si pueden evitar en el IRPF algún ingreso, se han vuelto los más puros, los guardianes del dogma, los españoles perfectos, los que más aman a su patria, los que con visceralidad irracional solo ven cómo solución a sus problemas personales la caída del actual.
Al parecer por sus afirmaciones, encontrarán vivienda a precio asequible al día siguiente de llegar otro gobierno, que les subirá su pensión, hará que le llamen de inmediato para la intervención quirúrgica pendiente, todos los jueces esos que le dan la razón a mi vecino y no a mí se volverán justos y me darán la razón, el colegio de sus hijos se convertirá en un dechado de virtudes formativas y educativas, los másteres que deben pagarles a sus hijos en universidades privadas para cualquier trabajo de mileurista se abaratarán por arte de magia, y hasta ese novio que le revisa el móvil o el marido que la maltrata se volverán de la noche a la mañana auténticos y perfectos compañeros de vida.
Porque de todo eso que a ellos les ocurre es responsable el actual gobierno, y con su caída milagrosamente se terminará. Al menos eso parece leyendo algunos comentarios en redes, que además de los fanatismos, rozan la idiocia. Y luego sus afirmaciones en los muros suelen además ir acompañados de amigos desmemoriados, que ya no recuerdan que Mariano Rajoy, que no dimitió pese a las informaciones sobre sobresueldos y su apoyo a Luis Bárcenas, optó por hacer solo cambios superficiales y aferrarse al cargo. O cómo el emérito se las llevó calentitas sin que ni sus más próximos colaboradores se oliesen el manejo que llevaba, claro que cómo era impune pues no pasa nada, pero ahora esos mismos exigen a los que conocían a Cerdán o a Ábalos, que deberían saber todo hasta las veces que se levantaban de noche al wáter por su próstata agrandada. Todos esos conocidos de los chorizos, deben ser desterrados a Gaza a ver si con suerte, Netanyahu les hace el trabajo de hacerlos desaparecer de la faz de la tierra, mientras ven con orgullo cómo Rajoy trabaja como registrador de la propiedad, tiene una buena situación económica y aparece ocasionalmente en actos del Partido Popular como figura de prestigio.
Claro que las miserias del franquismo, las cunetas desconocidas, el 23 F, los Gal, la guerra de Irak, el Prestige, el Yak 42, el metro de Valencia, la Güertel, la Punica , las residencias madrileñas, y demás enmierdes en las que ha estado la derecha son cosas del pasado, entre otras cosas porque hoy no gobiernan, y donde lo hacen les han salido los Mazón, los novios de España, los contratos fraccionados de Andalucía, o las concesiones a la ultraderecha, todo con tal de poder tocar poder. Llevan ustedes razón que el foco se ha trasladado al presente, cuestionando cuánto tiempo podrá el actual Gobierno soportar la situación política y mediática. Claro que se plantea incertidumbre sobre las consecuencias de la publicación de nuevos mensajes derivados de investigaciones o grabaciones realizadas por Koldo García. Claro que hay que barrer, quitar el polvo, fregar, lavar y pintar las paredes y sacar la basura a diario, pero en todas las casas.
Al parecer no quieren darse cuenta de que la derecha mediática en España utiliza sistemáticamente titulares poco contrastados, campañas de desinformación y estrategias de polarización para debilitar al Gobierno, apoyada en incentivos económicos y una agenda política alineada con los partidos conservadores. Los daños, aunque muchas veces no tengan base judicial, son profundos y contribuyen a la erosión de la confianza en las instituciones y la calidad democrática. Esa prensa ha intensificado en los últimos años su campaña de acoso mediático contra el actual gobierno, utilizando estrategias de desinformación, titulares poco contrastados y una agenda política alineada con los partidos conservadores. Y hay muchos ejemplos de los que pongo en este post solo algunos para ilustrar que esta tendencia es real.
Un caso paradigmático es la denuncia presentada por el pseudosindicato ultra Manos Limpias contra la esposa del presidente Sánchez, basaba en titulares de cinco medios, todos ellos subvencionados por gobiernos autonómicos del PP. Estos titulares, según los propios denunciantes, no estaban contrastados y se reconoció posteriormente que la base de la denuncia podía ser información falsa.
