Domingo 13 de agosto
HASTA EL JUEVES; SOLO SERÁN ELUCUBRACIONES
A cuatro días del 17 de agosto, fecha de constitución de las Cortes. Quien piense que se puede intuir lo que va a suceder con la investidura, se equivoca. Todo se reduce a elucubraciones, suposiciones e intuiciones, pero las certezas brillan por su ausencia.
Tenemos a un PP obstinado en proclamar unas posibilidades de gobierno de las que carece. Eso sí, siempre que no pacte con Junts, supuesto que después del tamayazo, la Gürtel, Punica y demás andanzas de los de Génova 13, nadie debería descartar. No parece posible, pero cosas más difíciles les hemos visto asumir a los de Feijoo, el desaparecido. Intentemos poner sobre la mesa algunas cuestiones que pueden servirnos para dibujar el paisaje.
Aunque últimamente es una frase que parece haber desaparecido de los diarios e informativos, no debemos olvidar cual es el único objetivo del PP: derogar el sanchismo. Ese objetivo de partido no es exclusivo del PP, también lo es de los poderes fácticos de este país, dispuestos a practicar la estrategia Montoro: que se hunda España que ya la levantaremos nosotros.
Pero tan importante como el objetivo son los instrumentos disponibles para alcanzarlo. Esos poderes han utilizado a Vox (antes fue a Cs), y puede que sean esos mismos poderes los que ahora están impulsando desde fuera su hundimiento para intentar que en una repetición electoral, todo ese electorado se concentre en el PP. La conclusión que se puede extraer es que Vox, como instrumento para acabar con Sánchez, ya no les sirve para alcanzar el objetivo. En Vox se van a quedar solo los más radicales y aquellos que entienden la política, no como una necesidad para la sociedad, sino como parte de su particular mundo juppie o friki.
Hasta incluso conseguir que desaparezca Vox, es algo solo al alcance de esos poderes fácticos (que nos da idea de hasta qué punto manejan los hilos), y más si eso les sirve para atraer a la derecha de Catalunya. Pero si esa desaparición se produce o no, es una suposición, porque el apoyo que les han prestado todo este tiempo ha hecho que Vox gobierne junto al PP en cuatro autonomías y en más de doscientos ayuntamientos. No es moco de pavo.
Y luego está el papel de Junts como pieza para investir a Sánchez. No vivo en Catalunya, y vaya por delante el sesgo que puede tener mi opinión, pero a mi entender, los independentistas piden un precio que Sánchez no puede pagar, por mucho que los autores de la película que triunfa en las taquillas “Todo por derogar el sanchismo”, se empeñen en hacernos creer que Sánchez venderá a España. Que los jueces del TS son capaces de todo por evitar que la negociación con Junts llegue a buen puerto, como hemos visto estos días, ya debería ser suficiente garantía para que esos dejen de decir falacias de que España se rompe. Hay quien sigue creyéndoselo.
Pero si muchos lo creen posible, es por la cantidad de fake news con las que cada día nos desayunamos en nuestras magnificas televisiones y medios al servicio de sus amos. Otra cosa son los datos. Junts ha obtenido 392.000 votos, lo que representa el 1.6% de los votos emitidos que no del censo electoral del que representan décimas. Con eso consigue siete escaños, pero incluso en territorios tradicionalmente granero de votos para su formación como Girona, quedan como cuarta fuerza. A pesar de esos nimios votos, tienen la llave de elecciones si o elecciones no. Esto ya debería ser motivo suficiente para plantearse la necesidad de revisar nuestro sistema de representación como país, pero hoy es el que es. Y también para que Junts valore que no está precisamente en su mejor momento para pedir el cielo.
Junts es el partido heredero de otros en la historia reciente de Catalunya, y representa a la burguesía catalana. Tiene, por lo tanto, una ideología más próxima al PP e incluso a Vox que a la de los partidos de izquierda. Chocan con PP y Vox por su nacionalismo catalán, algo intolerable para los partidos españolistas. Si hay un rasgo más que el ideológico que les une a Junts con PP/Vox, es la visceralidad con la que todos afrontan sus postulados. El independentismo siempre ha existido, pero hechos como los ataques a Carod Rovira, el recurso contra el Estatut, o la aplicación del 155, todas actuaciones del PP en el gobierno, que solo han servido para incrementar el respaldo electoral, tanto a ERC como a Junts.
La gestión del gobierno de coalición estos años, ha supuesto un clima de tranquilidad en Catalunya que ha llevado al independentismo a una pérdida de apoyos electorales. Votar sí o no al PP o al PSOE, es tomar partido y asumir su coste, lo que convierte la abstención en un instrumento factible para Junts. Pero de abstenerse, con los números de hoy es como votar si y propiciar un gobierno del PP/Vox, y seguro que tendrían nuevos motivos para crear independentismo. La frase de Abascal afirmando que si gobiernan habría problemas en Catalunya ya nos lo anunciaba.
Pero permitir un gobierno de la derecha también significaría que a Junts le importa más su ideología independentista, que los ciudadanos de Catalunya, lo que no es asumible para un partido que dice defender los intereses catalanes. Dejar que gobiernen PP/Vox es para Junst una especie de suicidio político, y más con los tribunales al servicio de la causa de la patria hispana.
Permitirlo sería algo que pienso, los catalanes no les perdonarían por lo que se les vendría encima, la política de tierra quemada que les aplicarían PP/Vox. Junts y ERC pueden ser independentistas, pero no son tontos, y saben que no solo perderían votos de repetirse las elecciones, sino que eso supone también perder recursos para las arcas de sus partidos. No ganaría Catalunya, pero tampoco ganaría Junts ni ERC.
Junts sabe que no puede pedir imposibles que Sánchez no les puede conceder. Junts sabe que si gobiernan PP/Vox puede verse recibiendo su propia medicina en cuanto lleguen al poder. Blanco y en botella. Pero solo elucubraciones. Nadie está en la mesa donde se negocia.
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