La norma se convierte en “papel mojado” mientras la realidad laboral de los bomberos forestales sigue deteriorada. No hay equidistancias de responsabilidad en la situación, pero todas las partes tienen la suya
- Ninguna comunidad autónoma ha aplicado la norma, pese a estar aprobada y publicada en noviembre de 2024.
- La situación muestra desinterés o falta de voluntad política para dignificar la profesión.
- Calificable de “caótica” porque cada autonomía regula y gestiona a los bomberos forestales a su manera, sin criterios unificados.
- Hay desigualdades entre territorios en sueldos, contratos, condiciones laborales y reconocimiento profesional.
- De resaltar que los bomberos forestales carecen de un marco que garantice estabilidad, seguridad en el trabajo y derechos básicos.
- La ley de 2024 pretendía resolver estas precariedades.
- A pesar de tener competencias, el Ministerio tampoco aplica las mejoras previstas en el estatuto.
- La gestión está externalizada a través de Tragsa en el caso de las BRIF (Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales), lo que perpetúa la falta de avances.
- Señalar la contradicción: existe una ley publicada que mejora la situación, pero no se cumple en la práctica.
Y una pregunta ¿sabéis porque no se ven pulseritas abanderadas extinguiendo los fuegos?
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