Menuda semanita de comportamiento más propio de una taberna que de un parlamento nos han dado la derecha y la ultraderecha española. Parecen niños enfadados porque no pueden salirse con la suya. Aún no han asumido la frustración que les provocó la derrota electoral y hoy continúan en un estado de ansiedad excesiva por alcanzar el poder a toda costa. Esa ansiedad les lleva a una irresponsabilidad manifiesta, a algunos hasta a demostrarnos una falta de educación impropia de un representante público.
Cómo sanitario me duele que en ese todo vale para derribar a este gobierno, hayan impedido la aprobación de la creación de la Agencia Española de Salud Pública, desde hace tiempo demandada por los profesionales sanitarios y los científicos. No es comprensible que la pelea política nos prive de un organismo para luchar para frente a epidemias. Por si no se han enterado aún, al hacerlo están poniendo en riesgo la salud y la vida de los españoles.
La habían apoyado en la Comisión de Sanidad, pero llegado el momento los de Feijoo sumaron sus votos a la ultraderecha española y Junts y lograron lo único que les importa, provocar una derrota al Gobierno. Pero al hacerlo no han tenido en cuenta que más que al Gobierno de España han arriesgado nuestra salud: Crear esa Agencia de Salud Pública fue una de los acuerdos parlamentarios tras la pandemia de la COVID-19, y su promotora fue la exministra de Sanidad Ana Pastor del PP, y el objetivo era prevenir enfermedades y coordinar estrategias y recursos ante una próxima epidemia. Lo que han hecho es un ejercicio de irresponsabilidad inmenso solo por tacticismo y revanchismo político. Debieron acordarse de que, si fueron capaces de bloquear la subida de pensiones, esto también podían hacerlo. Esto es ir contar el interés general por puro interés partidista.
Han convertido los plenos de control al gobierno en un relato de descalificaciones e insultos al gobierno, y lo que beneficie a los ciudadanos en su conjunto no está entre sus preocupaciones. El PP no acepta una mayoría legitima cuando no le beneficia. Basta mirar cómo actúa en el Senado, que no es una cámara de representación, sino que hoy se ha convertido en un instrumento del PP para obstaculizar la labor legislativa del gobierno, aunque actúen contra la doctrina del Tribunal Constitucional, y ahora han propuesto una reforma de su Reglamento, para impedir que el Gobierno cumpla con su obligación, cómo si el gobierno residiera en el Senado y no en el Consejo de ministros. Todo les parece adecuado para entorpecer el trabajo parlamentario en favor de los derechos de ciudadanía. Si esto es lo que entienden por un comportamiento democrático, no me quiero imaginar lo que será de nuestra democracia si alcanza el gobierno una coalición de derecha y ultraderecha.
Esto no es hacer política, es hacer anti-política. La mejor anti política es el populismo, y en eso son maestros.
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