domingo, 6 de agosto de 2023

Primer lunes de 2023.


Todo el mundo está de acuerdo en la falta de sanitarios. Asistimos a una situación que debería haberse previsto hace tres legislaturas teniendo en cuenta que hace más de diez años ya había voces que anunciaban que estábamos camino de encontrarnos con falta de personal sanitario. Ninguno de los gobiernos desde entonces ha movido ficha para evitarlo, y el actual que lo ha hecho, se ha encontrado con que muchas plazas ofertadas en la especialidad de médico de familia han quedado sin ser solicitadas.
Es difícil optar por una especialidad donde quienes la han ejercido se han sentido ninguneádos, como si esa especialidad de medico de familia no les convirtiese en especialistas como a los que han optado por otras especialidades. A eso debemos añadir que una estructura sanitaria con escenarios permanentes resulta poco ilusionante y carente de expectativas de mejora, con unos horarios incompatibles con la demanda que se soporta, unos contratos sin continuidad, unas cargas de trabajo y unas condiciones laborales deficitarias donde incluso los que ejercemos en el medio rural ponemos al servicio de la administración hasta el propio vehículo para desplazarnos a las localidades donde doblamos, y en general otros muchos problemas derivados de una carencia de medios que siempre es entendida por la administración de referencia pero que, cuando se plantea su dotación, siempre se encuentra con el muro de la financiación, que acaba siendo prioritaria para los centros hospitalarios y residual para la atención primaria.
La llamada jubilación activa es un parche que puede hacer que se evite el colapso, pero solo a corto plazo, pero esa medida aislada no solventara la problemática compleja que el sistema sanitario debe afrontar. No es normal que se formen en colegios y universidades públicos, sostenidos con nuestros impuestos, profesionales sanitarios que, ante las condiciones laborales de aquí, optan por marcharse a otros países, y eso solo se puede evitar equiparando salarialmente al sanitario español con el de los otros países de nuestro entorno.
Estamos ante un problema que requiere urgente solución con la adopción de una serie de medidas, que no pueden limitarse a la jubilación activa, para acceder a la cual es necesario alcanzar la edad de jubilación en el año que acabamos de iniciar, o dicho de otra forma, tener sesenta y cinco años y ocho meses, haber cotizado más de 36 años y nueve meses, o con 65 años y haber cotizado 15 años y dos de esos años deben ser los dos previos a la jubilación podrá poder acceder a esa jubilación activa. La medida ayudará, pero el problema seguirá sin solventarse aún unos años.

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