Que no os confundan porque nada tiene que ver una enfermedad con la otra.
1 La viruela del mono, no es un virus nuevo como sí lo fue la COVID-19.
2 La propagación de la viruela del mono no es tan rápida como la del COVID-19.
3 Su transmisión no es por vía respiratoria sino que se produce por contacto muy estrecho con material infeccioso.
4 Con lo que se sabe hasta ahora, la probabilidad de que la viruela del mono cause una pandemia es baja.
TODO ES YA UN AUTÉNTICO MANTRA
Podemos pensar, que al escuchar por boca de algunos dirigentes auténticas sandeces, solo pretendían mostrarnos su nivel intelectual, pero nada más lejos de la realidad. Todo es parte de del proyecto. Asistimos a la propagación del nuevo mantra, creado en Génova 13: este gobierno es dictador y autoritario. Hay que repetirlo hasta la saciedad. No basta ya con mentir afirmando que el gobierno es ilegítimo. Ahora, también hay que calificarlo de autoritario y dictatorial, aunque sus decisiones las vote y las gane en el Parlamento.
Nada es gratuito, ni son el fruto de las ocurrencias de un bobo o de alguien con más alcohol en sangre del aconsejable. Son auténticas consignas para repetir sin freno. Lo dijo hace unos días el alcalde de Oviedo, y ahora lo repiten muchos de los dirigentes de ese partido. El último en salir en las pantallas para proclamarlo a todo trapo ha sido el consejero madrileño de Educación, Universidades, Ciencia, portavoz y vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio. Este señor, que recordareis saltó a la fama por no encontrar pobres en Madrid detrás de la bancada del PP durante un debate, pero que de vez en cuando se aburre, y sale a la palestra para mostrar su ingenio o reforzar alguna genialidad de las muchas dichas por su jefa.
Ayer sin ir más lejos, Ossorio realizaba unas declaraciones en las que calificaba las medidas de ahorro energético impulsadas por el gobierno siguiendo las directrices de la UE, como inaplicable. Para ello se basaba en que sería imposible sancionar su incumplimiento, y en que era muy fácil cumplirlas y a la vez saltarse la ley. Lo único que necesitamos en este país, es que una presidenta de comunidad o un consejero nos animen a incumplir las leyes. Pero eso es mucho pensar, cuando algunos llevándoselo a lo grande rápidamente están en la calle, dependiendo de que juez te toca. Aunque otros, pobres roba gallinas, para comer, acaban irremisiblemente en el talego. Son cosas de nuestra justicia de hispanidad.
Decía el genial consejero que con apagar diez segundos el escaparate, ya se cumple la ley porque esta no dice cuanto tiempo debe estar apagado el escaparate. Siguiendo esa misma línea argumental, este señor podría concluir, que se puede beber mientras no bebas al mismo tiempo que conduces, y con eso estamos con la ley cumplida. O viéndolo desde el otro extremo de las interpretaciones, que un bar obligado por ley a cerrar a las dos de la mañana, debe permanecer cerrado de por vida, puesto que la ley tampoco dice específicamente que puede abrir a su hora por la mañana. Naturalmente, esas declaraciones siempre van ataviadas con las típicas alusiones a ETA, Venezuela, independentistas, bolivarianos, o el Falcon presidencial, muletillas que acostumbran a recuperar cada verano.
Y si nos paramos a pensar solo un poquito, ese tipo de declaraciones son una ofensa a la inteligencia. Uno puede pensar ¡qué atrevida es la ignorancia!¡qué falta de sentido del ridículo!! qué mal le sienta al franquismo la democracia!!qué mal llevan que pueda gobernar quien más apoyos recoja! Pero lo cierto es que eso no importa, que detrás de esas frases no importa que su contenido sea falso o irreal, porque solo son parte de una estrategia de oposición, titulada “caiga quien caiga”. Ellos sueltan su barbaridad o falsedad de cada día, y ya luego se encargan las televisiones de repetir una y mil veces el mensaje de que todo está mal hecho, aderezada la noticia con otras de que la ocupación en vacaciones de hoteles y restaurantes es de casi el 100%, aunque España va mal y nos importe una mierda que el derroche energético acabe con el planeta.
Poco reparan en si los mensajes que se transmiten a los ciudadanos son negativos. Ejemplos: las leyes solo son para unos pocos; que sus intervenciones, más que soluciones alternativas a las propuestas del gobierno, rebosen odio y fanatismo; que estén promoviendo la insolidaridad entre los europeos y entre los españoles; que no se vea como lo más fácil cumplir lo que dicta Europa para todos los europeos; que no admitan que todo está aprobado por ley y votado en el congreso que nos representa a todos; que no planteen alternativas ni se den argumentos. Que esos mensajes llenen las urnas, es penoso. Esta es la España que con falsedades y medias verdades están creando, y es en esa mediocridad en la que se sienten como pez en el agua.
Aclaremos, dictadura y autoritarismo es otra cosa muy diferente, y que si se lanzan este tipo de mensajes es porque consideran que el nivel intelectual de los ciudadanos está bajo mínimos, o no tendríamos dirigentes infantilizados con un discurso con ausencia de propuestas propias y únicamente basado en el rechazo constante a cualquier propuesta del gobierno. Que haya hasta quien en las redes les da la razón afirmando ¡En qué país vivimos! ¡Nos obligan a cumplir sus normas! ¿en qué cabeza cabe semejante barbaridad? Pocos parecen recordar hoy ya, la gestión del gobierno madrileño de sus residencias en la pandemia, y pocos parecen querer saber que en Madrid hay viviendas donde los niños estudian con velas y se quitan el calor con abanicos de cartón.
Pero eso sí, solo en Madrid viven en una libertad que el gobierno madrileño ha conquistado para ellos. Ni en el resto de España, ni en los otros veintiséis países con los que conformamos Europa, se vive así, porque nos han dictado unas órdenes de ahorro energético caprichosas, que van a impedir alumbrar las calles con los escaparates o lucir sus monumentos de noche. Todo eso es incomprensible para el gobierno madrileño con su presidenta a la cabeza. Y encima, al comentar sus desvaríos, les publicitamos.
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