Mientras el rey se va reuniendo con los diferentes líderes de los partidos políticos con representación parlamentaria, y la inapropiada actitud del presidente de la Federación Española de Futbol en la celebración de la consecución de la Copa Mundial de Futbol femenino opaca el triunfo de nuestras futbolistas, algunos aprovechan para a la chita callando colárnosla, aprovechando que lo anterior distrae la atención mediática.
Pocos medios dedican sus titulares a informarnos de como Vox presiona al PP para retomar las privatizaciones sanitarias en la Comunitat Valenciana. Ya han registrado sus mociones en municipios de la Vega Baja (Alicante) reclamando a la Generalitat Valenciana iniciar el concurso público para la gestión del Hospital de Torrevieja, uno de los revertídos hace dos años por el anterior ejecutivo regional a la gestión pública. El PP no dice lo contrario, y asumen que no ocurre nada porque se privatice la sanidad y se gestione al menor coste posible. Dicho de otra manera, que la salud vuelva a convertirse en un negocio para las empresas gestoras de estos hospitales les parece bien. No hace tanto tiempo que se hicieron públicos los datos del hospital de Alzira y por los contratos que tenía, y su buena gestión económica, la Generalitat tuvo que rascarse el bolsillo.
Vox ha utilizado para su solicitud datos falsos de la teórica asistencia privada en comparación con la gestión pública desde que esta revirtió a la sanidad pública ese hospital. Sus argumentos van desde afirmar que hay listas de esperas que han crecido, cuando no lo han hecho, de señalar menos intervenciones quirúrgicas, cuando se han realizado más, o de haber realizado menos pruebas diagnósticas, cuando su número ha aumentado. Los datos asistenciales son los que son, y no pueden maquillarse, y ahí están los registros.
Todo se resume en el gran amor de la derecha por lo privado. Quienes les votan deberían saberlo bien y conociéndolo, si les parece razonable, entonces compartir su proyecto y votarles. Asumirlo sin conocer la realidad es una temeridad para con nuestra salud. El argumento de que desde lo privado se gestiona mejor, no es cierto. Que la gestión privada permita repartir entre todos la riqueza, tampoco. ¿a cuantos de esos votantes valencianos les llegará ese reparto de riqueza? a pocos. Quienes les votan se olvidan que la sanidad, si no es publica, es impagable, o solo es pagable por los muy ricos, porque ni siquiera lo es para la clase media. Dicen bajar los impuestos, pero en contrapartida nos cobran esos mismos impuestos como precio de unos servicios privados, con solo una diferencia que, en lugar de cobrar el Estado, te lo cobran directamente para los bolsillos privados.
Y eso es en la Generalitat. Porque lo de Madrid es por la bravas y no necesitan a Vox para saltarse a la torera incluso la ley. Hoy hemos sabido que la sanidad de Ayuso ha hecho en 7 meses pagos a dedo por más de 100 millones para cubrir servicios ya previstos. Esos pagos para la Audiencia Nacional solo pueden hacerse con "carácter excepcionalísimo para casos puntuales". En la Comunidad de Madrid, las llamadas convalidaciones de gasto, suman desde enero 161,42 millones, de las que las asumidas por el sistema público de salud copan el 70%. Cuando se ha conocido este asunto, la respuesta del equipo de la nueva consejera, asegura que una de sus primeras medidas ha sido "llevar a cabo una revisión" de los abonos efectuados por esa vía, entre ellos los 42,5 millones por la limpieza de centros de atención especializada. Sus amigos no están preocupados, sino muy satisfechos. Mañana me extiendo en lo de Madrid.
Cada ciudadano es libre de votar lo que quiera, pero votar sin saber lo que se va a hacer con nuestro voto en materia de servicios, es para que todos nos lo pensáramos antes. Sino lo hacemos, no nos podemos enfadar si, cuando estás enfermo y te ves obligado a recurrir a la sanidad pública, te la encuentras saqueada y deteriorada. Entonces acuérdate de disfrutar lo votado.
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