No han tardado mucho en el PP en volver a sus mensajes peliculeros, y al acuerdo para la mesa del Congreso ya le han bautizado como el Pacto Frankenstein. Puestos a ser todos peliculeros, se les puede responder que mejor eso, que un gobierno de Drácula que chupe la sangre de la mayoría para alimentar a la minoría que el PP representa. Se han recreado tanto hablando de monstruos en el PP, que no se han dado cuenta de que hace tiempo que tienen al monstruo del franquismo dentro de su casa.
Pero seamos serios, en el PP no temen a Frankenstein, a lo que de verdad le teme esta derecha, es a la normalidad democrática, al cumplimiento de las reglas. De hecho, siguen incumpliéndolas al no renovar el CGPJ, o recientemente al mentirnos sobre el sueldo de su candidato. Son muestras de ese pánico a decir la verdad que tiene el PP, que es la regla número uno de cualquier democracia.
Pero no nos distraigamos ahora y avancemos. Lo que hoy ya no tiene discusión, es que la constitución de la Mesa aumenta la esperanza de una hipotética investidura de Sánchez. Como tampoco es ya discutible la soledad de Feijoo, ese coronel gallego que no tiene quien le escriba, claro que con su salario él no espera que le comuniquen la pensión. Como estrategia, el PP trata de obviar lo sucedido ayer en el Congreso, e insiste en la investidura de Feijoo. Saben que no le salen sus números, que Feijoo se arriesga a hacer el ridículo, y que tan poco tienen la absoluta seguridad de que sus hermanos ultras de Vox no les dejen solos.
Aunque no lo digan en voz alta, en el PP buscan la repetición de las elecciones, y si para ello tienen que sacrificar a Feijoo, y protagonizar la investidura de los perdedores lo harán. Claro está, siempre que no se estén planteando urdir un nuevo tamayazo, porque esa sería la explicación más posible a su obstinación. Pero en el discurso de los dirigentes del PP encontramos detalles, como poco, curiosos. No sé si habréis notado, la de veces que nos repiten en público la frase “presidente Feijoo”, curioso porque no recuerdo que antes existiese el “presidente Casado”. Todo es parte de una huida hacia adelante, mientras ven de frente como se acercan al muro.
Son capaces de todo, menos de hacer una mínima autocrítica y analizar sus meteduras de pata: no han captado, que aunque sus votantes lo toleran, la mayoría de españoles no quiere políticos corruptos; no asumen, que unirse a la ultraderecha tiene un coste muy alto para su partido, salvo para los indocumentados que solo entienden la política de frases hechas; que es lógico estar en contra de parte de la gestión de un gobierno, pero no de hasta de la forma en que se peina el portero de la sede del partido rival; que mentir puede servir a corto plazo, pero al final pasa factura; que se puede buscar el voto del ignorante, pero eso al final te limita solo al voto de los masoquistas; que no hay nada mejor para lograr que tu líder se ahorque que facilitarle la cuerda; que muchos votantes pueden ser conservadores, pero que no todos son idiotas. Y podríamos seguir.
Y si a esa autocritica Feijoo la acompaña de un mea culpa y explicación de muchas cosas, le iría aún mejor: que su incremento patrimonial es solo por su trabajo; que le perdonen por ser tan soberbio; que se equivocó por no acudir a los debates; que se ha confundido a veces, que ha mentido otras, que ha sido inexacto en muchas ocasiones; que sabía a qué se dedicaba su amigo Dorado, pero que a un amigo no se tira al contenedor de la basura. Vamos, intentar parecer un poco humano, y no mostrarse solo como el fruto de una maquinaria corrupta, que funciona desde hace años, y que solo sabe llegar al poder de esa manera. Regenerar el PP como prometió al llegar , para llevarle al gobierno, o marcharse a su Galiza. Pero nada de eso hará ni le dejarán hacer.
Y mientras ellos siguen con su erre que erre, la Casa Real ya ha decidido que a los lideres de los partidos los recibirá el lunes y el martes próximos. Acudirán siete partidos, y escuchados todos ellos, el jefe del Estado dará cumplimiento al artículo 99.1 de la Constitución y propondrá un candidato a la presidencia del gobierno, siempre a través de la presidenta de las Cortes. Si a principios de septiembre no hay investidura, y el bloqueo llega hasta principios de octubre, las Cortes se disolverán en noviembre y tendremos elecciones de nuevo en diciembre o en enero. Ninguno de los dos posibles candidatos lo tiene fácil, pero lo tiene peor Feijoo que ha visto como incluso Vox le puede apoyar, pero no le va a regalar los votos como afirmaban que harían hace unos días. Feijoo le rogará al rey que le designe, pero solo por escenificar su aparente victoria, pronunciar su primer discurso como oposición y su primer mitin electoral de las nuevas elecciones si las hubiera.
Es curioso hoy ver, como Feijoo y el PP que llevan años acusando a Sánchez de querer seguir en la poltrona del poder (pequeño matiz, no en el poder) a cualquier precio, no miran las piruetas que están haciendo en ellos por sentar a Feijoo en la Moncloa, parece como si quisieran inmolarlo antes de tener que quitarle de en medio. Sean ustedes un poco decentes y, por salud mental y algo de respeto a su líder, permítanle retirarse a un convento a meditar. Cada vez se entiende menos, que, si el PP lleva tiempo jugando a ser Vox, no haya propuesto ya a Ayuso como candidata y sacrifiquen a Feijoo todos los días un poquito más.
Aunque pudiera ser que teman, que, si la señora Ayuso hoy está convencida de que España termina en Aranjuez, en el túnel del Guadarrama, o en el puerto de Somosierra, mañana no les salga proponiendo la invasión de Portugal porque su presidente es amigo del malvado Sánchez. A veces, sin el discurso escrito, la señora es imprevisible, y con ella nunca se sabe, pero con Feijoo ya lo tienen todo visto.
Buen finde
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