La ultraderecha por un lado, aprovechando la cuyuntura para variar. La izquierda, por el suyo presumiendo de que su información es la mejor y la más de izquierdas. Poco nos pasa para lo que nos merecemos.
¿Alguien se habrá puesto a pensar qué ganamos tirandonos piedras entre nosotros? ¿No es suficiente que ya nos apedreen los medios de manipulación? ¿En serio piensa la izquierda que esto es lo que ahora toca? Atacarse entre unos y otros para ver quién sabía más.
No aprendemos nada. Mejor callados y preguntaros ¿A quien puede interesar que salga justo ahora este asunto? Nada ocurre por casualidad
Las colas de ex altos cargos “socialistas" que se han formado para ladrar en los medios de comunicación afines a derecha y ultraderecha es más larga que la que había hoy para tomar el autobús que había huelga de conductores. Muchos de estos pueden documentar que la transición fue bastante MENOS democrática y ejemplar de lo que hubiera podido ser. Algunos pueden incluso certificarlo.
Somos el país que quiso ser y entre todos no han dejado que aún lo sea.
Pocas veces se ha destripado tanto un asunto y en tan poco tiempo, con tan pocos datos contrastados y con tanto amateurismo político por parte de algunos, como el asunto Errejón. Es llamativo como el trato periodístico ha evidenciado la degeneración morbosa y amarillista en la que navegan algunos medios informativos.
Sobre todo algunos programas televisivos que se han convertido en auténticas pocilgas en los que los todologos hacen lo mismo de políticos, que de psicólogos, abogados, policías, o lo que haga falta en cada momento, según el formato del programa les exija. Algunos, denostando lo que es el periodismo, y provocando pensar que en esa profesión existen personajes que se comportan como verdadera gentuza, que son capaces de afirmar sin contrastar lo que dicen, y sin medir las consecuencias de sus actos. No buscan la verdad, solo se apoyan en el morbo que vende más.
No sé en qué, el circo que se ha montado desde la otra izquierda contra Sumar, puede ayudar al feminismo o a las víctimas. No creo que les ayude en nada. Al parecer, ahora resulta que en todas partes se sabía todo, se ha hecho de todo, y se ha avisado de todo. Todos han dado la voz de alarma, pero ninguno se ha molestado en denunciar, solo en publicarlo en redes. Todos pueden decir la verdad o su verdad, seguro, pero el tufo a vendetta política que desprende el caso, solo perjudica a la izquierda en su conjunto, porque no trasvasa votos dentro de ellas sino que los ahuyenta.
Y por último, si lo del ya ex diputado tiene un diagnóstico clínico, estaremos ante un enfermo del que nadie parece preocupado por su salud, por muy acosador que sea. Que será culpable, pero que resulta inhumano el trato que le están dando, sin entrar en el acoso a sus padres que no son culpables de lo que haga el hijo. Ya está judicializado el asunto, y será juzgado, pero no todo puede valer para quitar al enemigo político de en medio.
Lo que no quiere decir que esto se pueda cerrar en falso, ni mucho menos, y siempre debe imperar aquello de el que la haya hecho que la pague.
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