viernes, 6 de diciembre de 2024

UN PAÍS DE GENIOS SIN LÁMPARA


El mayor enemigo de la democracia es la corrupción. La corrupción hace que la confianza en las instituciones desaparezca y es cuando aparece el populismo y el oportunismo. Es lo que está ocurriendo con eso de que solo el pueblo salva al pueblo. Sentirnos solidarios si, pero eso no debe implicar el descredito de las instituciones.
Esos que tanto defienden la idea del pueblo salvador de si mismo, seguramente no fueron de los que pelearon por traer la democracia a nuestro país, frente a una dictadura que hoy muchos de esos mismos añoran. Si hay políticos impresentables o incompetentes, es porque el pueblo los pone en las instituciones, pero en lugar de culpar a la institución de sus fechorías o mala gestión, lo que debe hacer quien les puso es ponerlos de patitas en la calle también con su voto. Si alguien conoce algún sistema donde la corrupción sea mejor que la democracia, ya está tardando en decirnos donde se encuentra. Señalar al que lo hace mal, debemos hacerlo, pero culpar a toda una institución es la generalización absurda del mantra “todos son iguales”. “Todos los políticos son iguales” y “solo el pueblo salva al pueblo” son dos mantras con el mismo origen, la antidemocracia y la antipolítica.
Pongamos un ejemplo de cómo no es la institución sino quien la gestiona. Pocos de los que creen en ambos mantras, parecen reconocer el desastre administrativo en que vive la comunidad de Madrid, las listas de espera son culpa de la Comunidad, pero mientras muchos alaban la gestión de su presidenta. Sus insultos, descalificaciones e improperios deben ser algo muy constructivo para esos seguidores, que parecen convencidos de que el estado de las autonomías, que fija su adorada Constitución, no existe o deben desconocer que existe, o ignoran o quieren ignorar que el poder está distribuido. Porque ellos, de todo lo malo es culpable el gobierno central, y de todo lo bueno ella, ni siquiera la Comunidad: con cañas y libertad de boquilla, todo arreglado.
Pero que las universidades públicas de esa comunidad sean las peor financiadas del país, que se quiera cargar la educación pública impidiendo que funcione, que lamine los proyectos educativos públicos para ampliar el negocio de la educación privada, debe parecerles algo sin importancia o un problema de la Comunidad. La presidenta no tiene nada que ver.
Todo lleva implícito un mensaje subliminal. No solo buscan que el ciudadano acabe convencido de que es mejor lo privado, sino que detrás de eso lo que están haciendo es que la educación o la sanidad sirvan para la exclusión y segregación social y no para la promoción e inclusión social que es para lo que deben servirnos.
Todo es ideológico y está planificado. No solo afecta al sistema educativo o universitario, o sanitario, sino a todas las consejerías de muchas CCAA con lo que están haciendo con la sanidad, con la asistencia social y con todo.
Detrás de esos dos mantras modernos de ahora, hay uno que siempre ha estado ahí: el negocio es el negocio, y el negocio es nuestro, porque esa es la verdadera esencia de su ideario político, los otros solo los usan porque suenan bien. Pero no se preocupen, sigan votando para que el pueblo tenga que salvar al pueblo, y a ellos porque todos los políticos son iguales menos ellos. No piensen en que se debe votar para mejorar nuestra democracia y hacer eficaces nuestras instituciones. Háganles caso, y solo voten a aquellos que para robarte tu futuro o el de tus hijos, no necesitan atracarte por la calle, porque lo hacen sin mancharse desde su despacho. Y lo de Madrid es solo a modo de ejemplo, porque el mismo objetivo lo aplican Mazón, Mañueco o Miras entre otros. Tienes donde escoger.
Envueltos en la bandera de la patria todos parecen limpios. Y si no, les parece importante quien gobierna su Autonomía, voten a ese estadista gallego que no es presidente porque no quiere. Somos un país de genios.

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