No era tan urgente, pero parece que había prisa. La secretaria general de Podemos no espero ni veinticuatro horas posteriores a las elecciones generales para salir a criticar los resultados de SUMAR, curiosamente habiendo sido elegida diputada por este partido. Para muchos lo único que buscaba era generar discordia interna, porque solo así pueden interpretarse sus palabras, de las que aparte de que no mira los datos correspondientes al 23 j en el contexto del 23 J, los compara con los datos de UP en 2019, donde ese contexto era bastante diferente, entre otras cosas porque ella ha contribuido a que sea diferente. Además, se puede deducir de su intervención, su convencimiento incuestionable de que el feminismo lo inventó UP y no existía hasta que ellos accedieron a la política. Pero se equivoca porque el feminismo no es una propiedad de UP, sino de las mujeres y hombres que luchan cada día por convertirlo en una política transversal en el estado. El feminismo es inclusivo, no regresivo.
Pero no fue solo ella, sino que Pablo Iglesias, publicaba ese mismo lunes un articulo en el que afirmaba que los números de Sumar están lejos de las expectativas creadas por un liderazgo que aspiraba incluso superar al PSOE. Señala una perdida de 700.000 votos y siete diputados respecto a 2019. Y es llamativo que solicita autocrítica y huir de la auto complacencia, para finalizar por pedir unas primarias en Sumar si se repiten las elecciones. Esto último puede ser discutible, pero que continúe hablando del veto a Irene Montero, de humillaciones al partido, y afirmando que UP tiene cinco diputados de los 31 obtenidos por Sumar, suena a que anuncia tempestades, y conociendo el poder que mantiene en UP, no parecen buenos augurios.
Ya sabíamos que los partidos de la coalición Sumar no son iguales. Que a muchos no les pareció correcta la forma de negociar la coalición. Por eso no debe extrañar que el resultado no dejará a todos contentos, pero hoy debería ser más importante poder repetir un gobierno de coalición que sus cuitas internas. Que lo datos son mejorables no se puede discutir. Que conseguir Sumar lo conseguido en menos de dos meses tampoco. Pero una critica tan rápida por parte de UP, parece como si ya estuviese preparada días antes, sabedores de que el PP ganaría y posiblemente con Vox obtendría mayoría absoluta como anunciaban los sondeos. Al no conseguir la mayoría de la derecha su objetivo, ni se molestaron en matizar su discurso. Lo único que consiguen es tensar los equilibrios internos de la coalición, y muchos ven en ello ese cainismo que siempre vivió en la izquierda española, tan dañino para la democracia como el franquismo que se perpetua en nuestra derecha.
Bastaría una mirada a los resultados de las municipales para darse cuenta de que lo que eran las generales de 2019, poco se parece a lo que han sido las de 2023. En esas municipales UP no llegó ni a 56.000 votos, salió de cinco de los seis gobiernos autonómicos en los que estaban, fuera de la Asamblea y del Ayuntamiento de Madrid, de las Corts y del Ayuntamiento de Valencia, del parlamento de Canarias . Exigir a Sumar los números de UP en 2019 no se comparece con la nueva realidad.
Pero fuera de los números obtenidos finalmente , se olvidan de algo muy importante en una elecciones, el liderazgo. Yolanda Diaz ejerce un liderazgo y un respeto entre los votantes que se ha ganado apulso. Claro está que ese respeto no tiene porque ser generalizable aunque sea general. Respeto que se ha ganado porque, pese a sus divergencias en el gobierno de coalición con la parte socialista, siempre ha demostrado lealtad al gobierno y lo que haya tenido que decir lo ha dicho dentro y no en los medios. Otros han optado por el ruido para hacerse notar. Y otra virtud de la que no puede carecer un liderazgo es la de no dar miedo a nadie, frente a posicionamientos que pueden ser un motivo suficiente para descartar el voto a un partido.
Los resultados son los que son. Mejores de los esperados en el bloque de izquierdas. Toca construir para intentar alcanzar un gobierno. Comentarios de los que se están haciendo, no ayudan a ello, si a que la derecha se frote las manos pensando en la posibilidad de que si hay gobierno, sea desestabilizable. Llevan cuatro años haciéndolo con el gobierno ahora en funciones, y estos comentarios solo valen para darles munición y que continúen.
Quedan mejor y más guapos, los que callan fuera y hablan donde hay que hacerlo, en lugar de dar trabajo al pregonero. Pero sobre todo, en política hay que poseer el don de la oportunidad y hablar cuando toca, no cuando apetece.
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