domingo, 6 de agosto de 2023

12 de junio a 20 de junio

Nos dicen que lo que deciden los andaluces el próximo domingo es si gobierna el PP en solitario , o si lo hace con Vox. La primera opción es pura propaganda electoral del PP. La segunda es muy probable porque PP y Vox empataron en las elecciones generales en Andalucía. Por lo tanto lo normal es que repitan el acuerdo de Castilla y León. La verdad es que ambas opciones no son diferentes, y la única alternativa realmente diferente es que la izquierda andaluza se movilice. Dilema: o ultraderecha o movilización.
Quien se quede en casa, que luego no se queje si sus derechos laborales o los servicios públicos que hoy recibe, pasan a ser un recuerdo del pasado.


La Comisión de Salud Pública ha dado el visto bueno a la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus para toda la población. Falta por conocer la fecha. Posiblemente para otoño. La Comisión de Salud Pública ya recomendó la semana pasada la administración de la cuarta dosis (segunda dosis de recuerdo), hacerlo con la población más vulnerable (internos de residencias y personas de 80 y más años). La fecha definitiva variará en función de la situación epidemiológica.

Se acerca el domingo y el resultado que apuntan las encuestas es coincidente en casi todas ellas. Le guste o no, el PP está acorralado. Y al verse acorralado por la extrema derecha, Feijóo pretende que sea el PSOE el que le saque las castañas del fuego, que le salve del órdago de Vox. Poca memoria tiene el gallego, que no recuerda los precedentes o los obvia. Se olvida que en 2018, fueron los socialistas los que ganaron las elecciones, y Moreno Bonilla no se planteó una abstención, sino que les arrebató la Junta formando Gobierno con Ciudadanos.
El líder del PP no quiere acordarse de eso, y el miércoles cuando los periodistas le preguntaron reiteradamente si su partido puede garantizar que no gobernará en coalición con Vox en Andalucía, no lo negó, y respondió reclamando la abstención al PSOE.
Este señor quiere reescribir la historia olvidando la verdadera historia


Se trata de España. Un proceso electoral no es un juego, sino algo demasiado serio como para permitir las falsedades y las medias verdades.
Es demasiado peligroso lo que algunos piensan y otros verbalizan, dando cómo un partido normal y democrático a Vox, incluso desvinculándolo de lo que es el fascismo. Todo lo dejan pasar, porque les necesitan para llegar a los gobiernos, y no se sonrojan si para llegar ellos, deben abrirles las puertas al poder a Vox.
Esto no pasa en Europa, pero está ocurriendo aquí después de cuarenta años de democracia. Ni PP, ni PSOE, ni CS, ni Por Andalucía, ni UP han mencionado en los debates electorales un hecho irrefutable, que en Andalucía es donde más fosas comunes produjo el franquismo fascista. El discurso fácil de “hay que pasar página “ y no mirar al pasado, lo aprovecha Vox para empezar el libro de nuevo por las primeras páginas.
Abrir las puertas a un partido que rechaza, no solo la ley de memoria histórica, sino otras que conforman derechos fundamentales conquistados con mucho esfuerzo colectivo, es un error colectivo que se pagará a corto plazo.
No es cuestión de basar la campaña en meter miedo a que la ultraderecha entre en el gobierno, sino hacer la campaña desmontándoles un discurso falaz y populista que han construido sobre la mentira, y al que solo se puede hacer frente demostrando que es falso, no mirando hacia otro lado como parte de la estrategia electoral de quienes no son la ultraderecha.

Triunfo arrollador del PP ayer en Andalucía. Una estrategia de “campaña en silencio” era la clave. Todo un acierto, porque la campaña electoral se la han hecho los demás.
Primero la izquierda con el mensaje “que viene Vox”, pero sobre todo Vox diciendo”no gobernarás sin mi”. Sumemos la debacle de Cs cuyos votos y diputados le han llovido al PP y una abstención de mucha izquierda que se quedó en casa junto a lis de “no voy a votar porque todos son iguales”. La suma de todo, esa victoria incontestable.
Luego están las lecturas del resultado. Un PP que quiere hacer ver que estas elecciones han sido la victoria de Feijoo sobre Sánchez, precisamente cuando uno de los elementos de su triunfo ha sido el perfil regionalista de su propuesta. Por otro lado, una izquierda incapaz de hacer anoche una autocrítica, y reconocer sus propios errores, con un discurso que parecía culpar a los votantes del resultado y no a su propia estrategia, y sin asumir que esos resultados son verdaderamente desastrosos.
Habrá tiempo de conocer los detalles, dónde estuvieron las claves y si hay más razones que las citadas, pero toca dar la enhorabuena al vencedor y empezar a pensar el porqué de una desafección del voto de izquierdas que cada día crece. Hay que estar contentos porque la ultraderecha no estará en el gobierno y eso quita peso al la rama del PP que se ultraderechiza, como se ve en su discurso madrileño.


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