domingo, 22 de junio de 2025

(1) CON LA IGLESIA HEMOS TOPAO


La Conferencia Episcopal se lanza a la arena política: Argüello pide elecciones anticipadas y agita la controversia del Valle de Cuelgamuros.

La casi tradicional no injerencia (pública) de la Iglesia católica en la conformación del Gobierno español ha sido bruscamente interrumpida por el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello. El muy ilustre ha solicitado la convocatoria de elecciones anticipadas, rompiendo así una tradición no escrita en las relaciones Iglesia-Estado, pero aprovecha el escándalo del 'caso Koldo-Ábalos- Cerdán” para meter aún más presión a la caldera. 

En sus declaraciones, realizadas en una entrevista al diario ABC, Argüello respondió con un rotundo "sí" a la pregunta directa sobre la necesidad de adelantar los comicios, argumentando que la situación actual en España es alarmante sobre el respeto a las reglas del juego. Estas afirmaciones marcan la primera ocasión en democracia en la que un presidente de los obispos exige elecciones al presidente del Gobierno en ejercicio.

Argüello no solo ha generado revuelo por su postura, sino también por el contexto, porque sus palabras se produjeron la víspera de un encuentro con Santiago Abascal, líder de Vox, y Miguel Ángel Quintana Paz, filósofo vinculado a la ultraderecha, durante la presentación de un libro en la Fundación Pablo VI. En este evento, el arzobispo adoptó la retórica de la ultraderecha católica, abogando por una "batalla espiritual" para que los creyentes participen en la "batalla cultural". Su progresivo acercamiento a estas tesis se ha consolidado a través de su rol como profesor en el ISEEP, un centro de pensamiento  de Vox dirigido por Quintana Paz.

Argüello también ha calificado de "irrelevantes políticamente" las disculpas ofrecidas por el presidente del Gobierno, ante el escándalo que ha salpicado a dos exsecretarios de organización del PSOE, y ha subrayado la necesidad de buscar "salidas a lo que parece claro que es una situación de bloqueo institucional, parlamentario y en el propio poder ejecutivo", sugiriendo que la "salida más evidente" en democracia es "dar voz a los propios ciudadanos".

La ola de reacciones a esas declaraciones del presidente de la CEE, no se ha hecho esperar. Argüello ha cruzado una línea roja y sus palabras son claramente una extralimitación que agudiza el rechazo de gran parte de la sociedad española a una iglesia politizada cómo la que Argüello representa. Una iglesia con dos varas de medir  porque Argüello se siente capacitado para exigir dimisiones y elecciones anticipadas, mientras no tolera ninguna injerencia en la doctrina de la Iglesia.

La minoría aperturista de la Conferencia Episcopal teme que la Comisión Permanente de la Conferencia emita una declaración oficial en la misma línea, lo que podría generar reacciones del Ejecutivo, que cómo poco, ya debería estar planteando la revisión de beneficios fiscales, el no ser transigente en el asunto de  Cuelgamuros o revisar el porqué de mantener la financiación de la iglesia. Las declaraciones de Argüello, marcan  una clara tendencia política idéntica a los deseos del Partido Popular y la extrema derecha, lo que contrasta  con el silencio y la tibieza de esa iglesia ante situaciones que afectan a sus miembros o atentan contra principios como el respeto a la mujer o la lucha contra la homofobia, la pederastia en su seno, por no traer a la memoria su apoyo a la dictadura franquista.

La polémica con el Valle de Cuelgamuros, saldada con un acuerdo entre el gobierno y la iglesia para su transformación en un espacio de memoria democrática, manteniendo a los benedictinos y sin planes de derribar la enorme cruz que lo corona, parece reavivarse de nuevo porque sectores ultracatólicos y la extrema derecha continúan con el bulo de que el gobierno busca demoler la cruz. HazteOir ha lanzado una recogida de firmas, asegurando que la resignificación convertirá Cuelgamuros en un "museo de los horrores" que borrará su significado de oración, paz y unidad; Universitarios Católicos y Revuelta (organización surgida al amparo de Vox), han difundido mensajes y videos anticipando la demolición; Y Abogados Cristianos ha solicitado a la Audiencia Nacional que paralice la resignificación, acusando al Gobierno de ir contra "la cruz más grande de la cristiandad". Vox, a través de su portavoz José Antonio Fúster ha advirtido: "Que no toquen la cruz porque ese y no otro es el objetivo", y si eso es aún poco, el eurodiputado Jorge Buxadé define el mausoleo como una "maravillosa obra". Estos grupos ultraconservadores promueven un "relato idílico" del mausoleo, insistiendo en que "ya es un lugar de reconciliación entre españoles".  La verdad es que el Valle de Cuelgamuros fue concebido por Franco en 1940 como un homenaje a los "héroes y mártires de la Cruzada" y un "monumento de victoria" del franquismo en la Guerra Civil, construido en gran parte con mano de obra republicana del Sistema de Redención de Penas. Su inauguración, el 1 de abril de 1959, coincidió con el "Día de la Victoria" franquista, y el discurso inaugural de Franco hablaba de la "antiespaña vencida y derrotada". Toda una demostración de es cualquier cosa menos un lugar de reconciliación.

La inclusión de víctimas republicanas en las criptas fue, según los expertos, un "rapto" y un acto de "oportunismo político" para dar un aire inclusivo al Valle cuando el discurso de la victoria ya no era suficiente, pero nunca con intenciones de reconciliación. Incluso la presidenta de la Comunidad de Madrid, ha sido interpelada para que declare el Valle Bien de Interés Cultural (BIC) y así "protegerlo" del "odio secular de la izquierda".

La creciente intervención política del presidente de la CEE y la polarización en torno a temas como el Valle de Cuelgamuros reflejan una Iglesia española cada vez más posicionada en el debate político, lo que genera un amplio rechazo y que solo sirve para seguir profundizando las divisiones en la sociedad cuando ya existe un acuerdo gobierno-iglesia.

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