lunes, 12 de mayo de 2025

La reducción de la jornada laboral polariza a empresarios y sindicatos castellanomanchegos.

La reciente aprobación por el Consejo de ministros de la reducción de la jornada laboral máxima a 37,5 horas semanales ha generado un fuerte debate en España, enfrentando a organizaciones empresariales y sindicatos. La Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (Cecam) se opone frontalmente a la medida, calificándola de una "imposición directa". Argumentan que la reducción no debería aplicarse de forma generalizada para todos los sectores y tamaños de empresa.

La principal preocupación de la Cecam y otras patronales como la CEOE o la Cámara de Comercio de Barcelona es que la medida dificultará la organización interna de las empresas, especialmente las pymes y autónomos, y podría poner en riesgo su supervivencia. Consideran que el impacto no es el mismo en una gran compañía (muchas ya aplican jornadas similares por convenio) que en una pequeña empresa. Las patronales insisten en que este asunto debería ser parte exclusiva de la negociación colectiva, no una imposición por ley. Califican la medida de "atropello constitucional" por saltarse el diálogo social, con el riesgo de perjudicar la productividad y aumentar costes. También mencionan problemas potenciales como la reestructuración organizativa, la comunicación, la coordinación y el impacto en la atención al cliente.

Por su parte, sindicatos como UGT, CC.OO. y CSIF califican la medida como un "hecho histórico" y la respuesta a una reivindicación de larga data. Aseguran que beneficiará a todas las partes, incluidos los empresarios. Frente al argumento de la productividad, los sindicatos sostienen que reducir horas no implica menor productividad; de hecho, puede aumentarla. Argumentan que la productividad no está ligada al tiempo de permanencia en el puesto, y que una mejor calidad de vida de los empleados se traduce en un mejor rendimiento. Citan estudios y experiencias internacionales que sugieren que una jornada más corta aumenta la satisfacción, el bienestar, la motivación y reduce el estrés, el agotamiento y el absentismo.

Además, los sindicatos señalan otras ventajas para las empresas, como una mejor utilización de recursos (reduciendo costes como transporte, material, electricidad, agua) y una mejora de la imagen corporativa como organizaciones innovadoras centradas en el bienestar de sus empleados. UGT sugiere que la reducción de horas incentivará la contratación de nuevo personal para cubrir necesidades. CSIF destaca que buscan el beneficio de los trabajadores, pero también la calidad del empresario y el crecimiento integral.

Los sindicatos ven los argumentos actuales de la patronal como desfasados, comparándolos con los esgrimidos en 1983 cuando la jornada se redujo de 48 a 40 horas, lo que no provocó el cierre masivo de empresas que se profetizaba. Consideran que retos como la reestructuración organizativa o la comunicación son gestionables con herramientas tecnológicas actuales. Aunque admiten posibles desventajas menores iniciales para los empleados (aumento de carga de trabajo, gestión del tiempo libre), creen que son efectos menores frente a los beneficios esperados.

La medida busca mantener el salario de los trabajadores. Los sindicatos defienden que el bienestar y el enriquecimiento del trabajador repercutirán positivamente en su trabajo y el ambiente laboral. La meta sindical, además, es seguir avanzando hacia las 35 horas semanales en el futuro. Los sindicatos recuerdan que la reducción de jornada afecta a doce millones de trabajadores y es un tema de interés general.

Para quienes trabajamos en los servicios sanitarios es curioso seguir viendo en pleno siglo XXI, cómo no existe una apuesta clara por parte de esas mismas patronales por salvaguardar la salud de sus trabajadores. Entre las posibles medidas que se podrían impulsar  están desde la adopción de más medidas de seguridad en los lugares de trabajo hasta su indiferencia ante los problemas de salud mental. El aumento del estrés, la menor productividad, y las enfermedades profesionales parecen ser temas menores frente a otras cuestiones económicas. Nos encontramos con demandas por parte de los sindicatos de mejores equipos de protección individual adecuados, espacios de trabajo limpios y seguros, implementar medidas de prevención de accidentes, falta de apoyo a los trabajadores que sufren ansiedad o depresión, exigir jornadas laborales largas sin descansos adecuados. Los espacios de trabajo mal iluminados, con mala ventilación o con altos niveles de ruido tampoco parecen una prioridad de esas patronales. Se avanza, pero no al ritmo que una sociedad moderna exige.


Aunque no se quiera admitir cómo una prioridad por la patronal empresarial, un ambiente laboral saludable crea mayor productividad y menos ausencias de su puesto de trabajo. Cuidar la salud física y mental de los empleados no solo beneficia a las personas, sino también a la empresa en términos de productividad, retención de talentos, y reputación empresarial. La salud de los trabajadores no debe ser un asunto secundario, sino una prioridad para cualquier empresa, y una jornada laboral adecuada que permita el descanso y la conciliación familiar es fundamental para alcanzarla.



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