domingo, 6 de agosto de 2023

VOTARÉ IZQUIERDA. VOTARÉ SUMAR

Buen domingo a todos/as
VOTARÉ IZQUIERDA. VOTARÉ SUMAR
Decía Leonard Cohen que “A veces uno sabe de qué lado estar, simplemente viendo quienes están del otro lado”. Todos deberíamos tener claro eso. Hace unos días oía una entrevista, donde el entrevistado afirmaba, que si en tu casa tienes que mover todas las sartenes para coger una de ellas, o no tienes doce sillas exactamente iguales para sentar a todos tus invitados a la mesa, no tienes razones para votar a la derecha. Yo no les votó por muchas más razones, pero también carezco de doce sillas iguales y debo mover todas las sartenes para coger la que necesito. Y visto el último resultado, algunos no han tenido en cuenta este detalle.
Hace años que deje de ser militante del PSOE, aunque le he votado siempre en municipales, y ocasionalmente en estatales y autonómicas, incluso a regañadientes. Si no lo he hecho, he votado en blanco, pero nunca a la derecha. No es por visceralidad, ni por considerarme con una superioridad moral, es que no puedo apoyar a quien piensa más en su bolsillo que en el bien común, más en la empresa que en el trabajador, que no respeta al diferente, o no asume que el mundo avanza y no debe volver a formas de gobierno del pasado, demostradas como negativas para el conjunto de la sociedad, incluso para ellos mismos. En esa línea de pensamiento, hoy me he planteado la siguiente reflexión.
Las elecciones no son un partido de futbol. Pueden jugar desastrosamente, descender, pero como es mi equipo, yo estoy con ellos a muerte. Puedo entenderlo en lo que es la pasión deportiva. Pero si pensáramos antes de votar, lo que harán luego con mi voto, que votan luego los diputados que he elegido, más de uno dejaría de votarles irracionalmente. Amar de verdad a España no es solo llevar la banderita en la pulsera o darse golpes en el pecho cuando suena nuestro himno. Es actuar cada día para que nuestro país nos haga sentirnos orgullosos y respetados cuando viajan fuera de él. Y para eso hemos de usar el cerebro y no votar lo que nos dictan los cojones o los ovarios. Las elecciones son el momento en el que nos responsabilizarnos todos juntos de nuestro país. No podemos colocar a mediocres o populistas para que actúen en nuestro nombre, y que solo buscan su protagonismo. Lo queramos o no, es el futuro de nuestros hijos y el nuestro el que nos jugamos con la papeleta que elegimos, y que se nos respete fuera de nuestras fronteras.
En las próximas elecciones del 23 de julio, he decidido apoyar a Sumar. Y eso, a pesar de que el sistema electoral nos diga, que donde realmente es decisivo apoyar a Sumar es en provincias con más escaños que la de Albacete. Yo lo haré aquí, porque he pensado en para que se utilizará luego mi voto, y esa ya es suficiente razón para no votar ni PP ni Vox. Lo haré, aun sabiendo que en las redes sociales se sigue machacando a la candidata de Sumar por lo acontecido en la negociación con UP. Respeto a quien se siente ninguneado por eso. Pero pensar en la vuelta del franquismo debería ser motivo suficiente para que, toda esa izquierda que se enorgullece de rebosar pureza ideológica, se lo pensase bien antes de quedarse en casa, solo porque en las listas no va quien a mí me gusta. Se votan ideas y no personas, y se decide el voto frente a otras ideas que están mucho más lejos aún de nuestro pensamiento. Lavarse las manos es una opción para Pilatos, pero nunca puede serlo para una mente progresista.
Nuestro sistema electoral perjudica a los partidos pequeños frente a los dos grandes, pero no tanto ni solo por la Ley D’Hondt, como mucha gente cree. Perjudica por el mínimo de escaños asignados a cada circunscripción, lo que produce una sobre representación de las provincias del interior y una infra representación de las provincias más pobladas. Sumar debe jugársela más en las provincias de representación mediana de escaños, pero arañar un escaño en provincias pequeñas como la nuestra, Albacete, puede ser decisivo para impedir un gobierno PP-Vox. Pero hay que tener algo muy claro, que los grandes adversarios son los problemas que las políticas de ambos partidos propician: la desigualdad y la pobreza, que son las que nos quitan esperanza de vida, generan sufrimiento e incertidumbre en nuestra gente y rompen la sociedad.
Se pueden hacer todos los cálculos que se quiera, pero hay que restar doce escaños al bloque de la derecha para alejarles de la mayoría absoluta, y eso no será posible si no llegan a Sumar los votos que antes fueron a UP. Hay que conseguir que Sumar quede tercero, por delante de Vox. Como en las competiciones deportivas, el tercero obtiene medalla. Quedar cuarto resulta irrelevante, aunque nadie contase ni con que alcanzaras ese puesto.
Televisiones y demás medios informativos llevan cuatro años dibujando como un desastre la gestión del gobierno de coalición. Nada más lejos de la realidad. Basta pensar lo que habría ocurrido con la gestión e la pandemia, la guerra de Ucrania, el volcán de La Palma, la Filomena o la sequía en manos de un gobierno de la derecha, la solidaridad hubiera brillado por su ausencia, y habrían estado más preocupados `por a quien adjudicar los contratos de mascarillas, a que empresa le adjudicamos la recuperación de los daños del volcán, o cuanto negocio podríamos hacer con la guerra. Todo esto sin olvidarnos de lo que ha supuesto este gobierno para las pensiones, el salario mínimo, la mayor creación de empleo de nuestra historia, una inflación que es la mitad de la de Europa en conjunto, una banca de pagos favorable, o ser alguien como país en el contexto internacional. No, no ha ocurrido el apocalipsis anunciado a bombo y platillo desde la derecha y sus medios de información.
Resulta triste que solo nos creamos lo que nos cuentan esos medios, que no podemos obviar ni olvidar que solo están al servicio de sus propietarios y no interesados en transmitir una información veraz y contrastada, en lugar de tratar de pensar por nosotros mismos. Las próximas elecciones generales van de la necesidad de un proyecto de país para la próxima década que vuelva a conectar a la ciudadanía con la política.
Pero más triste aún, es que tras cuarenta años de dictadura, y los gobiernos de Aznar y de Rajoy, de un PP que de forma más cruel y despiadada gestionó la última crisis financiera y los resultados fueron una década perdida y mucho dolor social. Bastan cuatro datos para verlo: salario mínimo con Aznar 2000-2004 sube un 4%, con Rajoy 2012-2014 subió 0%, con Rajoy 8%, con el gobierno de coalición 2019-2023 subida de un 47%) aún los trabajadores no hayamos aprendido nada, y creamos ser ya de una clase social alta solo porque tengamos un piso y un coche, craso error, y mayor aun que algunos, que no poseen ni eso, hoy se lo crean igual.

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