domingo, 6 de agosto de 2023

Hasta 9 de octubre 2022

Curiosamente ya no deben existir problemas en las residencias. Del Pleno municipal de San Sebastián de los Reyes en todas las portadas, al silencio sepulcral sobre el tema en una semana. Toca hablar de la infidelidad del novio de Tamara Falcó, para que todo el mundo sepa que hay un congreso ultracatolico en Mexico donde Hazte Oír la lleva a ella como ponente.
Y así, como quien no quiere la cosa, nos han lanzado una nueva candidata para la ultraderecha, blanqueada por las televisiones como esa chica sencilla y simpática que nos venden. Del pueblo, y como si nada. Está claro que si una infidelidad no te mata, la ultraderecha la aprovecha y te engorda.¿País manipulado a su antojo? Va ser que si.


"¿Qué edad tiene? Esa es siempre la primera y también la última pregunta. Hasta cierta edad (¿cuarenta, cincuenta, sesenta quizá...?) el cáncer es injusto y cruel; una tragedia. Por encima de los ochenta, no hay empatía. Solo un chasquido, un encogimiento de hombros, un silencioso '¿y qué esperabas? De algo se tendrá que morir...' Esperaba, puestos a esperar, las preguntas importantes: quién es, quién podría seguir viviendo, cuánto le queremos, si podremos vivir sin él".
Así arranca Una historia de amores (Contraluz). ¿Dudas? Todas. ¿Dolor? Infinito. ¿Amor? Más, siempre más. Una historia de cuidados de una familia que se remanga para afrontar una enfermedad terminal. Una confesión en primerísima persona de Paloma Bravo, quien relata de manera brutalmente honesta y descarnada todo el proceso desde el fatal diagnóstico hasta el duelo por la pérdida de su padre.



Así es nuestra España mediática. Según parece, es mucho peor que un ex ministro se presente a un concurso de méritos en la universidad y se quede quinto en el baremo de valoración por sus méritos académicos para ese puesto, que el hecho de que un ex ministro entre en el consejo de una gran empresa de esas energéticas que cada día nos cobran luz o gas a precios desorbitados, que cobre un pastizal solo por asistir, y al que se accede a dedo mediante el método de la puerta giratoria, sin necesidad de baremos ni nada que demuestre estar capacitado para ese puesto.
Anda que sí se le hubiese ocurrido presentarse al cargo de director de la oficina del español (que tampoco parece requerir ni baremo de méritos ni examen) y le dan el puesto, igual esos mismos medios afirmarían que no se le nombraba por sus méritos, sino por enchufe.
Menuda vara de medir gastamos.

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