sábado, 26 de agosto de 2023

¿PARA QUE NOS SIRVE UN REY QUE NO ES IMPARCIAL?


Que los republicanos cuestionemos a la monarquía parece algo lógico. Que la monarquía nos dé a los republicanos motivos para cuestionarla, no solo carece de lógica, sino que apunta a que sigue existiendo un tufo del tradicional “aquí se hace lo que yo digo porque nadie va a moverme los pies del suelo”.
La Constitución señala que la figura del rey es imparcial, pero en el caso de la designación de candidato a la investidura, esa imparcialidad queda desmentida por la falaz justificación que la Casa Real hace de la misma. Y lo que me parece más importante reseñar, es la duda que se provoca respecto a esa imparcialidad, porque sino se demuestra imparcial ¿Cuál es la utilidad de la participación del rey en este proceso?
Ha querido justificar su decisión en la costumbre, pero no puede hacerlo. La costumbre nunca ha sido designar a un candidato que no reuniese los apoyos suficientes para ser investido. Siempre se ha hecho la designación a partir del momento en que un candidato informaba al monarca de que ya disponía de los apoyos necesarios para intentar la investidura. Era en ese momento, cuando el rey lo designaba y más o menos en una semana, investidura concluida. ¿A qué viene ahora dar un mes de plazo para buscar los apoyos? Podía habérselo dado a los dos si ninguno los tiene, pero no designar a uno.
Y si además considera que la costumbre es proponer al candidato que más apoyos tiene, la fotografía en la que tiene que basar su decisión, no es el más votado, porque siempre ha sido la costumbre, el designar siempre al candidato del partido que ha alcanzado la presidencia de la Mesa de las Cortes en la constitución del Parlamento. ¿Alguna vez en nuestra democracia se ha propuesto para la investidura a un candidato que no sea el del partido que ha ganado la presidencia de esa Mesa? La respuesta es nunca. Entonces ¿en base a qué costumbre ha designado a Feijoo? Hay que pensar en lo dicho al principio, todo apunta al convencimiento real de que “aquí se hace lo que digo yo”. La costumbre ha sido, que si no ha reunido las condiciones para ser investido ningún candidato, el rey no ha hecho ninguna propuesta. Eso hubiese sido la demostración de que actúa con total imparcialidad.
Muchos piensan que hay que exigir un referéndum sobre la monarquía, pero eso es algo de lo que el pueblo español se convencerá poco a poco. Pero ese mismo pueblo, que hoy se muestra deslumbrado con la nueva princesa vistiendo el traje caqui militar, lo mínimo que puede pedirle a su padre es que cumpla lo que está previsto en la Constitución, al menos mientras ejerza como jefe del Estado.
El rey se debe al pueblo, a las leyes de nuestra democracia, y no está para justificar sus interpretaciones, sino para su estricto cumplimiento. Hoy su figura goza de inviolabilidad, la misma que tenía su predecesor, hoy la figura del Emérito está denostada porque tras su abdicación en el actual rey, se ha demostrado que existía un caparazón bajo el que nos ocultaba la triste realidad, que le importaba más su bolsillo que su pueblo.

Si me la pegas una vez, tú eres el listo. Si lo haces dos, yo soy el tonto. O, dicho de otra forma, tropezar dos veces en la misma piedra es humano pero no inteligente. Que cada cual se responda a la pregunta del título de este post. Mi respuesta es que para nada.

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