Esta mañana, como cada miércoles alterno, he pasado la consulta
en una pequeña aldea dependiente del centro de salud donde ejerzo la medicina
de familia. En los últimos años nunca
son más de diez los pacientes que atiendo en esa consulta, porque en la aldea ya
solo viven entre diez y catorce personas, dependiendo esa oscilación de si sus hijos
han decidido o no, que el invierno en Albacete es menos crudo para ellos. Es
una población muy envejecida, que como dice uno de ellos sonriendo, acostumbra
a morirse tarde.
Cuando iba a escribir
sobre el debate del estado de la nación, he pensado que erra mejor hacerlo
sobre algo más importante: la gente de ese estado o nación. En esa aldea
hace treinta y tres años, yo he llegado a ver más de cincuenta personas habitándola
de manera permanente, y no he podido evitar una reflexión sobre cómo ha ido
perdiendo población de forma progresiva y acelerada. Es el fenómeno del despoblamiento rural, al que le podemos señalar dos
clases de causas, una directa y otra indirecta.

Lo rural siempre se identificó
exclusivamente con lo agropecuario, aunque una segunda función, no reconocida, siempre
fue la de aportar mano de obra barata y carente de especialización a otros
sectores de la economía, fundamentalmente a la construcción y a la industria.
Ahora
a comienzos del siglo XXI, los recortes también llegan a estos lugares, y
vemos como desaparecen las escuelas rurales en nuestra región, y se cierran los
puntos de atención permanente de urgencias médicas. Es la puntilla que
nunca se pensó que alguien osara dar al medio rural. Estos recortes
justificados por la crisis, vuelven a convertir a los ciudadanos de los pueblos
en ciudadanos de segunda, y a los de pequeñas aldeas como la citada en
ciudadanos de categoría regional, ni tan siquiera preferente.
Hoy la imagen de diez personas
muy mayores esperando a que les tomen la tensión, o les ausculten por una tos
invernal, me ha hecho pensar que los habitantes rurales solo valen cada cuatro
años, ni más ni menos, que el voto que periódicamente hace que en un despacho se
acuerden de su existencia.
Si te prerocupa que alos habitantes rurales sólo nos tengan en cuenta cada cuatro años, ni te cuento la desesperación que te embargará cuando se apruebe la nueva ley de Bases de Régimen Local...
ResponderEliminarUn abrazo desde los Pirineos.
Carmina
He publicado un power de una intervención soibre la ley que citas. Un saludo
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