La marquesa de Casa Fuerte, más conocida como Cayetana Álvarez de Toledo, les dice en twiter a sus seguidores que se apunten la fecha del 21 de enero próximo. La fecha la destaca porque ese día “Organizaciones Civiles convocan una protesta en Madrid tras el ataque a la democracia de Sánchez”. Investigando la noticia, me encuentro como portavoz de los organizadores a una tal Rosa Diez ¿os suena?. Según afirma esta señora, el objetivo de la protesta es evitar que la composición del Tribunal Constitucional cambie, y que al quedar con una composición progresista, sus magistrados declaren constitucional un referéndum independentista en Cataluña. Eso ha afirmado la profetiza Diez ante los micrófonos preparados para difundir ese mensaje para así arengar las masas.
Lo primero que se debe deducir de esta noticia, es que estos grandes patriotas asumen la ilegalidad de la composición del actual TC. En segundo lugar, que piensan seguir con esta corriente de desestabilización de nuestra democracia por tierra mar y aire mientras no gobiernen sin importarles en absoluto si al hacerlo ponen en riesgo nuestra convivencia. Y para mi hay otra deducción, que estamos ante una nueva pandemia contra la que tampoco disponemos de vacuna pese a que el organismo causante es conocido y ha producido brotes a lo largo de nuestra historia. Es conocido como Faschismococus intolerabilis capaz de eliminar la tolerancia.
Diferentes científicos progresistas, que juntos podrían formular la necesaria vacuna, son incapaces de unirse, porque, si bien algunos quieren y pueden formularla, hay otros que se encuentran, lamentablemente tan apegados a sus sillones, que están más pendientes de como se mueven las puertas giratorias, que de encontrar una solución que inmunice a nuestra democracia contra esta pandemia ultranacionalcoatolicista. Hay estudios que demuestran que incluso algunos de ellos, llevan tanto tiempo en su sillón que se han convertido en verdaderos ácaros, y ya forman parte del tejido del asiento.
Mientras, muchos ciudadanos progresistas afirman sentirse desolados, tristes e impotentes ante los ensordecedores silencios de los cargos orgánicos socialistas en muchos lugares del país. Incluso algunos entre ellos afirman que la vacuna no será posible por exceso de deslealtad entre los científicos progresista y su incapacidad para unir sus conocimientos.
Se desconoce la letalidad de este nuevo brote de la pandemia, aunque el hastío antidemocrático que genera puede afectar a muchos trabajadores mileuristas e incluso a los progresistas más formados, y acabar con los avances en derechos sociales alcanzados en los últimos años.
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