Ábalos

Abalos tiene todo el derecho a quedarse, pero aunque a veces cueste, hay que saber irse.

Hoy ha dicho “He decidido hacer caso a los que me quieren y me piden seguir adelante con la defensa de mi reputación hasta las últimas consecuencias”. Posiblemente la mejor defensa es marcharse, porque ahora le caerán encima criticas como “se protege tras la inmunidad parlamentaria” “rebaja a su partido a la altura del PP” o “no entiende la diferencia entre responsabilidad penal y responsabilidad política”.

Nadie le acusa de nada, pero el nombró y dio poder a quien lo engañó y se enriqueció, por lo tanto, suya es la responsabilidad. Es sospechoso de inútil, y culpable por no verlas venir. Creo que Abalos debe irse, porque la cacería va a seguir. Irse pero no porque se lo pida el PP, porque lo de ese partido no merece comentarios, ya que corrupción y cinismo son marcas de la casa (ni ha dimitido Ayuso por su hermano ni por las residencias, ni Aguirre ni Ignacio González, ni Cotino en Valencia, ni el de los trajes, ni Aznar por invitar a la boda de su niña a mafiosos, y siguen sin saber quién es M. Rajoy, o sin aclarar nada de Feijoo y sus amigos con barco) y ahora van de limpios e inmaculados. Lo que no se puede poner en duda es que, se marche o se quede, el PP no va a cesar en sus ataques, aun sabiendo que si Feijóo, está donde está es gracias a que Casado fue depuesto al cuestionarse si “cuando morían 700 personas al día se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000 euros”.

Creo que al dimitir su honorabilidad no se perjudica, al contrario, se refuerza. Habría sido una lección política que este país necesita. Pero aparte de consideraciones éticas, no se puede olvidar que es una torpeza imperdonable rodearse de personajes de esta calaña y esperar que no vaya a pasar nada.

Esperemos acontecimientos