martes, 17 de junio de 2025

EL CUENTO EN QUE VIVIMOS


Había una vez en el país de Iberia un político llamado Alberto, que soñaba con ser el líder del gran castillo de la Moncloa. Alberto veía que el actual rey, Pedro, tenía problemas y muchos habitantes estaban enfadados por los escándalos y las peleas en el reino. En vez de contar sus propias ideas para mejorar Iberia, Alberto decidió que la mejor forma de llegar al trono era repetir a todos que el reino estaba en ruinas y que todo iba mal, aunque no tuviera un plan claro para arreglarlo.
Cada vez que podía, Alberto organizaba grandes reuniones en las plazas, donde animaba a los ciudadanos a gritar contra el rey y sus caballeros. Decía que el castillo estaba lleno de peligros y que había que rebelarse, aunque nunca explicaba cómo haría él para que las cosas fueran mejor. Sus ayudantes le aconsejaban que, si la gente se sentía más preocupada y enfadada, sería más fácil que quisieran un cambio, aunque él no dijera qué haría distinto.
Algunos habitantes empezaron a notar que, cuando se le preguntaba a Alberto por sus ideas, solo respondía con más críticas y advertencias sobre el desastre que, según él, se avecinaba. Otros se dieron cuenta de que Alberto se unía a quienes gritaban más fuerte, aunque no compartiera sus valores, solo para sumar más voces a su causa. Mientras tanto, los problemas reales del reino seguían sin resolverse y los ciudadanos se sentían cada vez más cansados de tanto ruido y tan pocas soluciones.
Un día, un niño del reino preguntó en voz alta: “¿Por qué Alberto solo habla de lo mal que van las cosas y no nos cuenta cómo las arreglaría? ¿No sería mejor que, en vez de desear que todo empeore, nos ayudara a mejorar nuestro hogar?”
Moraleja:
Quien solo busca el poder señalando lo mal que va todo, sin ofrecer soluciones ni preocuparse de verdad por la gente, puede que consiga que muchos se enfaden, pero nunca logrará que el reino prospere. Porque para ser un buen líder, no basta con desear el trono: hay que tener un proyecto y pensar en el bienestar de todos, no solo en uno mismo.

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