La Credibilidad del PSOE: El diagnóstico de García-Page y la cruda realidad de las redes sociales
Tras una semana de silencio, Page ha regresado a la esfera pública con duras críticas hacia la dirección del PSOE, sentenciando que el partido atraviesa el momento “más grave de credibilidad” en toda su historia reciente. En una entrevista en la cadena COPE, el presidente de Castilla-La Mancha afirmó que “muy poca gente” cree en la actual dirección del partido. Para el presidente, el origen de esta crisis se remonta a la carta de abril de 2024 de Pedro Sánchez y los subsiguientes cinco días de reflexión. Interpreta esa misiva como propia de un Sánchez “calculador” tratando de evitar una situación más difícil, lo que ha derivado en una tremenda "bunkerización" de la dirección. Hoy el "búnker," según Page, ya es una "tumba," donde respira gracias al oxígeno que solo le proporcionan los socios del gobierno, que son solo "accionistas". Lamenta que estemos ante una estrategia de "aislamiento". Page advierte que luchará por mantener viva la "memoria" de un PSOE, cuya única figura "absolutamente trascendental" es Felipe González.
Analiza la situación política actual, e insiste en que Pedro Sánchez ha sumido al partido en "un laberinto sin salida," en el que "no hay salida digna". No ve a Sánchez en condiciones de ser candidato," que "si convoca elecciones, barre la extrema derecha", y que "depende de la extrema derecha independentista". Por esos motivos Sánchez, según Page, no ha convocado ya elecciones.
Porque, el retorno de García-Page a la palestra, con sus incisivas reflexiones sobre la credibilidad del PSOE, ha recibido una oleada de comentarios, que al leerlos, uno no puede evitar una sensación de asombro ante la "calidez" y "unanimidad" con la que sus "compañeros" de partido, y algunos que otros que no lo son, han acogido sus palabras. La definición de "es el momento más grave de credibilidad" es un concepto elástico. Mientras para Page la carta de Sánchez es el inicio de la debacle, una plétora de voces —probablemente dotadas de una "memoria más que prodigiosa"— recuerdan "amablemente" que hubo "momentos peores." Fueron los pequeños incidentes del pasado del socialismo, por algunos convenientemente olvidados, pero que incluyen los GAL, la cal viva, los casos Filesa, Roldán, Juan Guerra, los fondos reservados, o incluso el cambio del marxismo por el neoliberalismo en el 82. Para muchos militantes socialistas de entonces la credibilidad del partido se deterioró bastante antes, y de formas, un poco más "viscerales".
Y luego está su "férrea" lealtad, para la que los mejores consejos que encontramos es el de un cambio de siglas, sugiriéndole que, dada su "inquebrantable" línea ideológica, su lugar natural bien podría estar en el PP o en VOX, por no abundar en los comentarios de quienes le califican de "Judas", "caballo de Troya", "topo", o incluso de ser un "fachilla crónico" que no atacaba a Sánchez cuando gobernaba con PODEMOS.
Y por si no se ha dado cuenta, la elección de la radio de los obispos, la COPE para sus declaraciones, por supuesto, parece una "sutil" pista de su verdadera brújula política. Ya nos decían los abuelos aquello de "Dime con quién andas...".
Y hablando de referentes, la "genial" idea de Page de ensalzar a Felipe González como la figura trascendental del PSOE ha sido celebrada por muchos con vítores... de puro sarcasmo. Parece que la "admiración" de Page por González es tan "compartida" como su visión de la credibilidad del partido. Y tampoco faltan en las redes las muestras de "afecto" hacia la figura de Page, que no escasean. Le dedican epítetos tan "cariñosos" como "payaso", "imbécil", "tonto útil", "cobarde", "ignorante", "ramplón intelectual", "cacique", o simplemente un "don nadie" fuera de Castilla-La Mancha. Incluso se le acusa de "trepar" y "chupar del bote" durante toda su carrera política, y se le "anima" a ser coherente y "dimitir" o ser "puesto de patitas en la calle". Porque, como bien se le recuerda, "Roma no paga traidores".
En resumen, la "luminosa" perspectiva de García-Page sobre la situación del PSOE parece ser un "faro de discordia" que ilumina más las "sombras" de su propia posición y de la historia del partido, que un camino de consenso.
Desconozco quienes ejercen ahora la asesoría del presifdente regional, pero en un análisis simplista, quienes votan al PP o Vox en Castilla La Mancha van a seguir haciéndolo a pesar de sus declaraciones; quienes votaban la visión del socialismo de Page seguirán votando a Page; pero de quienes votaron a Page por ir en las listas con el logo del PSOE, un porcentaje elevado afirma que no volverá a votarle; quienes en la izquierda nunca le votaron, ahora lo harán menos aún. Que los asesores hagan cuentas.
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