viernes, 24 de abril de 2020

Diario del coronavirus 74

RIZANDO EL RIZO. MENTIR PARA DEMOSTRAR QUE EL OTRO MIENTE
Más de un mes de estado de alarma sanitaria, 40 días de cuarentena, y varias cosas resultan ya obvias. Que se subestimó la amenaza por todos, organismos internacionales de salud incluidos. Que en febrero ya estaba entre nosotros el virus,, procedente de quince orígenes diferentes y no lo vimos, aunque llegó a nuestras consultas disfrazado de gripe estacional rara. Que en está pandemia se da más importancia a la lucha política que a la epidemiologíca. Eso no elimina las responsabilidades de quien las tiene. Pero precisamente eso convierte en absurda, falsa y tramposa la confrontación política que vivimos.
El “y tú más” no por estar acostumbrados a él, deja de ser rastrero en una crisis como esta. Abochorna tanta desvergüenza, cuando la obligación de la clase política es dejar de jugar a buenos y malos. Conocer que el principal partido de la oposición y la ultraderecha, han utilizado un informe australiano que ni es científico ni académico, ni nada que se le parezca, para desacreditar nuestra gestión de la pandemia y calificarla como la peor del mundo, es usar la mentira para practicar el cainismo nacional. Que ese informe aparezca reproducido por muchos medios sin constatar su origen, habla claramente de como la información en este país obedece a la voz de su amo y ella misma se desacredita. Que el foro donde eso ocurre sea en el Parlamento nacional, dice a las claras que poco importa como gestione el gobierno la pandemia, y que lo único importante es el rédito partidista de los fallecidos cada día.
Vivimos en la incertidumbre. La incertidumbre es miedo. Es vivir con temor. Y estas disputas para lucir palmito entre sus filas, ayudan a que crezca esa incertidumbre. Las pandemias fueron parte de la historia del hombre, y siempre estuvieron ahí. No hay ningún gobierno que al intentar hacerles frente, no haya cometido errores. Este no es ninguna excepción. Tampoco lo es que la oposición a esos gobiernos, actúe como hienas que sabe, alimentarse de cadáveres. En situaciones de tensión todo se sobredimensiona, y en ese caldo infecto, las mentiras son letales. No importa que la calle les pida que se guarden las críticas para cuando esto acabe. También alimenta la incertidumbre, que sabemos muy poco.
Tras las pandemias, el miedo se convierte en un arma letal, que se usa para los nacionalismos y los patriotismos de todo tipo, lo que los convierte en cada vez más absurdos. Los que no pueden contra lo global, tienden a encerrarse en sí mismo. Lo repito machaconamente, todos los problemas de hoy son globales, no nacionales, y la respuesta a los mismos ha de ser global. El coronavirus puede estar exigiéndonos valorar la importancia de una federación, no un estado federal, sino una federación de Estados, como mejor fórmula para luchar contra las pandemias. Si un país lo ha hecho bien, mejor actuar junto a él como socio, que ponerlo como ejemplo para criticar lo que tu haces mal.
O somos capaces de caminar en esa senda de la federación de Estados, aunque parezca que esa cuestión no tiene nada que ver con los cuidados de salud, o cuando llegue la próxima pandemia, volverá a cogernos desprevenidos. Sólo una respuesta única es válida contra un problema global.
A por el último viernes de este abril en confinamiento. Buenos días

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