Esta mañana, nos desayunábamos con
una encuesta que daba ventaja de más de
un punto al PSOE sobre el PP en las próximas elecciones europeas, porque el PP baja mucho. Esa es
una forma de verlo, la otra es que el PSOE pierde diez puntos respecto a los últimos
comicios de la UE. Si algún socialista se
siente satisfecho con esta predicción, debería revisar sus neuronas y quizás
llegue a la conclusión de que necesita resetear su cerebro.
Otra lectura de la encuesta es
que hay una subida importante de IU en
esa intención de voto. Igual le diría a sus militantes satisfechos, puesto
que si con la que está cayendo sobre los ciudadanos en la última legislatura de
Zapatero y en los dos años que llevamos de Rajoy, IU no es capaz de pasar de un 15% en intención
de voto, también deberían no estar satisfechos con esa previsión.
Yo sigo convencido,
como otros muchos, de que
en la izquierda hay capacidad de actuar, pero también de que la desafección a
la política de los ciudadanos es cada día mayor, y el dato de
un previsible 54% de abstención es una muestra de que para muchos la política es
parte de un sistema corrupto.
La política nunca ha servido a los pobres, y como cada día más
ciudadanos engrosan el colectivo que sufre carencias básicas, el desapego está garantizado e in
crescendo.
Algunos ven la
solución en la salida del
sistema, pero por mucho que nos apeteciera esa salida, tanto del
monetario como del político,
los países que han intentado salir, hoy son los más perjudicados precisamente
por su aislamiento. Si hoy nos abruma pensar que el
gobierno imponga una ley mordaza, en ese supuesto, la mordaza resulta total,
careceríamos de voz, y nos convertirían en una especie de país en peligro de
extinción.
Una proyección de los datos de la encuesta citada, a un escenario de elecciones generales, con los matices de
circunscripciones que esa proyección de voto implicaría, abre en España tres posibilidades de
alianzas. La primera debe ser descartada por ser su
planteamiento el haraquiri del PSOE, la coalición a la alemana PP-PSOE. La segunda es la alianza PSOE-IU,
la coalición a la andaluza, difícil pero factible. La tercera es la alianza a la extremeña
PP-IU que también sería la inmolación de IU a nivel
estatal.
De darse la segunda, en ningún caso puede verse como resultado de la misma, un gobierno fuerte de izquierdas. Un avance hacia posicionamientos de izquierda estaría asegurado, pero está claro que al no obtener una
mayoría absoluta, se permitiese cambiar las cosas a la velocidad que el PP lo está haciendo en esta legislatura.
Valdría la pena, aunque solo fuese por perder de vista al actual
gobierno, más próximo en algunas políticas al fascismo que al
neoliberalismo, pero muchos
de los planteamientos que se harían carecerían de recursos económicos para
llevarse a cabo, porque si el actual gobierno se excusa en la
herencia recibida del anterior, el próximo recibirá una herencia aún más precaria que la
recibida por el actual.
Volviendo a la
encuesta europea, estas
elecciones tienen mucha importancia, porque cambiar las mayorías en el Parlamento
Europeo, permitiría intentar cambiar la actual política económica de la UE, aunque mientras siga en vigor el modificado artículo 135 de la
Constitución, seguiremos dominados por Alemania, a quien habrá que abonar
primero la deuda que tenemos antes de poder usar los recursos en políticas sociales,
hará que ese cambio en Europa resulte insuficiente.
Mientras IU crece, para el PSOE, el dilema en estos comicios es si se nos
sigue viendo como más de lo mismo, o logramos dar un vuelco interno capaz de
sorprender al electorado, y que permita el paso de la indiferencia actual de
los ciudadanos a lograr su interés por las propuestas.
Retrasar los cambios que la gente espera en la calle, solo aumenta la
indiferencia. Independientemente de los
números, eso es lo que dice esta encuesta.
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