Hablando de la guerra en Ucrania.
Pero además de lamentar la tragedia, que es de proporciones apocalípticas, la invasión debería servirnos como aviso de que la violencia es contagiosa, tanto la física como la verbal. Eso que, en clave nacional, llamamos crispación es una epidemia, salta de orador en orador y de partido en partido, ha contaminado tanto las tribunas como las tertulias, ha dado lugar a una lucha de trincheras en la que se enfrentan bandos que no se escuchan, que prefieren el combate al debate, entre otras cosas porque se sostiene que las audiencias suben en proporción a la algarabía, lo cual resulta alarmante: ¿cuanto menos se les entiende, más les gusta escucharlos? Raro no, lo siguiente.
B. Prado
Comienza la campaña andaluza y he leído esto:
“También lo obtendrá Juanma Moreno Bonilla. La izquierda andaluza está tan desaminada que hay quien, medio en broma, medio en serio, barrunta votarle para que obtenga una mayoría suficiente que le permita gobernar sin Vox. El sevillano Juan Espadas, el candidato que Pedro Sánchez ha querido para el PSOE andaluz, es tan soso que mucha gente le llama Cuchillitos. En cuanto al espectáculo de follón y cainismo a su izquierda, es cualquier cosa menos estimulante. Así que no es aventurado suponer que Moreno Bonilla repetirá en el palacio de San Telmo. Con o sin el apoyo de las huestes de Macarena.
No ninguneen a Moreno Bonilla. Lo ha hecho bien. No en el sentido de que haya mejorado el nivel de vida y los servicios sociales de los andaluces, no. Lo ha hecho bien en el sentido emocional, factor importantísimo en unas elecciones, aunque la izquierda no acabe de enterarse. Moreno Bonilla ha logrado dar en San Telmo una imagen de tipo educado y moderado, más próxima a la de Feijóo que a la de Ayuso. Y eso desactiva parte del deseo del electorado de izquierdas de votar en su contra. No se le percibe como un vándalo.
Por lo demás, y esto es importante, Moreno Bonilla ha mantenido buena parte del sistema de “paguillas” heredado de las décadas de Junta de Andalucía socialista. En estos últimos años, muchos andaluces de las clases populares han seguido cobrando unos cuantos euros por cosas como pintar balates o arrancar hierbas de las cunetas. Cosas de las que, recuerden, blasfemaban los neoliberales más bocazas del PP y ese engendro llamado Ciudadanos. Lo que daba mucho susto en los pueblos y barrios de mi comunidad natal.”
Javier Valenzuela
Solo son 40 años
Javier Aroca
2 de junio de 2022 22:45h
Empieza la campaña entre la nostalgia y las encuestas. Han pasado 40 años de las primeras elecciones andaluzas de nuestra historia, ninguno de los candidatos era más que una niña por aquellos tiempos. La suerte ha querido que me cogiera en Triana, en el Bar Casa Cuesta, hoy más refinado. Allí nos dábamos cita en el inicio de campaña y en el atardecer de cada día armados de cubos, cola y alguna escalera, la alegre grey de casi toda la izquierda. Ponían una tapa de huevo duro con bechamel que, como diría mi compañero de aquellas lides, José Luís Ortiz Nuevo, empapaba; algo imprescindible en aquellos años tiesos.
Éramos del PSA, PCE, MCA, PTA; los PSOES ya eran solo uno pero de otro rollo. Pegábamos cada uno para los nuestros pero había una gran solidaridad y complicidad. Como decía Antonio Morente en estas páginas, en aquellos tiempos “todos parecíamos de izquierdas”. No era fácil: el fascismo estaba en la calle, pegaba, no con cola, con cadenas y palos. Nos dábamos el agua y nos ayudábamos. La extrema derecha era un peligro físico y se vivía en la calle
Durante la mayor parte de la historia, los seres humanos hemos vivido en armonía con la naturaleza. Pero hemos roto ese equilibrio. Quemamos combustibles fósiles, nos movemos en transporte contaminante, malgastamos agua como si nos sobrara, producimos cada vez más carne industrial en macrogranjas y arrasamos nuestros mares y océanos.
No estamos respetando los límites del planeta. Tanto es así que hace 50 años la ONU estableció el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente. Pero todos los días deberían ser el Día Mundial del Medio Ambiente, no solo mañana.
En el PSOE están muy molestos por las palabras del obispo de Huelva en el Rocio. Este buen señor, recitó todo el ideario de Vox en su homilía.
En vez de molestarse ahora, revisen de una vez el Concordato, y tómense en serio que este es un Estado laico. Esto no es nuevo porque haya elecciones en Andalucía, porque lleva pasando de forma reiterada desde que nos dimos la democracia, y por hache o por b, los gobiernos cambian, pero ellos mantienen sus privilegios y ayudas.
