Hoy me han confirmado que, aunque en calidad de observador,
el próximo fin de semana, acudiré a la Conferencia Política del PSOE, mi
partido. Creo que tenemos la oportunidad de hacer lo que se quedo pendiente en
el Congreso de Sevilla: debatir sobre las ideas y realizar las propuestas que necesita
nuestro país para los próximos años. Pero eso sí, con la esperanza de que esas
propuestas e ideas conecten con la ciudadanía y obtengan su respaldo. Ojala lo
consigamos, porque todos y todas, socialistas o no, lo necesitamos para
recuperar un optimismo perdido respecto al futuro de la sociedad española.
Que el PSOE no está en su mejor momento es evidente, pero
eso no le convierte en el PP, por mucho que algunas voces desde la autodenominada
izquierda autentica así lo proclamen, y por mucho que se afanen en denostar
todos los intentos de muchos de acercar orillas dentro de la izquierda.
Pero si mala es esa
cerrazón de algunos de fuera en impedir cualquier acercamiento, igual de
negativas para la unidad de la izquierda resultan actitudes internas en el PSOE
de cierre de filas a ultranza alrededor del Secretario General. Quienes temen a
las voces que no compartimos sus postulados, parecen no ser conscientes del
flaco favor que le hacen a una organización que siempre ha tenido a gala haber
sido abierta y democrática.
Si queremos recuperar el terreno perdido para las próximas elecciones,
los cambios que hay que abordar tanto organizativos como programáticos, son
verdaderos retos que suponen un “darnos la vuelta como a un calcetín”. No es
cuestión de cambiar para ganar, sino de ganar para cambiar el rumbo actual del
país. Por eso quiero asistir, para convencerme de que ese cambio interno es
posible. No sé si podré hablar o no, aunque he realizado enmiendas al documento
marco, pero si no puedo, escucharé.
Espero que de esta Conferencia surjan compromisos de
regeneración ética de la política, de transparencia, de igualdad, de una manera
de gestionar mejor el sistema económico. Pero algo importante sería alcanzar el
compromiso de que de una vez por todas se permita a las bases del partido
expresarse libremente en aspectos como el laicismo, la republica, o elección de
candidatos tanto orgánicos como electorales. Eso me importa más que la fecha de
las primarias.
Sin embargo, hoy leía unos comentarios, que me hacen temer
que la Conferencia corre el riesgo de convertirse en oportunidad perdida. Eran redundantes
sobre la necesidad de abrir el partido a la sociedad, una idea que en los más
de treinta años de democracia, la hemos expuesto en varias ocasiones. Por eso y
por quien los hacía, me hace pensar que realmente este partido ha permanecido años
cerrado y de espaldas a la sociedad, y entre otras muchas causas de esa
situación, esta la actitud de algunos dirigentes enrocados para permanecer, que
han olvidado que generosidad y solidaridad son hermanas.
No sé si es una revolución lo que los socialistas necesitamos,
o nos bastaría con una renovación. En cualquier caso tenemos la oportunidad en
la Conferencia de devolver este partido a los principios del socialismo, y
darnos cuenta que desde la socialdemocracia hemos llegado a los filtreos con el
liberalismo, y así nos ha ido.
El próximo fin de semana, este partido tiene la oportunidad
de recuperar el viejo saludo: salud y republica. Muchos mantenemos la esperanza
de que lo haga.
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