Hoy solo existe Rubiales, lo demás no se encuentra en los medios del viernes o hay que buscarlo en un rincón.
Hoy la España en blanco y negro nos ha demostrado como piensa: si estás eufórico no hay problema en plantarle un beso en la boca a la mujer que tengas al lado, porque la euforia lo permite; pero si estás cabreado puedes gritarle, ordenarle que se calle o denigrarla en público para que todo el mundo sepa que tú eres el que manda.
Para todos y todas las que vean injustificadas las críticas que se hacen a la actitud machista de Rubiales, o las achaquen a un feminismo mal entendido, y defienden a este caballero, les hago una pregunta ¿lo defenderían igual si el beso se lo hubiese dado al delantero centro de la selección masculina cuando ganó la Copa de Naciones? Igual le pedían su cese inmediato por maricón. No por gay, claro, por mariconeos en público.
Las diferentes varas de medir que demuestran la desigualdad que existe.
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