Eso debe penar Don Emiliano. Al menos resulta paradójico eso en quien, autoproclamándose socialista, pone por delante su interés individual por perpetuarse como presidente castellano manchego, sobre el interés colectivo de su partido en todos los territorios.
Calificar como “malas compañías” a Podemos puede entenderse porque las relaciones dentro del gobierno del Estado no son precisamente un dechado de virtudes y bondades. Pero eso no hace necesario que Page afirme que prefiere a Feijóo. No hace tanto tiempo que Podemos le parecía un socio fiable cuando lis necesitó para llegar a la presidencia autonómica. Que tenga de Feijóo “buen concepto en lo político y en lo personal” ni convierte a Feijoo en alguien fiable, ni hará que en Castilla La Mancha le apoye el PP, que por boca de Núñez, su candidato, le tira a degüello.
En el socialismo han sonado a que se avecina tormenta y gorda. Son las cositas de Page para mantener un voto conservador que no es suyo y que teme perder. En Ferraz critican su actitud en un momento electoral delicado y lamentan que cuestione la estrategia de Moncloa que presenta a Feijóo como un insolvente. Pero, además de que en el PSOE siente fatal, sus comentarios huelen a deslealtad y a ambición personal.
Claro que después de escuchar a Moreno Bonilla invitar a los ricos catalanes a que se trasladen a Andalucía, para no pagar impuestos, todo parece ya permitido. A partir de ya, no nos debería extrañar si Page invita a los socialistas españoles a mudarse a Castilla La Mancha para no ser gobernados por un gobierno de coalición.
A Moreno Bonilla se le ha olvidado que Andalucía es una parte de España, y que con el resto del país, su propuesta es insolidaria. ¿Hará lo mismo Page con los socialistas, olvidándose de que todos siguen siendo parte del mismo PSOE?
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