domingo, 29 de diciembre de 2024

Discurso del rey un año más.

Discurso del rey un año más. No lo vi, lo leo hoy.
Difícil de entender, que con un parlamento más propio de un país bananero que de uno de Europa, con una oposición que prefiere los insultos al dialogo y que para ejercerla utiliza las mentiras y la difamación, nos den el discurso anual pidiéndonos serenidad.
La serenidad la da, un funcionamiento judicial que lucha contra la corrupción; un jefe de Estado que, si ha existido en su casa, admite la existencia de la corrupción propia; tener una Constitución que cambia para no estar rancia y desfasada; nos la da un rey preocupado la ultraderecha crezca y porque corramos el riesgo de que los cincuenta años de avances nos lleven a cuarenta de marcha atrás y sin frenos. Eso en su boca si puede dar serenidad.
De la corrupción del emérito no habló, tampoco de su renuncia a la inviolabilidad, que debió dejarlo para otro año, tampoco de los bulos, ni de la Justicia, ni de los jueces, y mucho menos en la violencia de género son problemas de esta España nuestra.
Una afirmación literal “es responsabilidad de todas las instituciones, de todas las Administraciones Públicas, que esa noción del bien común se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o cualquier decisión política”. Lo señala mientras hablaba de la DANA, pero no directamente alude a Mazón (a que la máxima autoridad estuviera desaparecida en los momentos clave ahora se le llama “descoordinación entre administraciones”). Ni un atisbo en responsabilidad de las instituciones al tema de Ayuso y sus residencias públicas. Nos pide serenidad, pero ¿por qué no exige que conozcamos toda la verdad de la gestión de esos asuntos? ¿por qué no exige que se depuren todas las responsabilidades? Igual es que va a usarse la “serenidad” para que no se conozca la verdad.
De sus palabras emana una insoportable equidistancia cuando exige coordinación entre las administraciones, pero se olvida de que el desmantelamiento de la unidad de emergencias no es responsabilidad de todos, ni lo es que no estuviera el capitán en el puesto de mando en medio de la tormenta, como si los responsables fueran el grumete y el farero. ¿Nos trata de idiotas? porque no marcaba esa equidistancia en el procés, ni hablo ni de serenidad, ni de concordia ni de dialogo. Pone de relieve la desgracia sufrida por la DANA, pero cuando dice “que lleguen las ayudas rápidamente”, que es en lo que dice el PP para tapar la negligencia e incompetencia de Mazón, y de paso se muestra cercano y manipula. Sólo le faltó lo de "sólo el pueblo salva al pueblo". Los tiempos, en eso, si están cambiando.
Habla del problema de la vivienda, pero parece que, para la monarquía, el problema es de "falta de oferta", no de especulación y fondos buitre ¿alguien le oyó reclamar vivienda pública? Si quieres tener casa, debes recurrir a tu "mérito y esfuerzo", que es lo mismo que decirte que si no tienes casa es que no te esfuerzas suficiente. También cito la emigración, para decirnos que puede derivar "en tensiones que erosionan la cohesión social", o lo que es lo mismo, cuanto menos emigrantes, más tranquilos estaremos. Ya he comentado que para la monarquía no debe existir la violencia machista porque ni la nombra en su discurso, debe ser un problema menor.
Cada año con este tipo de discursos, deben quedarnos claras algunas cosas: lo bueno que es para España la monarquía; que nuestro rey es magnífico, porque ha sabido aprovechar la DANA para bajar al barro dando ejemplo; que los reyes son muy cariñosos, tanto que hasta se han manchado de barro; que sus hijas son sencillas las princesas, con pantalón vaquero; que los reyes sufren con su pueblo; que solo ellos recogen las quejas que ese pueblo le hace a otros, nunca a ellos; que son los otros los que no se entienden, los que no se coordinan, los que “van a lo suyo”, porque con el pueblo solo está su rey.
En resumen, como cada año, el rey habla y se escucha a sí mismo, convencido de que puede pensar y actuar por encima de la ley que para eso es el rey “yo soy el bueno y estos son los que no escuchan a la ciudadanía”. Todo un ejercicio de oportunismo monárquico que invita a preguntarse si estamos ante un rey en el siglo XXI, o en el siglo XVII.
Debería preguntarse porque solo un 32% de españoles dice que escuchó su discurso. Igual hasta puede ser que una mayoría ha perdido la confianza en que lo que diga la monarquía sirve para algo.
Feliz solsticio

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