Y no es un fenómeno aislado, ahí están los casos de otros políticos de izquierdas como Mónica Oltra, Pablo Iglesias, Irene Montero o Ada Colau que han sido objeto de campañas similares, con causas judiciales finalmente archivadas, pero con un daño mediático ya causado. O cómo medios como esDiario acusan abiertamente al gobierno de querer “controlar a la prensa crítica” y de “deriva autoritaria”, utilizando un lenguaje hiperbólico y descalificativo (“el zorro vigilando el gallinero”, “tendencia totalitaria”), sin aportar pruebas objetivas sobre supuestos planes de censura o control de la información, mientras al mismo tiempo, se omite el hecho de que los gobiernos autonómicos de PP o de PP-Vox llevan años financiando a medios afines que esparcen bulos y manipulan sin apenas control ni transparencia sobre el gasto público en publicidad institucional.
Esos medios, la mayoría digitales, reciben financiación pública de gobiernos autonómicos conservadores, lo que, según expertos, incentiva la derechización y la polarización de sus contenidos. El sociólogo Iago Moreno señalaba en un artículo, como estos medios actúan como “ariete de embestida contra el Gobierno”, priorizando el escándalo y la viralidad sobre la veracidad informativa. Y por si aún no les convence esto a quienes me lean, revisen un estudio de Political Watch sobre los 30 principales medios de comunicación escrita en España en el que concluye que los situados en el extremo derecho presentan un alto porcentaje de artículos de baja fiabilidad, debido al uso de informaciones engañosas y poco contrastadas, contribuyendo así a la polarización y la desinformación.
Porque esa es la estrategia, la de lograr la polarización a través de la llamada “máquina del fango”. Está documentada una estrategia coordinada entre partidos de derechas, medios afines y actores ultras para amplificar bulos y campañas de desprestigio contra el gobierno. Esta “máquina del fango”, término popularizado por Umberto Eco, describe la retroalimentación entre políticos y medios para legitimar discursos y sembrar dudas, incluso cuando las informaciones resultan ser falsas. Pocos han advertido que la nueva ultraderecha y sus medios han entendido cómo explotar la inmediatez y simplicidad de las redes sociales para viralizar mensajes tendenciosos, a menudo apoyados por bots, trolls e influencers, convirtiendo a sus seguidores y oyentes en sus víctimas.
La causa de esta situación hay que buscarla en un dato curioso: el 74% de los profesores españoles considera que su alumnado está desinformado y un 67% advierte de la falta de inversión en alfabetización mediática, lo que facilita la penetración de bulos y noticias tendenciosas, especialmente entre los jóvenes que consumen información casi exclusivamente a través de redes sociales.
Aunque muchas de las causas judiciales impulsadas por estas campañas mediáticas acaban archivadas, el daño reputacional es irreparable y la corrección posterior de la información apenas tiene impacto, ya que el ciclo mediático se ha desplazado a otro escándalo. Y que nadie se confunda, si hay chorizos en la izquierda que se les juzgue y se les apliquen las penas que correspondan sin ningún tipo de paños calientes, porque parece que afirmar lo que he afirmado antes es tratar de disculpar lo imperdonable, y lo conocido estos días avergüenza a la izquierda para disfrute de los medios de la derecha, a cuyos redactores les hemos visto defendiendo sin ruborizarse lo indefendible de miembros del PP o Vox, y a esos mismos los vemos pidiendo su crucifixión cuando la mierda, real o inventada, afecta a cualquier miembro de la izquierda.
A vez si de una vez nos queremos enterar que la polarización y la desinformación no afecta solo a los partidos, sino a nuestra calidad democrática, y no lo digo yo, ya lo advierte el informe de Freedom House y diversos expertos en comunicación política. Pero mientras sigamos pensando que nuestros corruptos son perdonables, y los del rival político demonios con rabo, esta democracia nuestra seguirá dejando mucho que desear.
Buen domingo
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