Habría que preguntarse ¿cómo el inmaculado Feijoo no dimitió cuando varios miembros de su Xunta fueron imputados y dos de ellos detenidos por diferentes delitos económicos?
Porque él y su partido no muestran la menor duda a la hora de justificar a los suyos y arrojar a los pies de los caballos al rival. Hoy les hemos oído sobre Armengol, que “no debe estar un minuto más en su puesto por comprar FFP2 defectuosas”, pero del primo del alcalde que facilitó el pelotazo de tapabocas inservibles, no dicen ni pío.
Y lo mismo ocurre cuando afirman que de lo que pasaba con el chorizo (presunto) Koldo es imposible que no lo supiera Sánchez, porque entonces ¿nos debemos creer que empezando por la Gürtel y siguiendo por los más de cien casos de tramas de corrupción en las que estuvo liado el PP no tenían ni idea Rajoy ni los suyos?
Da igual Congreso que Senado, porque los han convertido en los antros de la vergüenza. Una cosa es debatir diversas opiniones entre 350 diputados a los que pagamos entre todos, para que busquen soluciones y a todos nos vaya mejor, y otra muy distinta haber convertido las cámaras en un a grillera de imprecaciones y mentiras.
Y que nadie se moleste en buscar quien es el patriarca de la tribu que los inspira. Basta con ver a Jordi Evole en la sexta, en su entrevista por el veinte aniversario del 11M al maestro de su escuela. Se entiende todo.
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