El PSOE está en estado de shock tras conocerse el informe de la UCO que implica a Cerdán, su número tres. El asunto, no es banal, una supuesta adjudicación irregular de obras públicas a cambio de comisiones, algo imperdonable para un dirigente de izquierda. Cerdán ha negado haber cobrado comisiones y ha anunciado que declarará voluntariamente ante el Supremo el 25 de junio, pero no ha aclarado si antes de hacerlo dimitirá. Está muy claro que la presunción de inocencia del secretario de Organización del PSOE ya ha saltado por los aires.
La UCO, ha hecho su trabajo, lo que nunca puede ser óbice para no poder afirmar que tiene algún que otro delincuente y filtradores dentro. Pero lo realmente triste es que estos presuntos delincuentes en la izquierda le abran las puertas a que los dirigentes del PP intenten darnos clases de honradez y ética.
El partido y el Gobierno están bajo gran tensión y se esperaban decisiones inminentes. La dirección socialista y La Moncloa han mantenido silencio mientras crecía la presión interna y externa para que se tomen medidas rápidas. La primera acaba de producirse, la dimisión de Cerdán tanto de la secretaría de Organización cómo de su cargo como diputado.
Pedro Sánchez, me parece una persona honrada, lo que no quiere decir que dentro del PSOE no haya “trepas” que aprovechan sus cargos para robar y lucrarse con dinero público, y pueden hacerlo gracias a empresas con tan pocos o menos escrúpulos que esos cargos.
Pero eso es insuficiente la dimisión, Sánchez tiene que dar explicaciones y si existen sospechas sobre otros personajes, realizar ceses. Tiene que salir a dar la cara, porque el asunto es muy serio y los ciudadanos debemos pedir que se esclarezca todo y se den todo tipo de explicaciones. Y cuanto antes, porque la situación es de una gravedad manifiesta. Callado no va a solucionar nada.
El Gobierno es una coalición de partidos y el PSOE es uno de ellos, el mayor, pero solo uno más, y tiene la obligación de cuidar a todo el gobierno, y eso lo hace siendo contundente. El Gobierno no tiene porqué disolverse, porque los ciudadanos de este país no se merecen un gobierno de una derecha que es la auténtica maestra en asuntos de corrupción. El presidente del Gobierno tiene que dar todas las explicaciones y, como presidente del PSOE limpiar cualquier atisbo de corrupción que pueda acreditarse no limitándose solo a aceptar la dimisión. El que la haga en la izquierda tiene que pagarla, sea quien sea y tenga el cargo que tenga.
Es una dimisión necesaria, pero no suficiente. Dimitiendo Cerdán ya ha hecho más que cualquier cargo del PP, y al no quedar aforado, será imputado si procede y juzgado por la justicia ordinaria, como cualquier hijo de vecino, y ojalá por salud democrática el PP actuase con la misma contundencia.
Pero aún así, Sánchez debe resetear todo, posiblemente incluso someterse a una Cuestión de Confianza en el Congreso (artículo 112 de la Constitución) para con ello demostrar que cuenta con el apoyo de los socios de investidura. Si no cuenta con ella, ir a convocatoria de elecciones para todos asumir el riesgo que supone para la democracia ver de presidente a Feijóo y de ministro del Interior a Abascal.
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