Quien te trata de engañar está menospreciando tu inteligencia. Si lo intenta es porque te cree fácil de engañar. Te adivina capaz de comulgar con ruedas de molino porque el o ella te lo pide. Porque es más fácil engañar a los próximos, a los que conoces, a los tuyos.
Mentir es una forma de huida hacia adelante, sabiendo que ni tú crees lo que dices, conociendo que estás defendiendo lo indefendible. En eso siempre hay soberbia y altivez.
Por mucho empeño que se ponga, lo que no funciona no funciona. Lo que no puede ser, no puede ser. Pongamos que hablo de Madrid. Aunque es un mal muy extendido en todo el país.
Rectificar es de sabios
Un gobierno progresista lidera causas justas. Pero no por desear que cambien las cosas, las cosas cambian por arte de magia.
Todas las leyes están sujetas a la interpretación de los jueces, y estos en ocasiones, dictan sentencias contradictorias. Recordemos que eso ya paso con las hipotecas, y al final aalguien le toca arreglar los líos que eso provoca. Desde hace cuarenta y ocho horas la sedición dormita y la malversación descansa, aunque no será por mucho tiempo. Ahora debe bailar con la más fea la ley del “solo si es si.”
Algunos tribunales revisan las condenas a delincuentes sexuales, que se benefician de la nueva ley, aunque solo les afecte a aquellos que tenían penas en grado mínimo. La aplicación retroactiva de una nueva ley penal está justificada siempre que sea favorable al preso. Algunos juristas afirman que la nueva legislación genera dudas, mientras que el ministerio de igualdad afirma que eso ocurre por una mala interpretación de la norma y falta de perspectiva de género de los jueces. La pelea esta servida, por si la ministra de Igualdad no lo sospechaba después de aprobarla. Esta claro que una cosa es beneficiar al reo y otra que se intente tirar por tierra cualquier reforma que parte de este gobierno, y aquí ambas cosas se dan la mano. Todo vale para los objetivos de todos.
Argumentar lo que ocurre, acusando de machismo a los jueces es lanzar tierra al cielo y mirar para arriba para que te caiga en los ojos. Es de suponer que eso lo sabían los redactores de la Ley en cuestión, porque supongo que un ejército de expertos se leyó la ley antes de aprobarla. Si la Ley tenía este agujero alguien lo advertiría, sabrían que alguien aprovecharía el más mínimo resquicio para montar el pollo, y supongo que a alguien se le pasaría por la cabeza la necesidad de incluir una disposición transitoria que lo evitase.
En política no vale sostenerla y no enmendarla. Si hay que revisar la ley que lo hagan y mejor hoy que mañana. El Ministerio debe solucionarlo y no jugar a la defensiva. Hace unos días decían que la manifestación de Madrid por la sanidad pública era política. El escándalo y las críticas precipitadas a esta ley también son entonces políticas, porque parecen dirigidas con otro objetivo distinto a que los condenados cumplan sus penas: la cabeza de la ministra. Demasiado oportunismo en la oposición en lugar de proponer un cambio concreto. No construyen, destruyen. Pero eso no evita que, visto lo visto, la ley pueda tener un agujero.
Si es así, mejor rectificar y taparlo que empeñarse en huir hacia delante. La cerrazón no tiene sentido. Lo mejor sería concretar el tipo penal que no quedase margen para las interpretaciones. Pero todo es interpretable y está ley no lo es menos.
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