Poco parece importar la verdad. Se impone hacer ruido. Alguien dice que te has separado, y da igual que lo niegues. Si publican que has muerto, da igual que salgas a desmentirlo, porque hay quien incluso ha asistido a tu entierro. Para eso ha quedado esa parte del periodismo, servil con la voz de su amo, que desprecia la verdad . No quiere que los ciudadanos estén informados, porque trabajan para que mande la opinión publicada, para que acabe convertida en opinión pública.
Respiren su verdad y vayan a votar. No pregunten si les están engañando, solo déjense asesorar por su griterío. El 19J es el día para que sus creyentes cierren los ojos, olviden las cunetas andaluzas, y les hagan caso con la papeleta. Muchos ya hoy carecen de esas tripas que antaño se les revolvían contra lo que hacían sus manos.
Ayuso, en la entrega del XIII Premio Taurino ABC: "El arte que simbolizan los toros es, paradójicamente, el arte de vivir. Saber vivir plenamente es, ante los ojos del mundo, sinónimo de Madrid y de España".
Oiga, y sin despeinarse ni nada
Cada vez parece más difícil que España llegue a ser un país como los demás. Al final, los asesores de Chiquito de Ferrol, van a acabar llevando razón en aquel eslogan de éramos “diferentes”.
Lo digo, porque no es normal que se entienda, que hacer oposición es tirar por tierra a tu país, que es lo que nos está ocurriendo con el asunto de las debilitadas relaciones con Argelia. Que el líder de la oposición se ponga al lado de la actitud radicalizada hasta ayer, de Argelia, en este conflicto, es ahondar en la práctica de la estrategia Montoro “húndase España que ya la pondremos nosotros a flote”. Que además afirme sin rubor, que el gobierno de Sánchez no representa a los españoles, es demostrarnos lo que significa no asumir que este sistema es una democracia. Imperfecta y mejorable, pero democracia.
Es admisible y licito que no se comparta el cambio de postura sobre el Sahara y el acercamiento con Marruecos. A mí tampoco me parece acertado. Pero eso no me hace creerme un experto en asuntos exteriores y en diplomacia para emitir juicios categóricos sin conocer todos los argumentos que deben existir en esa decisión, como pueden escucharse en muchos medios informativos. Periodistas que lo mismo opinan de fútbol, que de criminología, de política, de economía o de igualdad. Son superdotados.
Qué se ha podido medir erróneamente adónde nos podía llevar esa decisión con Argelia, siempre es opinable. Que Argelia reaccione presionando como respuesta es lógico. Que España se apoye en la UE de la que es un miembro, también. Todo es parte del juego de poder en el que quienes menos pintamos somos los ciudadanos de a pie.
Que Argelia de un paso atrás en sus amenazas, debería ser motivo de satisfacción para todos, incluido el PP, si es que piensa en los españoles y no en las urnas exclusivamente. El colmo del vaso rebosante es la gota que ayer puso el expresidente Aznar, el humilde y pacifista, cuando dice que él tuvo pelotas e invadió perejil para defender a España, y que este gobierno se ha bajado los pantalones ante Marruecos. Igual debemos invadir Argelia y garantizarnos así el suministro de gas, o conquistar Marruecos y así el Sahara sería español al igual que Ceuta y Melilla al no existir Marruecos. No sé cómo tras Perejil no siguió con Tánger, Tetuán y hasta el sur.
Mientras en los asuntos de interés general no exista una postura de país, no llegaremos muy lejos. Esa postura cambia, porque la fija un gobierno elegido democráticamente, que puede acertar o errar en sus decisiones, pero eso se le juzga luego en las urnas por los ciudadanos. Pero para asumir eso, antes hay que considerarlo “elegido democráticamente “ que es lo que no tiene asumida la derecha española. Ver al gobierno formada por PSOE y UP les pone los pelos como escarpias, pero es el gobierno que el pueblo a elegido. Lo mismo nos puede ocurrir a la izquierda de Castilla y León viendo el gobierno con PP y Vox, pero es lo que allí han elegido y hay que respetarlo.
Y luego está la derecha mediática. En A3, el señor periodista D. Vicente Vallés, (tan claramente inclinado a las órdenes de la voz de su amo como el resto de la cuadrilla de creadores de opinión, que no de informadores) se despachaba afirmando que Yolanda Díaz en su plataforma, agrupa a la extrema izquierda, y a la vez Vallés considera a Vox como el centro derecha. Escriben la historia como les conviene, no como realmente es.
Lo mismo parece estar haciendo Feijoo, reescribiéndo la realidad de este país. Esta a la espera de ser nombrado hijo adoptivo de Argelia. Igual le ocurría a Don José María, a quien ya nombraron hijo adoptivo de Perejil, y predilecto de Irak. Al periodista citado tal vez le designarán portavoz de Cuelgamuros y él lo considerará una alta distinción.
A veces es bueno recordar que estamos en 2022 y no a mediados del siglo XX; que somos una democracia; y que pertenecemos a la Unión Europea. Tres detalles que veces se nos olvidan.
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