El cáncer de piel ha aumentado un 40% en los últimos cuatro años. Sin embargo, también es el tumor más prevenible y, cuando se detecta y trata a tiempo, tiene buen pronóstico.
La prevención desde la infancia es fundamental para reducir la incidencia porque la piel tiene memoria y las agresiones por parte de las radiaciones solares a nuestras células de la piel se van acumulando a lo largo de la vida. Además, existe población de riesgo que debe optimizar la protección frente al sol, como los niños, deportistas, trabajadores expuestos a actividades al aire libre y personas con enfermedades o tratamientos que los hacen especialmente sensibles.
Entre las medidas de prevención y cuidado de la piel frente a las radiaciones del sol encontramos:
Protegerse del sol todos los días, no sólo en verano, incluido los días nublados.
Evitar, en la medida de lo posible, tomar el sol entre las horas de mayor intensidad (11:00 horas – 17:00 horas).
Ponerse a la sombra siempre que sea posible.
Proteger la piel y la cabeza con ropa adecuada y gorras o sombreros. Utilizar ropa que te cubra la mayor parte posible del cuerpo. Utilizar calzado, camisas o camisetas holgadas y de manga larga, pantalones y vestidos largos, de trama un poco gruesa (no fibras de poliéster) y no mojados, especialmente en los momentos de exposición más intensa.
Usar gafas de sol. Es conveniente que las gafas sean homologadas y tengan filtros para los rayos de luz y UV, ya que así se garantiza una protección óptima contra los dañinos rayos ultravioleta del sol.
Usa protector solar con un factor de protección solar (FPS) preferentemente de 50. Aplicarlo 30 minutos antes de exponerse al sol, y volver a aplicarlo cada dos horas como mínimo. Reducir el tiempo de aplicación con sudor o después de un baño.
No usar las cabinas bronceadoras
Conviene examinar la piel regularmente y vigilar posibles asimetrías, bordes irregulares, cambios de color o de tamaño.
Mantenernos hidratados.
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